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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 138

LA FORMACIÓN DE Los MENSAJEROS DEL REINO

 

8. EL PRIMER TRABAJO DE Los DOCE

1545:2  138:8.1 Después de vender las capturas de la pesca de dos semanas, Judas Iscariote, que había sido elegido como tesorero de los doce, dividió los fondos apostólicos en seis partes iguales, una vez deducidos los fondos para el cuidado de las familias que dependían de los apóstoles. Luego, hacia mediados de agosto del año 26, se marcharon de dos en dos a las campañas de trabajo asignadas por Andrés. Las dos primeras semanas Jesús salió con Andrés y Pedro, las dos segundas con Santiago y Juan, y así sucesivamente con las otras parejas en el orden en que habían sido escogidos. De esta manera pudo salir al menos una vez con cada pareja, antes de reunirlos para empezar su ministerio público.
1545:3  138:8.2 Jesús les enseñó a predicar el perdón de los pecados mediante la fe en Dios, sin penitencias ni sacrificios, y que el Padre que está en los cielos ama a todos sus hijos con el mismo amor eterno. Ordenó a sus apóstoles que se abstuvieran de discutir sobre:

1545:4  138:8.3 1. El trabajo y el encarcelamiento de Juan el Bautista.
1545:5  138:8.4 2. La voz que se escuchó en su bautismo. Jesús dijo: "Sólo aquellos que oyeron la voz pueden referirse a ella. Proclamad solamente las cosas que me habéis oído decir; no habléis por rumores."
1545:6  138:8.5 3. La transformación del agua en vino, en Caná. Jesús les encomendó seriamente: "No le contéis a nadie lo del agua y el vino."

1545:7  138:8.6 Pasaron momentos maravillosos a lo largo de estos cinco o seis meses, durante los cuales trabajaron como pescadores cada dos semanas alternativas, ganando así el dinero suficiente como para mantenerse en campaña las dos semanas siguientes de trabajo misionero para el reino.
1545:8  138:8.7 La gente corriente se maravillaba con las enseñanzas y el ministerio de Jesús y sus apóstoles. Los rabinos habían enseñado durante mucho tiempo a los judíos que los ignorantes no podían ser ni piadosos ni justos. Pero los apóstoles de Jesús eran piadosos y justos, y sin embargo ignoraban alegremente una gran parte de la erudición de los rabinos y de la sabiduría del mundo.

1545:9  138:8.8 Jesús explicó claramente a sus apóstoles la diferencia entre el arrepentimiento mediante las supuestas buenas obras, como enseñaban los judíos, y el cambio mental por la fe —el nuevo nacimiento— que él exigía como precio de admisión en el reino. Enseñó a sus apóstoles que la fe era el único requisito para entrar en el reino del Padre. Juan les había enseñado el "arrepentimiento —a huir de la ira venidera." Jesús enseñaba que "la fe es la puerta abierta para entrar en el amor presente, perfecto y eterno de Dios." Jesús no hablaba como un profeta, como alguien que viene a proclamar la palabra de Dios. Parecía hablar de sí mismo como alguien que tiene autoridad. Jesús trataba de desviar sus mentes de la búsqueda de milagros hacia el descubrimiento de una experiencia auténtica y personal en la satisfacción y la seguridad de que el espíritu de amor y de gracia salvadora de Dios residía en ellos.
1545:10  138:8.9 Los discípulos aprendieron muy pronto que el Maestro tenía un profundo respeto y una consideración compasiva por cada ser humano con quien se encontraba, y estaban enormemente impresionados por esta consideración uniforme e invariable que concedía de manera permanente a toda clase de hombres, mujeres y niños. Se detenía a la mitad de un profundo discurso para salir a la carretera y decirle unas palabras de aliento a una mujer que pasaba cargada con el peso de su cuerpo y de su alma. Interrumpía una importante conferencia con sus apóstoles para fraternizar con un niño inoportuno. Nada parecía nunca tan importante para Jesús como el ser humano individual que se encontraba por casualidad en su presencia inmediata. Era maestro e instructor, pero era aún más —era también un amigo y un vecino, un compa ero comprensivo.

1546:1  138:8.10 Aunque la enseñanza pública de Jesús consistía principalmente en parábolas y en discursos breves, instruía invariablemente a sus apóstoles mediante preguntas y respuestas. Durante sus discursos públicos posteriores, siempre se interrumpía para responder a las preguntas sinceras.
1546:2  138:8.11 Al principio los apóstoles se escandalizaron por la manera en que Jesús trataba a las mujeres, pero pronto se acostumbraron; les explicó muy claramente que, en el reino, había que conceder a las mujeres los mismos derechos que a los hombres.

 

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