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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 143

LA TRAVESÍA DE SAMARIA

 

3. LA DIVERSIÓN Y EL ESPARCIMIENTO

1610:4  143:3.1 Por esta época se desarrolló un estado de gran tensión nerviosa y emocional entre los apóstoles y sus discípulos asociados inmediatos. Aún no se habían acostumbrado a convivir y a trabajar juntos. Cada vez tenían más dificultades para mantener unas relaciones armoniosas con los discípulos de Juan. El contacto con los gentiles y los samaritanos era una gran prueba para estos judíos. Y además de todo esto, las recientes declaraciones de Jesús habían aumentado la alteración de su estado mental. Andrés estaba casi fuera de sí; ya no sabía qué hacer, y por eso acudió al Maestro con sus problemas y perplejidades. Cuando Jesús terminó de escuchar el relato de las dificultades de su jefe apostólico, dijo: "Andrés, no puedes disuadir a los hombres de sus confusiones cuando llegan a un grado semejante de complicación, y cuando tantas personas con fuertes sentimientos están implicadas. No puedo hacer lo que me pides —no deseo participar en esas dificultades sociales personales— pero me uniré a vosotros para disfrutar de un período de tres días de descanso y esparcimiento. Dirígete a tus hermanos y anúnciales que todos vais a subir conmigo al Monte Sartaba, donde deseo descansar un día o dos.
1610:5  143:3.2 "Ahora deberías dirigirte a cada uno de tus once hermanos y decirles en privado: `El Maestro desea que pasemos a solas con él un período de descanso y esparcimiento. Puesto que todos hemos experimentado recientemente mucha inquietud espiritual y tensión mental, sugiero que durante estas vacaciones no mencionemos para nada nuestras pruebas y dificultades. ¿Puedo contar contigo para que cooperes conmigo en este asunto?' Contacta así con cada uno de tus hermanos de manera privada y personal." Y Andrés hizo lo que el Maestro le había ordenado.

1611:1  143:3.3 Éste fue un acontecimiento maravilloso en la experiencia de cada uno de ellos; jamás olvidaron el día que subieron a la montaña. A lo largo de todo el trayecto apenas dijeron una sola palabra de sus dificultades. Al llegar a la cima de la montaña, Jesús los sentó a su alrededor mientras les decía: "Hermanos míos, todos debéis aprender el valor del descanso y la eficacia del esparcimiento. Debéis comprender que el mejor método para resolver algunos problemas embrollados consiste en alejarse de ellos durante algún tiempo. Luego, cuando volveis renovados por el descanso o la adoración, sois capaces de atacar vuestras dificultades con una cabeza más despejada y una mano más firme, sin mencionar un corazón más resuelto. Además, muchas veces encontraréis que el tamaño y las proporciones de vuestro problema ha disminuido mientras descansábais vuestra mente y vuestro cuerpo."
1611:2  143:3.4 Al día siguiente, Jesús asignó un tema de discusión a cada uno de los doce. Consagraron todo el día a los recuerdos y a hablar de asuntos no relacionados con su trabajo religioso. Se quedaron anonadados durante unos momentos cuando Jesús incluso descuidó dar las gracias —verbalmente— al romper el pan para su almuerzo del mediodía. Era la primera vez que lo veían omitir esta formalidad.
1611:3  143:3.5 Cuando subieron a la montaña, la cabeza de Andrés estaba llena de problemas. El corazón de Juan estaba excesivamente perplejo. El alma de Santiago estaba dolorosamente perturbada. Mateo tenía mucha necesidad de fondos debido a la estancia del grupo entre los gentiles. Pedro estaba fatigado y había estado recientemente más temperamental que de costumbre. Judas sufría uno de sus ataques periódicos de susceptibilidad y egoísmo. Simón estaba excepcionalmente trastornado debido a sus esfuerzos por conciliar su patriotismo con el amor de la fraternidad de los hombres. Felipe estaba cada vez más confundido por la manera en que se desarrollaban los acontecimientos. El humor de Natanael había disminuido desde que habían entrado en contacto con las poblaciones gentiles, y Tomás se encontraba en medio de un grave período de depresión. Sólo los gemelos estaban en un estado normal y sin inquietudes. Todos se sentían extremadamente confusos en cuanto a la manera de llevarse pacíficamente con los discípulos de Juan.
1611:4  143:3.6 Al tercer día, cuando empezaron a bajar de la montaña para regresar a su campamento, un gran cambio se había producido en ellos. Habían hecho el importante descubrimiento de que muchas perplejidades humanas no existen en realidad, de que muchas dificultades angustiosas son creadas por un miedo exagerado y producidas por un recelo desmedido. Habían aprendido que la mejor manera de tratar todas las confusiones de este tipo era alejarse de ellas; al irse, habían dejado que estos problemas se resolvieran por sí mismos.
1611:5  143:3.7 El regreso de este descanso marcó el principio de un período de relaciones considerablemente mejores con los seguidores de Juan. Una gran parte de los doce cedió realmente a la hilaridad cuando notaron el cambio del estado mental de cada uno y observaron la ausencia de irritabilidad nerviosa que disfrutaban como consecuencia de sus tres días de vacaciones, alejados de los deberes rutinarios de la vida. Siempre existe el peligro de que la monotonía de los contactos humanos multiplique considerablemente las perplejidades y aumente las dificultades.

1611:6  143:3.8 Pocos gentiles de las dos ciudades griegas de Arquelais y Fasaelis creyeron en el evangelio, pero los doce apóstoles adquirieron una valiosa experiencia con este extenso trabajo, el primero que realizaban con unas poblaciones compuestas exclusivamente de gentiles. Un lunes por la mañana hacia mediados de mes, Jesús le dijo a Andrés: "Entremos en Samaria." Y se pusieron en camino inmediatamente hacia la ciudad de Sicar, cerca del pozo de Jacob.

 

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