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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 133

EL REGRESO DE ROMA

 

9. EN MESOPOTAMIA

1481:3  133:9.1 El viaje en caravana a través del desierto no era una experiencia nueva para estos grandes viajeros. Después de ver a su maestro ayudar a cargar sus veinte camellos, y al observar que se ofrecía como voluntario para conducir su propio animal, Ganid exclamó: "Maestro, ¿hay algo que no sepas hacer?" Jesús se limitó a sonreir, diciendo: "Un maestro no deja de tener méritos a los ojos de un alumno aplicado". Y partieron así para la antigua ciudad de Ur.
1481:4  133:9.2 Jesús se interesó mucho por la historia antigua de Ur, lugar donde nació Abraham, y también se quedó fascinado con las ruinas y tradiciones de Susa, de tal manera que Gonod y Ganid prolongaron su estancia en estas regiones tres semanas más, con el fin de darle más tiempo a Jesús para que continuara sus investigaciones, y también para encontrar la mejor ocasión de persuadirlo para que regresara con ellos a la India.
1481:5  133:9.3 Fue en Ur donde Ganid tuvo una larga conversación con Jesús respecto a la diferencia entre el conocimiento, la sabiduría y la verdad. Se quedó encantado con el proverbio del sabio hebreo: "La sabiduría es lo principal; por lo tanto, adquiere sabiduría. Junto a tu búsqueda del conocimiento, adquiere la comprensión. Exalta la sabiduría y ella te hará progresar. Te llevará hasta los honores con tal de que la practiques".

1481:6  133:9.4 Por fin llegó el día de la separación. Todos fueron valientes, especialmente el joven, pero fue una dura prueba. Tenían lágrimas en los ojos, pero valor en el corazón. Al despedirse de su maestro, Ganid le dijo: "Adiós, Maestro, pero no para siempre. Cuando vuelva a Damasco, te buscaré. Te quiero, pues creo que el Padre que está en los cielos debe parecerse algo a ti; al menos sé que tú te pareces mucho a lo que me has contado de él. Recordaré tu enseñanza, pero por encima de todo, nunca te olvidaré". El padre dijo: "Adiós a un gran maestro, a alguien que nos ha hecho mejores y que nos ha ayudado a conocer a Dios". Y Jesús respondió: "Que la paz esté con vosotros, y que la bendición del Padre que está en los cielos permanezca siempre con vosotros". Y Jesús se quedó en la orilla, contemplando cómo la pequeña barca los llevaba hasta el barco anclado. El Maestro se separó así de sus amigos de la India en Charax, para no volver a verlos nunca más en este mundo; ellos tampoco supieron nunca, en este mundo, que el hombre que más tarde apareció como Jesús de Nazaret era este mismo amigo que acababan de dejar: Josué su instructor.
1481:7  133:9.5 En la India, Ganid creció y se volvió un hombre influyente, un digno sucesor de su eminente padre; divulgó por todas partes muchas de las nobles verdades que había aprendido de Jesús, su amado maestro. Más tarde en la vida, cuando Ganid oyó hablar del extraño educador de Palestina que terminó su carrera en una cruz, aunque reconoció la similitud entre el evangelio de este Hijo del Hombre y las enseñanzas de su preceptor judío, nunca se le ocurrió pensar que los dos eran de hecho la misma persona.

1482:1  133:9.6 Así terminó el capítulo de la vida del Hijo del Hombre que podría titularse: La misión de Josué el educador.


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