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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 146

LA PRIMERA GIRA DE PREDICACIÓN EN GALILEA

 

2. EN JOTAPATA

1638:1  146:2.1 Aunque la gente común y corriente de Jotapata escuchó con gusto a Jesús y sus apóstoles, y muchas personas aceptaron el evangelio del reino, lo más sobresaliente de esta misión en Jotapata fue el discurso de Jesús a los veinticuatro durante la segunda noche de su estancia en esta pequeña ciudad. Natanael tenía ideas confusas sobre las enseñanzas del Maestro respecto a la oración, la acción de gracias y la adoración. En respuesta a su pregunta, Jesús habló muy extensamente para explicar mejor su enseñanza. Este discurso se puede presentar, resumido en lenguaje moderno, como haciendo hincapié en los puntos siguientes:

1638:2  146:2.2 1. Cuando el corazón del hombre alberga una consideración consciente y persistente por la iniquidad, se va destruyendo gradualmente la conexión que el alma humana ha establecido, mediante la oración, con los circuitos espirituales de comunicación entre el hombre y su Hacedor. Naturalmente, Dios escucha la súplica de su hijo, pero cuando el corazón humano alberga los conceptos de la iniquidad de manera deliberada y permanente, la comunión personal entre el hijo terrenal y su Padre celestial se pierde gradualmente.

1638:3  146:2.3 2. Una oración que es incompatible con las leyes de Dios conocidas y establecidas, es una abominación para las Deidades del Paraíso. Si el hombre no quiere escuchar a los Dioses que hablan a su creación mediante las leyes del espíritu, de la mente y de la materia, un acto así de desprecio deliberado y consciente por parte de la criatura impide que las personalidades espirituales presten atención a las súplicas personales de esos mortales anárquicos y desobedientes. Jesús citó a sus apóstoles las palabras del profeta Zacarías: "Pero se negaron a escuchar, se volvieron de espaldas y se taparon los oídos para no oír. Sí, endurecieron su corazón como una piedra, para no tener que oír mi ley ni las palabras que yo les enviaba por medio de mi espíritu a través de los profetas; por eso, los resultados de sus malos pensamientos recaen como una gran ira sobre sus cabezas culpables. Y sucedió que gritaron para recibir misericordia, pero ningún oído estaba abierto para escucharlos." Jesús citó a continuación el proverbio del sabio que decía: "Si alguien desvía su oído para no escuchar la ley divina, incluso su oración será una abominación."

1638:4  146:2.4 3. Al abrir el terminal humano del canal de comunicación entre Dios y el hombre, los mortales ponen inmediatamente a su disposición la corriente constante del ministerio divino para con las criaturas de los mundos. Cuando el hombre escucha hablar al espíritu de Dios dentro de su corazón humano, en esa experiencia se encuentra inherente el hecho de que Dios escucha simultáneamente la oración de ese hombre. El perdón de los pecados también funciona de esta misma manera infalible. El Padre que está en los cielos os ha perdonado incluso antes de que hayáis pensado en pedírselo, pero dicho perdón no está disponible en vuestra experiencia religiosa personal hasta el momento en que perdonáis a vuestros semejantes. El perdón de Dios no está condicionado, de hecho, por vuestro perdón a vuestros semejantes, pero como experiencia está sometido exactamente a esta condición. Este hecho de la sincronización entre el perdón divino y el perdón humano estaba reconocido e incluído en la oración que Jesús enseñó a los apóstoles.

1638:5  146:2.5 4. Existe una ley fundamental de justicia en el universo que la misericordia no tiene poder para burlar. Las glorias desinteresadas del Paraíso no pueden ser recibidas por una criatura totalmente egoísta de los reinos del tiempo y del espacio. Ni siquiera el amor infinito de Dios puede imponer la salvación de la supervivencia eterna a una criatura mortal que no escoge sobrevivir. La misericordia dispone de una gran libertad de donación, pero después de todo, hay mandatos de la justicia que ni siquiera el amor combinado con la misericordia pueden revocar eficazmente. Jesús citó de nuevo las escrituras hebreas: "He llamado y habéis rehusado escuchar; he tendido mi mano, pero nadie ha prestado atención. Habéis despreciado todos mis consejos, y habéis rechazado mi desaprobación; debido a esta actitud rebelde, es inevitable que cuando me invoquéis no recibáis respuesta. Como habéis rechazado el camino de la vida, podéis buscarme con diligencia en vuestros momentos de sufrimiento, pero no me encontraréis."

1639:1  146:2.6 5. Los que quieran recibir misericordia, deberán mostrar misericordia; no juzguéis, para no ser juzgados. Con el espíritu con que juzguéis a los demás también seréis juzgados. La misericordia no anula totalmente la justicia universal. Al final será cierto que: "Cualquiera que cierra sus oídos al lamento del pobre, también pedirá ayuda algún día, y nadie lo escuchará." La sinceridad de cualquier oración es la garantía de que será escuchada; la sabiduría espiritual y la compatibilidad universal de cualquier petición determinan el momento, la manera y el grado de la respuesta. Un padre sabio no responde literalmente a las oraciones tontas de sus hijos ignorantes e inexpertos, aunque dichos hijos puedan obtener mucho placer y una satisfacción real para su alma efectuando ese tipo de peticiones absurdas.

1639:2  146:2.7 6. Cuando estéis totalmente consagrados a hacer la voluntad del Padre que está en los cielos, todas vuestras súplicas serán contestadas, porque vuestras oraciones estarán plenamente de acuerdo con la voluntad del Padre, y la voluntad del Padre se manifiesta constantemente en todo su inmenso universo. Aquello que un verdadero hijo desea y el Padre infinito lo quiere, EXISTE. Una oración así no puede permanecer sin respuesta, y es posible que ningún otro tipo de petición pueda ser contestada plenamente.

1639:3  146:2.8 7. El grito del justo es el acto de fe del hijo de Dios que abre la puerta del almacén de bondad, de verdad y de misericordia del Padre; estos dones preciados han estado esperando mucho tiempo que el hijo se acerque y se los apropie personalmente. La oración no cambia la actitud divina hacia el hombre, pero sí cambia la actitud del hombre hacia el Padre invariable. Es el móvil de la oración lo que le da el derecho de acceso al oído divino, y no el estado social, económico o religioso exterior de aquel que ora.

1639:4  146:2.9 8. La oración no se puede emplear para evitar las demoras del tiempo ni para trascender los obstáculos del espacio. La oración no es una técnica diseñada para engrandecer el yo ni para conseguir una ventaja injusta sobre los semejantes. Un alma totalmente egoísta es incapaz de orar en el verdadero sentido de la palabra. Jesús dijo: "Que vuestra delicia suprema esté en el carácter de Dios, y él os concederá con seguridad los sinceros deseos de vuestro corazón." "Encomendad vuestro camino al Señor; confiad en él, y él actuará." "Porque el Señor escucha el lamento del indigente y atenderá la oración del desamparado."

1639:5  146:2.10 9. "Yo he salido del Padre; por lo tanto, si alguna vez tenéis dudas sobre lo que debéis pedirle al Padre, pedidlo en mi nombre, y yo presentaré vuestra petición de acuerdo con vuestras necesidades y deseos reales y en conformidad con la voluntad de mi Padre." Guardaos contra el grave peligro de volveros egocéntricos en vuestras oraciones. Evitad orar mucho por vosotros mismos; orad más por el progreso espiritual de vuestros hermanos. Evitad la oraciones materialistas; orad en espíritu y por la abundancia de los dones del espíritu.

1639:6  146:2.11 10. Cuando oréis por los enfermos y los afligidos, no esperéis que vuestras súplicas reemplacen los cuidados afectuosos e inteligentes que necesitan esos afligidos. Orad por el bienestar de vuestras familias, amigos y compañeros, pero orad especialmente por aquellos que os maldicen, y efectuad súplicas afectuosas por aquellos que os persiguen. "En cuanto al momento en que debéis orar, no os lo indicaré. Sólo el espíritu que reside en vosotros puede incitaros a manifestar las peticiones que expresen vuestra relación interior con el Padre de los espíritus."

1640:1  146:2.12 11. Mucha gente sólo recurre a la oración cuando tiene dificultades. Una práctica así es irreflexiva y descaminada. Es verdad que hacéis bien en orar cuando estáis agobiados, pero también deberíais acordaros de hablar con vuestro Padre como un hijo, incluso cuando todo va bien para vuestra alma. Que vuestras súplicas reales sean siempre en secreto. No permitáis que los hombres escuchen vuestras oraciones personales. Las oraciones de acción de gracias son apropiadas para los grupos de adoradores, pero la oración del alma es un asunto personal. Sólo existe una forma de oración que es apropiada para todos los hijos de Dios, y es: "Sin embargo, que se haga tu voluntad."

1640:2  146:2.13 12. Todos los que creen en este evangelio deberían orar sinceramente por la expansión del reino de los cielos. De todas las oraciones de las Escrituras hebreas, Jesús hizo un comentario muy favorable sobre esta súplica del salmista: "Crea en mí un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Purifícame de los pecados secretos y preserva a tu servidor de las transgresiones presuntuosas." Jesús hizo un extenso comentario sobre la relación entre la oración y el lenguaje descuidado y ofensivo, citando el pasaje: "Oh Señor, pon un vigilante delante de mi boca, y guarda la puerta de mis labios." Jesús dijo: "La lengua humana es un órgano que muy pocos hombres saben domar; pero el espíritu interior puede transformar este miembro indómito en una suave voz de tolerancia y en un ministro inspirador de misericordia."

1640:3  146:2.14 13. Jesús enseñó que la oración para recibir la guía divina en el sendero de la vida terrestre seguía en importancia a la súplica para conocer la voluntad del Padre. Esto significa, en realidad, orar para obtener la sabiduría divina. Jesús no enseñó nunca que pudieran obtenerse conocimientos humanos y habilidades especiales por medio de la oración. Pero sí enseñó que la oración es un factor en la ampliación de nuestra capacidad para recibir la presencia del espíritu divino. Cuando Jesús enseñó a sus asociados que oraran en espíritu y en verdad, explicó que se refería a que oraran con sinceridad y de acuerdo con las luces que poseía cada cual, a que oraran de todo corazón y con inteligencia, seriedad y constancia.

1640:4  146:2.15 14. Jesús previno a sus discípulos contra la idea de que sus oraciones serían más eficaces utilizando repeticiones adornadas, una fraseología elocuente, el ayuno, la penitencia o los sacrificios. Pero sí exhortó a sus creyentes a que emplearan la oración como un medio de elevarse a la verdadera adoración a través de la acción de gracias. Jesús deploraba que se encontrara tan poco espíritu de acción de gracias en las oraciones y el culto de sus seguidores. En esta ocasión citó las Escrituras, diciendo: "Es bueno dar gracias al Señor y cantar alabanzas al nombre del Altísimo, reconocer su misericordia cada mañana y su fidelidad cada noche, porque Dios me ha hecho feliz con su obra. Daré gracias por todas las cosas en conformidad con la voluntad de Dios."

1640:5  146:2.16 15. Jesús dijo a continuación: "No os preocupéis constantemente por vuestras necesidades ordinarias. No sintáis aprensión por los problemas de vuestra existencia terrestre; en todas estas cosas, mediante la oración y la súplica, con un espíritu sincero de acción de gracias, exponed vuestras necesidades ante vuestro Padre que está en los cielos." Luego citó de las Escrituras: "Alabaré el nombre de Dios con un cántico y lo ensalzaré con mi acción de gracias. Esto agradará más al Señor que el sacrificio de un buey o de un becerro con cuernos y pezuñas."

1641:1  146:2.17 16. Jesús enseñó a sus seguidores que, después de haber hecho sus oraciones al Padre, deberían permanecer algún tiempo en un estado de receptividad silenciosa para proporcionar al espíritu interior las mejores posibilidades de hablarle al alma atenta. El espíritu del Padre le habla mejor al hombre cuando la mente humana se encuentra en una actitud de verdadera adoración. Adoramos a Dios con la ayuda del espíritu interior del Padre y mediante la iluminación de la mente humana a través del ministerio de la verdad. Jesús enseñó que la adoración hace al adorador cada vez más semejante al ser que adora. La adoración es una experiencia transformadora por medio de la cual el finito se acerca gradualmente a la presencia del Infinito, y finalmente la alcanza.

1641:2  146:2.18 Jesús contó a sus apóstoles otras muchas verdades sobre la comunión del hombre con Dios, pero pocos de ellos pudieron abarcar plenamente su enseñanza.

 


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