ÍNDICE
previo      continuo
El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 135

JUAN EL BAUTISTA

 

6. JUAN EMPIEZA A PREDICAR

1501:4  135:6.1 A principios del mes de marzo del año 25, Juan rodeó la costa occidental del Mar Muerto y subió por el río Jordán hasta llegar frente a Jericó, al antiguo vado por el que pasaron Josué y los hijos de Israel cuando entraron por primera vez en la tierra prometida. Cruzó al otro lado del río, se instaló cerca de la entrada del vado y empezó a predicar a la gente que atravesaba el río en ambas direcciones. Éste era el cruce más frecuentado de todos los que tenía el Jordán.
1501:5  135:6.2 Todos los que oían a Juan se daban cuenta de que era más que un predicador. La gran mayoría de los que escuchaban a este hombre extraño que había surgido del desierto de Judea, se alejaban con la creencia de que habían oído la voz de un profeta. No es de extrañar que el alma de estos judíos, cansados y esperanzados, se agitara profundamente ante un fenómeno como éste. En toda la historia judía, los piadosos hijos de Abraham nunca habían deseado tanto "el consuelo de Israel" ni esperado más ardientemente "la restauración del reino". En toda la historia judía, el mensaje de Juan "el reino de los cielos está cerca" nunca hubiera podido ejercer un impacto tan profundo y universal como en el momento en que apareció tan misteriosamente en la orilla de este vado meridional del Jordán.
1502:1  135:6.3 Era pastor, como Amós. Estaba vestido como el antiguo Elías; fulminaba con sus amonestaciones y lanzaba sus advertencias con el "espíritu y el poder de Elías". No es sorprendente que este extraño predicador creara una poderosa conmoción en toda Palestina, a medida que los viajeros llevaban por todas partes la noticia de su predicación al borde del Jordán.
1502:2  135:6.4 El trabajo de este predicador nazareno contenía además una característica nueva: bautizaba a cada uno de sus creyentes en el Jordán "para la remisión de los pecados". Aunque el bautismo no era una ceremonia nueva para los judíos, nunca habían visto emplearlo como Juan lo hacía ahora. Durante mucho tiempo, habían tenido la costumbre de bautizar así a los prosélitos gentiles para admitirlos en la comunidad del patio exterior del templo, pero nunca se había pedido a los mismos judíos que se sometieran al bautismo de arrepentimiento. Sólo transcurrieron quince meses entre el momento en que Juan empezó a predicar y a bautizar, y su arresto y encarcelamiento por instigación de Herodes Antipas, pero en este corto período de tiempo bautizó a mucho más de cien mil penitentes.
1502:3  135:6.5 Juan predicó cuatro meses en el vado de Betania, antes de partir hacia el norte remontando el Jordán. Decenas de miles de oyentes, algunos por curiosidad, pero muchos con sinceridad y seriedad, vinieron a escucharlo de todas partes de Judea, Perea y Samaria. Unos cuantos vinieron incluso desde Galilea.
1502:4  135:6.6 En mayo de este año, mientras que aún se demoraba en el vado de Betania, los sacerdotes y los levitas enviaron una delegación para preguntar a Juan si pretendía ser el Mesías, y en virtud de qué autoridad predicaba. Juan respondió a estos interrogadores diciendo: "Id a decir a vuestros jefes que habéis oído 'la voz de aquel que clama en el desierto', como lo expresó el profeta diciendo: `Preparad el camino del Señor, enderezad una senda para nuestro Dios. Todo valle será colmado, toda montaña y toda colina serán allanadas; el terreno accidentado se volverá llano, y los lugares rocosos se convertirán en un valle liso; y todo el género humano verá la salvación de Dios.'"
1502:5  135:6.7 Juan era un predicador heróico, pero carente de tacto. Un día que estaba predicando y bautizando en la orilla occidental del Jordán, un grupo de fariseos y cierto número de saduceos se adelantaron y se presentaron para ser bautizados. Antes de conducirlos hasta el agua, Juan se dirigió a ellos como grupo diciendo: "¿Quién os ha avisado para que huyáis de la ira venidera, como las víboras ante el fuego? Yo os bautizaré, pero os advierto que tenéis que producir los frutos dignos de un arrepentimiento sincero, si queréis recibir la remisión de vuestros pecados. No me digáis que Abraham es vuestro padre. Os declaro que de estas doce piedras que están ante vosotros, Dios es capaz de hacer surgir unos hijos dignos de Abraham. El hacha ya está puesta en las raíces mismas de los árboles. Todo árbol que no dé buen fruto está destinado a ser cortado y echado al fuego." (Las doce piedras a las que se refería eran las famosas piedras conmemorativas erigidas por Josué para recordar el paso de las "doce tribus" por este mismo vado cuando entraron por primera vez en la tierra prometida.)
1502:6  135:6.8 Juan daba clases a sus discípulos, en el transcurso de las cuales los instruía sobre los detalles de su nueva vida y procuraba responder a sus numerosas preguntas. Aconsejaba a los educadores que enseñaran el espíritu así como la letra de la ley. Ordenaba a los ricos que alimentaran a los pobres. A los recaudadores de impuestos les decía: "No percibáis más de lo que os han asignado." A los soldados les decía: "No ejerzáis la violencia y no exijáis nada injustamente —contentaos con vuestro salario." Y a todo el mundo aconsejaba: "Preparaos para el final de la era —el reino de los cielos está cerca."

 

previo      continuo