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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 141

EL COMIENZO DE LA OBRA PÚBLICA

 

7. EN BETANIA MÁS ALLÁ DEL JORDÁN

1593:2  141:7.1 El 26 de febrero, Jesús, sus apóstoles y un grupo numeroso de discípulos viajaron siguiendo el Jordán hasta el vado cerca de Betania en Perea, el lugar donde Juan había proclamado por primera vez el reino venidero. Jesús permaneció allí con sus apóstoles, enseñando y predicando durante cuatro semanas, antes de partir para subir a Jerusalén.
1593:3  141:7.2 Durante la segunda semana de su estancia en Betania más alla del Jordán, Jesús se llevó a Pedro, Santiago y Juan para descansar tres días en las colinas situadas al otro lado del río, al sur de Jericó. El Maestro enseñó a estos tres hombres muchas verdades nuevas y avanzadas sobre el reino de los cielos. Dichas enseñanzas las hemos reorganizado y clasificado de la manera siguiente a efectos de este relato:

1593:4  141:7.3 Jesús procuró dejar muy claro que deseaba que sus discípulos, una vez que hubieran probado las buenas realidades espirituales del reino, vivieran de tal manera en el mundo que cuando los hombres vieran sus vidas se volvieran conscientes del reino, y se sintieran así inducidos a preguntar a los creyentes sobre los caminos del reino. Todos estos buscadores sinceros de la verdad se alegran siempre de escuchar la buena nueva del don de la fe que asegura la admisión en el reino, con sus realidades espirituales eternas y divinas.
1593:5  141:7.4 El Maestro intentó imprimir en el ánimo de todos los educadores del evangelio del reino que lo único que tenían que hacer era revelar al hombre particular que Dios es su Padre —llevar a ese hombre a hacerse consciente de su filiación; y luego, presentar este mismo hombre a Dios como su hijo por la fe. Estas dos revelaciones esenciales se cumplían en Jesús. Él se convirtió, efectivamente, en "el camino, la verdad y la vida". Toda la religión de Jesús estaba basada en la manera de vivir su vida de donación en la tierra. Cuando Jesús desapareció de este mundo, no dejó detrás de él ni libros, ni leyes, ni otras formas de organización humana que afectaran la vida religiosa del individuo.
1593:6  141:7.5 Jesús indicó francamente que había venido para establecer unas relaciones personales y eternas con los hombres, que siempre tendrían prioridad sobre todas las demás relaciones humanas. Y recalcó que esta hermandad espiritual íntima debía extenderse a todos los hombres de todas las épocas y de todas las condiciones sociales, en todos los pueblos. La única recompensa que ofrecía a sus hijos era: en este mundo, la alegría espiritual y la comunión divina; y en el mundo siguiente, la vida eterna en el desarrollo de las realidades espirituales divinas del Padre del Paraíso.
1593:7  141:7.6 Jesús hizo mucho hincapié en lo que él llamaba las dos verdades de primera importancia en las enseñanzas del reino, que son las siguientes: conseguir la salvación por medio de la fe, y de la fe solamente, asociada con la enseñanza revolucionaria de conseguir la libertad humana mediante el reconocimiento sincero de la verdad. "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres." Jesús era la verdad manifestada en la carne, y prometió enviar su Espíritu de la Verdad al corazón de todos sus hijos, después de regresar al Padre que está en los cielos.
1594:1  141:7.7 El Maestro enseñaba a estos apóstoles los elementos esenciales de la verdad para toda una era de la tierra. A menudo escuchaban sus enseñanzas, aunque lo que decía estaba destinado en realidad a inspirar y edificar a otros mundos. Dio ejemplo de un plan de vida nuevo y original. Desde el punto de vista humano era en verdad un judío, pero vivió su vida para todo el planeta como un mortal del mundo.
1594:2  141:7.8 Para estar seguro de que su Padre sería reconocido durante el desarrollo del plan del reino, Jesús explicó que había ignorado adrede a los "grandes de la tierra." Empezó su trabajo con los pobres, la clase que precísamente había sido tan desdeñada por la mayoría de las religiones evolutivas de las épocas anteriores. No despreciaba a ninguna persona; su plan era mundial, e incluso universal. Fue tan audaz y enérgico en estas declaraciones, que incluso Pedro, Santiago y Juan estuvieron tentados de creer que quizás había perdido el juicio.
1594:3  141:7.9 Intentó impartir suavemente a estos apóstoles la verdad de que había venido a esta misión donadora, no para dar un ejemplo a algunas criaturas de la tierra, sino para establecer y demostrar un modelo de vida humana para todos los pueblos de todos los mundos en todo su universo. Este modelo de vida se acercaba a la perfección más alta, incluso a la bondad final del Padre Universal. Pero los apóstoles no podían comprender el significado de sus palabras.
1594:4  141:7.10 Declaró que había venido para ejercer como instructor, un instructor enviado del cielo para presentar la verdad espiritual a la mente material. Y esto es exactamente lo que hizo. Era un instructor, no un predicador. Desde el punto de vista humano, Pedro era un predicador mucho más eficaz que Jesús. Si la predicación de Jesús era tan eficaz, se debía más a su personalidad excepcional que a una irresistible atracción oratoria o emocional. Jesús hablaba directamente al alma de los hombres. Instruía el espíritu del hombre, pero a través de la mente. Vivía con los hombres.
1594:5  141:7.11 Fue en esta ocasión cuando Jesús insinuó a Pedro, Santiago y Juan que su trabajo en la tierra estaba limitado en algunos aspectos por encargo de su "asociado de arriba", refiriéndose a las instrucciones recibidas de su hermano paradisiaco Manuel antes de la donación. Les dijo que había venido para hacer la voluntad de su Padre, y únicamente la voluntad de su Padre. Como estaba motivado así por una sola intención sincera, no se preocupaba ansiosamente por el mal en el mundo.
1594:6  141:7.12 Los apóstoles empezaban a reconocer la amistad sin afectación de Jesús. Aunque era fácil acercarse al Maestro, siempre vivía independientemente de todos los seres humanos, y por encima de ellos. Nunca estuvo dominado ni un solo momento por una influencia puramente humana, o sujeto al frágil juicio humano. No prestaba ninguna atención a la opinión pública y no se dejaba influir por los elogios. Rara vez se interrumpió para corregir malentendidos o para ofenderse por una tergiversación. Nunca le pidió consejo a nadie; nunca solicitó oraciones.
1594:7  141:7.13 Santiago estaba asombrado por la manera en que Jesús parecía ver el fin desde el principio. El Maestro rara vez parecía sorprenderse. Nunca estaba excitado, enojado o desconcertado. Nunca pidió disculpas a nadie. A veces estaba triste, pero nunca desanimado.
1594:8  141:7.14 Juan percibió más claramente que, a pesar de todos sus atributos divinos, después de todo Jesús era humano. Jesús vivía como un hombre entre los hombres, y los comprendía, los amaba y sabía cómo dirigirlos. En su vida personal era tan humano, y sin embargo tan irreprochable. Y siempre era desinteresado.
1595:1  141:7.15 Aunque Pedro, Santiago y Juan no pudieron comprender gran cosa de lo que Jesús dijo en esta ocasión, sus palabras bondadosas se grabaron en sus corazones, y después de la crucifixión y la resurrección, surgieron abundantemente para enriquecer y alegrar su ministerio posterior. No es de extrañar que estos apóstoles no comprendieran plenamente las palabras del Maestro, porque estaba delineando ante ellos el plan de una nueva era.

 


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