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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 138

LA FORMACIÓN DE Los MENSAJEROS DEL REINO

 

7. UNA NUEVA DESILUSIÓN

1543:4  138:7.1 Jesús había proyectado una tranquila campaña misionera de cinco meses de trabajo personal. No había dicho a los apóstoles cuánto tiempo iba a durar; trabajaban de semana en semana. Al principio de este primer día de la semana, precísamente cuando estaba a punto de anunciar este plan a sus doce apóstoles, Simón Pedro, Santiago Zebedeo y Judas Iscariote vinieron para hablarle en privado. Llevando aparte a Jesús, Pedro se atrevió a decir: "Maestro, venimos a petición de nuestros compañeros para preguntar si no es ya el momento adecuado para entrar en el reino. ¿Vas a proclamar el reino en Cafarnaum o nos trasladaremos a Jerusalén? Y cuándo sabremos, cada uno de nosotros, los puestos que vamos a ocupar contigo en el establecimiento del reino..." Y Pedro hubiera continuado haciendo otras preguntas, pero Jesús levantó una mano amonestadora y lo interrumpió. Haciendo señas a los otros apóstoles, que se hallaban cerca, para que se unieran a ellos, Jesús les dijo: "Hijos míos, ¡cuánto tiempo seré indulgente con vosotros! ¿No os he aclarado que mi reino no es de este mundo? Os he dicho muchas veces que no he venido para sentarme en el trono de David; entonces, ¿cómo es que me preguntáis cuál es el lugar que ocupará cada uno de vosotros en el reino del Padre? ¿No podéis percibir que os he llamado como embajadores de un reino espiritual? ¿No comprendéis que pronto, muy pronto, vais a representarme en el mundo y en la proclamación del reino, como yo represento ahora a mi Padre que está en los cielos? ¿Es posible que os haya elegido e instruido como mensajeros del reino, y que sin embargo no comprendáis la naturaleza y la trascendencia de este reino venidero de supremacía divina en el corazón de los hombres? Amigos míos, escuchadme una vez más. Desterrad de vuestra mente la idea de que mi reino es un gobierno de poder o un reinado de gloria. En verdad, todos los poderes en el cielo y en la tierra pronto serán puestos entre mis manos, pero no es voluntad del Padre que utilicemos esta dotación divina para glorificarnos durante esta era. En otra era, os sentaréis verdaderamente conmigo en poder y en gloria, pero ahora es nuestro deber someternos a la voluntad del Padre, y obedecer humildemente saliendo a ejecutar su mandato en la tierra."
1544:1  138:7.2 Una vez más, sus compañeros se quedaron horrorizados, atónitos. Jesús los envió de dos en dos para orar, pidiéndoles que regresaran a verlo al mediodía. En esta mañana decisiva, cada uno de ellos trató de encontrar a Dios, y cada uno se esforzó por animar y fortalecer al otro; luego volvieron para ver a Jesús tal como éste les había ordenado.
1544:2  138:7.3 Jesús les contó entonces la venida de Juan, el bautismo en el Jordán, la fiesta nupcial de Caná, la reciente elección de los seis y la separación de sus propios hermanos carnales. Les advirtió que el enemigo del reino trataría también de separarlos. Después de esta conversación breve pero seria, todos los apóstoles se levantaron, bajo la dirección de Pedro, para declarar su devoción imperecedera a su Maestro y prometer su lealtad inconmovible al reino, según palabras de Tomás, "a ese reino por venir, sea lo que sea, y aunque no lo comprenda por completo." Todos creían en Jesús sinceramente, aunque no comprendieran plenamente su enseñanza.
1544:3  138:7.4 Jesús les preguntó entonces cuánto dinero tenían entre todos; también se interesó por las medidas qué habían tomado para mantener a sus familias. Cuando se vio que apenas tenían fondos suficientes para mantenerse durante dos semanas, Jesús dijo: "No es la voluntad de mi Padre que empecemos a trabajar en estas condiciones. Nos quedaremos aquí dos semanas junto al mar para pescar o hacer cualquier cosa que encontremos; mientras tanto, bajo la dirección de Andrés, el primer apóstol elegido, os organizaréis de tal manera que podáis disponer de todo lo necesario para vuestro futuro trabajo, tanto en el ministerio personal actual, como cuando os ordene posteriormente predicar el evangelio e instruir a los creyentes." Todos se alegraron mucho con estas palabras; ésta era la primera indicación clara y positiva que tenían de que Jesús proyectaba emprender en el futuro unos esfuerzos públicos más dinámicos y pretenciosos.
1544:4  138:7.5 Los apóstoles pasaron el resto del día perfeccionando su organización y preparando las barcas y las redes para salir a pescar al día siguiente, pues todos habían decidido que se dedicarían a la pesca; la mayoría de ellos habían sido pescadores, y el mismo Jesús era un barquero y un pescador experto. Muchas de las barcas que utilizaron en los pocos años siguientes habían sido construidas por Jesús con sus propias manos. Y eran unas barcas buenas y dignas de confianza.
1544:5  138:7.6 Jesús les encargó que se consagraran a la pesca durante dos semanas, añadiendo: "Y luego partiréis para convertiros en pescadores de hombres." Pescaron en tres grupos, y Jesús salía cada noche con un grupo diferente. ¡Cuánto disfrutaban todos con la compañía de Jesús! Era un buen pescador, un compañero alegre y un amigo inspirador; cuanto más trabajaban con él, más lo amaban. Mateo dijo un día: "Cuanto más se comprende a alguna gente, menos se les admira; pero con este hombre, cuanto menos lo comprendo, más lo amo."
1545:1  138:7.7 Este plan de pescar dos semanas y de salir otras dos semanas para hacer un trabajo personal a favor del reino, lo ejecutaron durante más de cinco meses hasta el final de este año 26, hasta después de que finalizaran las persecuciones especialmente dirigidas contra los discípulos de Juan, después del arresto de éste.

 

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