ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 133 EL REGRESO DE ROMA
1480:6 133:8.1 Antioquía era la capital de la provincia romana de Siria, y el gobernador imperial tenía aquí su residencia. Antioquía tenía medio millón de habitantes; era la tercera ciudad del imperio en importancia y la primera en perversidad y flagrante inmoralidad. Gonod tenía que tratar muchísimos negocios, de manera que Jesús y Ganid estuvieron a solas la mayoría del tiempo. Visitaron todas las cosas de esta ciudad políglota excepto el bosquecillo de Dafne. Gonod y Ganid fueron a visitar este notorio paraje de la indecencia, pero Jesús se negó a acompañarlos. Aquellas escenas no eran tan chocantes para los indios, pero eran repelentes para un hebreo idealista.
1480:7 133:8.2 Jesús se fue poniendo serio y pensativo a medida que se acercaba a Palestina y al final de su viaje. Conversó con poca gente en Antioquía y rara vez se paseó por la ciudad. Después de mucho preguntar por qué su maestro manifestaba tan poco interés por Antioquía, Ganid consiguió finalmente que Jesús dijera: "Esta ciudad no está lejos de Palestina; quizás regrese aquí algún día".1481:1 133:8.2 Ganid tuvo una experiencia muy interesante en Antioquía. Este joven había demostrado ser un alumno capaz y ya había empezado a llevar a la práctica algunas de las enseñanzas de Jesús. Había cierto indio relacionado con los negocios de su padre en Antioquía, que se había vuelto tan desagradable y enfadado que habían pensado en despedirlo. Cuando Ganid se enteró, se dirigió al centro de negocios de su padre y tuvo una larga conversación con su compatriota. Este hombre tenía el sentimiento de que le habían asignado la tarea equivocada. Ganid le habló del Padre que está en los cielos y le amplió de diversas maneras su visión de la religión. Pero de todo lo que dijo Ganid, lo que más le impactó fue la cita de un proverbio hebreo, cuyas palabras de sabiduría decían: "Cualquier cosa que tu mano tenga que hacer, hazla con todas tus fuerzas".
1481:2 133:8.2 Después de preparar su equipaje para la caravana de camellos, descendieron hasta Sidón y desde allí fueron a Damasco; tres días después se prepararon para el largo trayecto a través de las arenas del desierto.