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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 141

EL COMIENZO DE LA OBRA PÚBLICA

 

6. LA ÚLTIMA SEMANA EN AMATUS

1592:3  141:6.1 Hacia el final de la última semana en Amatus, Simón Celotes llevó ante Jesús a un tal Tejerma, un persa que hacía negocios en Damasco. Tejerma había oído hablar de Jesús y había venido a Cafarnaum para verlo. Al enterarse de que Jesús se había ido con sus apóstoles bajando por el Jordán hacia Jerusalén, partió en su búsqueda. Andrés había presentado Tejerma a Simón para que lo instruyera. Simón consideraba al persa como un "adorador del fuego", aunque Tejerma se esmeró en explicarle que el fuego sólo era el símbolo visible del Único Puro y Santo. Después de hablar con Jesús, el persa manifestó su intención de permanecer varios días para oír la enseñanza y escuchar la predicación.
1592:4  141:6.2 Cuando Simón Celotes y Jesús se quedaron solos, Simón le preguntó al Maestro: "¿Por qué no he podido persuadirlo? ¿Por qué se ha resistido tanto conmigo y te ha escuchado tan rápidamente?" Jesús respondió: "Simón, Simón, ¿cuántas veces te he enseñado que dejes de esforzarte por extraer algo del corazón de los que buscan la salvación? ¿Cuántas veces te he dicho que trabajes solamente para introducir algo dentro de esas almas hambrientas? Conduce a los hombres hasta el reino, y las grandes verdades vivientes del reino pronto expulsarán todo error grave. Cuando hayas dado a conocer al hombre mortal la buena nueva de que Dios es su Padre, podrás persuadirlo más fácilmente de que es en realidad un hijo de Dios. Una vez hecho esto, habrás llevado la luz de la salvación a un ser que está en las tinieblas. Simón, cuando el Hijo del Hombre vino a ti por primera vez, ¿llegó acusando a Moisés y a los profetas para proclamar una manera de vivir nueva y mejor? No. No he venido para eliminar lo que poseéis de vuestros antepasados, sino para mostraros la visión completa de lo que vuestro padres sólo vieron en parte. Así pues Simón, ve a enseñar y a predicar el reino, y cuando tengas a un hombre a salvo y seguro en el reino, entonces será momento, si se acerca a ti con sus preguntas, de impartirle una enseñanza relacionada con el avance progresivo del alma dentro del reino divino."
1592:5  141:6.3 Simón se quedó asombrado con estas palabras, pero hizo lo que Jesús le había enseñado, y Tejerma el persa fue contado entre los que entraron en el reino.

1592:6  141:6.4 Aquella noche, Jesús dio un discurso a los apóstoles sobre la nueva vida en el reino. Dijo en parte: "Cuando entráis en el reino, nacéis de nuevo. No podéis enseñar las cosas profundas del espíritu a los que sólo han nacido de la carne; primero cuidad de que los hombres nazcan de espíritu, antes de intentar instruirlos en los caminos avanzados del espíritu. No empecéis a mostrar a los hombres las bellezas del templo hasta que hayan entrado primero dentro del templo. Presentad los hombres a Dios, como hijos de Dios, antes de discurrir sobre las doctrinas de la paternidad de Dios y de la filiación de los hombres. No disputéis con los hombres —sed siempre pacientes. El reino no es vuestro, sólo sois sus embajadores. Salid simplemente a proclamar: He aquí el reino de los cielos —Dios es vuestro Padre y vosotros sois sus hijos, y si creéis de todo corazón, esta buena nueva es vuestra salvación eterna."
1593:1  141:6.5 Los apóstoles hicieron grandes progresos durante la estancia en Amatus. Pero se sintieron muy decepcionados de que Jesús no les diera ninguna sugerencia sobre las relaciones con los discípulos de Juan. Incluso en la importante cuestión del bautismo, Jesús se limitó a decir: "En verdad, Juan ha bautizado con agua, pero cuando entréis en el reino de los cielos, seréis bautizados con el Espíritu."

 


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