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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 138

LA FORMACIÓN DE Los MENSAJEROS DEL REINO

 

9. CINCO MESES DE PRUEBA

1546:3  138:9.1 Este período un poco monótono en el que se alternaba la pesca con el trabajo personal resultó ser una experiencia agotadora para los doce apóstoles, pero soportaron la prueba. A pesar de todas sus quejas, dudas y descontentos pasajeros, permanecieron fieles a su promesa de devoción y de lealtad al Maestro. Su asociación personal con Jesús durante estos meses de prueba les hizo quererlo tanto, que todos (salvo Judas Iscariote) permanecieran leales y fieles a su persona incluso en las horas sombrías del juicio y la crucifixión. Unos hombres auténticos sencillamente no podían abandonar de verdad a un educador venerado que había vivido tan cerca de ellos y que tanto se había consagrado a ellos como lo hizo Jesús. Durante las horas sombrías de la muerte del Maestro, toda razón, todo juicio y toda lógica se anularon en el corazón de estos apóstoles, para dar paso a una sola emoción humana extraordinaria —el sentimiento supremo de amistad y de fidelidad. Estos cinco meses de trabajo con Jesús indujeron a estos apóstoles, a cada uno de ellos, a considerarlo como el mejor amigo que tenían en el mundo. Fue este sentimiento humano, y no sus enseñanzas grandiosas o sus actos maravillosos, lo que los mantuvo unidos hasta después de la resurrección y de la reanudación de la proclamación del evangelio del reino.
1546:4  138:9.2 Estos meses de trabajo apacible no solamente fueron una gran prueba para los apóstoles, a la cual sobrevivieron, sino que esta temporada de inactividad pública fue una gran prueba para la familia de Jesús. Hacia la época en que Jesús estuvo preparado para empezar su obra pública, toda su familia (excepto Rut) prácticamente lo había abandonado. Sólo trataron de ponerse en contacto con él en pocas ocasiones posteriores, y fue para persuadirlo de que regresara con ellos al hogar, pues casi habían llegado a creer que estaba fuera de sí. Eran sencillamente incapaces de sondear su filosofía o de captar su enseñanza; todo esto era demasiado para los de su propia carne y sangre.

1546:5  138:9.3 Los apóstoles continuaron su trabajo personal en Cafarnaum, Betsaida-Julias, Corazín, Gérasa, Hipos, Magdala, Caná, Belén de Galilea, Jotapata, Ramá, Safed, Giscala, Gadara y Abila. Además de estas ciudades, trabajaron en muchos pueblos así como en el campo. Hacia el final de este período, los doce habían elaborado unos planes bastante satisfactorios para cuidar de sus familias respectivas. La mayoría de los apóstoles estaban casados, y algunos tenían varios hijos, pero habían tomado tales medidas para el sostén de sus hogares que, con un poco de ayuda de los fondos apostólicos, podían consagrar todas sus energías a la obra del Maestro, sin tener que preocuparse por el bienestar financiero de sus familias.

 

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