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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 147

EL PARÉNTESIS DE LA VISITA A JERUSALÉN

 

8. LA FIESTA DE LA BONDAD ESPIRITUAL

1656:2  147:8.1 Aquella noche, mucho después de que los oyentes habituales se hubieran retirado, Jesús continuó enseñando a sus apóstoles. Empezó esta lección especial citando al profeta Isaías:

1656:3  147:8.2 "`¿Por qué habéis ayunado? ¿Por qué razón afligís vuestras almas mientras que continuáis encontrando placer en la opresión y deleitándoos con la injusticia? He aquí que ayunáis por amor a la contienda y a la disputa, y para golpear con el puño de la maldad. Pero ayunando de esta manera no haréis oír vuestras voces en el cielo.
1656:4  147:8.3 "`¿Es éste el ayuno que he elegido —un día para que el hombre aflija su alma? ¿Es para que incline la cabeza como un junco, para que se arrastre vestido de penitente? ¿Os atreveréis a decir que esto es un ayuno y un día aceptable a los ojos del Señor? ¿No es éste el ayuno que yo escogería: desatar las cadenas de la maldad, deshacer los nudos de las cargas pesadas, dejar libres a los oprimidos y romper todos los yugos? ¿No es compartir mi pan con el hambriento y traer a mi casa a los pobres sin hogar? Y cuando vea a los que están desnudos, los vestiré.
1656:5  147:8.4 "`Entonces vuestra luz brotará como la mañana y vuestra salud crecerá con rapidez. Vuestra rectitud os precederá, mientras que la gloria del Señor será vuestra retaguardia. Entonces invocaréis al Señor y él os responderá; gritaréis con fuerza y él dirá: Aquí estoy. Hará todo esto si dejáis de oprimir, de condenar y de mostrar vanidad. El Padre desea más bien que extendáis vuestro corazón a los hambrientos y que ayudéis a las almas afligidas; entonces vuestra luz brillará en las tinieblas, e incluso vuestra obscuridad será como el mediodía. Entonces el Señor os guiará contínuamente, satisfaciendo vuestra alma y renovando vuestra fortaleza. Os volveréis como un jardín regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan. Los que hacen estas cosas restablecerán las glorias perdidas; levantarán los cimientos de muchas generaciones; serán llamados los reconstructores de los muros rotos, los restauradores de los caminos seguros por los que se puede transitar'".

1656:6  147:8.5 Luego, hasta muy entrada la noche, Jesús expuso a sus apóstoles la verdad de que era su fe la que les daba seguridad en el reino del presente y del futuro, y no la aflicción de su alma ni el ayuno del cuerpo. Exhortó a los apóstoles a que vivieran al menos a la altura de las ideas del profeta de antaño, y expresó la esperanza de que progresarían mucho, incluso más allá de los ideales de Isaías y de los antiguos profetas. Las últimas palabras que pronunció aquella noche fueron: "Creced en la gracia por medio de esa fe viviente que capta el hecho de que sois hijos de Dios, y al mismo tiempo reconoce a cada hombre como un hermano."
1656:7  147:8.6 Eran más de las dos de la mañana cuando Jesús dejó de hablar, y cada cual se retiró a descansar.


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