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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 143

LA TRAVESÍA DE SAMARIA

 

2. LA LECCIÓN SOBRE EL DOMINIO DE SÍ MISMO

1609:2  143:2.1 El Maestro era un ejemplo perfeccionado de un hombre dueño de sí mismo. Cuando fue injuriado, no injurió; cuando sufrió, no profirió ninguna amenaza contra sus torturadores; cuando fue acusado por sus enemigos, simplemente se encomendó al juicio justo del Padre que está en los cielos.

1609:3  143:2.2 En una de las conferencias nocturnas, Andrés le preguntó a Jesús: "Maestro, ¿debemos practicar la abnegación como Juan nos ha enseñado, o debemos procurar adquirir el autocontrol que tú enseñas? ¿En qué se diferencia tu enseñanza de la de Juan?" Jesús respondió: "En verdad, Juan os ha enseñado el camino de la rectitud de acuerdo con las luces y las leyes de sus antepasados; era la religión del examen de conciencia y de la abnegación. Pero yo vengo con un nuevo mensaje de olvido de sí mismo y de dominio de sí mismo. Os muestro el camino de la vida tal como mi Padre que está en los cielos me lo ha revelado.
1609:4  143:2.3 "En verdad, en verdad os digo que aquel que se gobierna a sí mismo es más grande que el que conquista una ciudad. El dominio de sí mismo es la medida de la naturaleza moral de un hombre, y el indicador de su desarrollo espiritual. En el antiguo orden practicábais el ayuno y la oración. Como criaturas nuevas renacidas del espíritu, se os enseña a creer y a regocijaros. En el reino del Padre, debeis convertiros en criaturas nuevas; las cosas viejas deben desaparecer; observad que os muestro cómo todas las cosas deben renovarse. Por medio de vuestro amor recíproco vais a convencer al mundo de que habéis pasado de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida eterna.
1609:5  143:2.4 "En el antiguo camino, intentáis suprimir, obedecer y conformaros a unas reglas de vida; en el nuevo camino, primero sois transformados por el Espíritu de la Verdad y, por ello, fortalecidos en vuestra alma interior mediante la constante renovación espiritual de vuestra mente; así estáis dotados con el poder de ejecutar, con certeza y alegría, la voluntad misericordiosa, aceptable y perfecta de Dios. No lo olvidéis —vuestra fe personal en las promesas extremadamente grandes y preciosas de Dios es la que os garantiza que os convertiréis en partícipes de la naturaleza divina. Así, mediante vuestra fe y la transformación del espíritu, os convertís en realidad en los templos de Dios, y su espíritu vive efectivamente dentro de vosotros. Así pues, si el espíritu reside dentro de vosotros, ya no sois unos esclavos ligados a la carne, sino unos hijos del espíritu, independientes y liberados. La nueva ley del espíritu os dota de la libertad del dominio de sí mismo, reemplazando la antigua ley del miedo, basada en la autoesclavitud y en el yugo de la abnegación.
1609:6  143:2.5 "Muchas veces, cuando habéis hecho el mal, habéis pensado en imputar vuestros actos a la influencia del demonio, cuando en realidad simplemente os habéis descarriado a causa de vuestras propias tendencias naturales. ¿No os ha dicho el profeta Jeremías hace mucho tiempo que el corazón humano es más engañoso que nada, e incluso a veces desesperadamente perverso? ¡Qué fácil es engañaros a vosotros mismos y caer así en unos temores tontos, en deseos de todo tipo, placeres esclavizantes, malicia, envidia e incluso en un odio vengativo!
1610:1  143:2.6 "La salvación se obtiene por la regeneración del espíritu y no por las acciones presuntuosas de la carne. Estáis justificados por la fe y sois aceptados por la gracia, no por el temor y la abnegación de la carne, aunque los hijos del Padre, que han nacido del espíritu, son siempre y para siempre dueños de su yo y de todo lo que se refiere a los deseos de la carne. Cuando sabéis que es la fe la que os salva, tenéis una verdadera paz con Dios. Y todos los que siguen el camino de esta paz celestial están destinados a ser santificados en el servicio eterno de los hijos, en constante progreso, del Dios eterno. En lo sucesivo, ya no es un deber, sino que es más bien vuestro elevado privilegio el purificaros de todos los males de la mente y del cuerpo, mientras buscáis la perfección en el amor de Dios.
1610:2  143:2.7 "Vuestra filiación está fundada en la fe, y debéis permanecer impasibles ante el miedo. Vuestra alegría nace de la confianza en la palabra divina, y por consiguiente, no pondréis en duda la realidad del amor y de la misericordia del Padre. La bondad misma de Dios es la que conduce a los hombres a un arrepentimiento sincero y auténtico. Vuestro secreto para dominar el yo está ligado a vuestra fe en el espíritu interno, que siempre actúa por amor. Incluso esta fe salvadora no la tenéis por vosotros mismos; es también un regalo de Dios. Si sois los hijos de esta fe viviente, ya no sois los esclavos del yo, sino más bien los dueños triunfantes de vosotros mismos, los hijos liberados de Dios.
1610:3  143:2.8 "Así pues, hijos míos, si habéis nacido del espíritu, estáis liberados para siempre de la esclavitud consciente de una vida de abnegación y de vigilancia contínua de los deseos de la carne, y sois trasladados al alegre reino del espíritu, en el que manifestáis espontáneamente los frutos del espíritu en vuestra vida diaria. Los frutos del espíritu son la esencia del tipo más alto de autocontrol agradable y ennoblecedor, e incluso lo máximo que un mortal terrestre puede alcanzar —el verdadero dominio de sí mismo."

 

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