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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 148

LA PREPARACIÓN DE Los EVANGELISTAS EN BETSAIDA

 

4. EL MAL, EL PECADO Y LA INIQUIDAD

1659:8  148:4.1 En un rincón aislado y protegido del jardín de Zebedeo, Jesús tenía la costumbre de mantener conversaciones particulares, dos noches por semana, con las personas que deseaban hablar con él. En una de estas conversaciones vespertinas en privado, Tomás le hizo al Maestro la siguiente pregunta: "¿Por qué es necesario que los hombres nazcan del espíritu para entrar en el reino? ¿Es necesario el renacimiento para evitar el control del maligno? Maestro, ¿qué es el mal?" Después de escuchar estas preguntas, Jesús le dijo a Tomás:

1660:1  148:4.2 "No cometas el error de confundir el mal con el maligno, llamado con más exactitud el inícuo. Aquel que llamas el maligno es el hijo del amor de sí mismo, el alto administrador que se rebeló deliberadamente contra el gobierno de mi Padre y de sus Hijos leales. Pero ya he vencido a estos rebeldes pecaminosos. Clarifica en tu mente estas actitudes diferentes hacia el Padre y su universo. No olvides nunca estas leyes que regulan las relaciones con la voluntad del Padre:
1660:2  148:4.3 "El mal es la transgresión inconsciente o involuntaria de la ley divina, de la voluntad del Padre. El mal es igualmente la medida de la imperfección con que se obedece a la voluntad del Padre.
1660:3  148:4.4 "El pecado es la transgresión consciente, conocida y deliberada de la ley divina, de la voluntad del Padre. El pecado es la medida de la aversión a dejarse conducir divinamente y dirigir espiritualmente.
1660:4  148:4.5 "La iniquidad es la transgresión premeditada, determinada y persistente de la ley divina, de la voluntad del Padre. La iniquidad es la medida del rechazo contínuo del plan amoroso del Padre para la supervivencia de la personalidad, y del ministerio misericordioso de salvación de los Hijos.
1660:5  148:4.6 "Antes de renacer del espíritu, el hombre mortal está sujeto a las malas tendencias inherentes a su naturaleza, pero estas imperfecciones naturales de conducta no son ni el pecado ni la iniquidad. El hombre mortal acaba de empezar su larga ascensión hacia la perfección del Padre en el Paraíso. Ser imperfecto o parcial por dotación natural no es un pecado. Es verdad que el hombre está sometido al mal, pero no es en ningún sentido el hijo del maligno, a menos que haya escogido a sabiendas y deliberadamente los caminos del pecado y una vida de iniquidad. El mal es inherente al orden natural de este mundo, pero el pecado es una actitud de rebelión consciente que fue traída a este mundo por aquellos que cayeron desde la luz espiritual hasta las densas tinieblas.
1660:6  148:4.7 "Tomás, estás confundido por las doctrinas de los griegos y los errores de los persas. No comprendes las relaciones entre el mal y el pecado porque consideras que la humanidad empezó en la tierra con un Adán perfecto, y fue degenerando rápidamente, a través del pecado, hasta el deplorable estado actual del hombre. Pero, ¿por qué te niegas a comprender el significado del relato que revela cómo Caín, el hijo de Adán, fue a la tierra de Nod y allí consiguió una esposa? ¿Por qué te niegas a interpretar el significado del relato que describe cómo los hijos de Dios encontraron esposas entre las hijas de los hombres?
1660:7  148:4.8 "Es verdad que los hombres son malos por naturaleza, pero no necesariamente pecadores. El nuevo nacimiento —el bautismo del espíritu— es esencial para liberarse del mal y necesario para entrar en el reino de los cielos, pero nada de esto disminuye el hecho de que el hombre es un hijo de Dios. Esta presencia inherente del mal potencial tampoco significa que el hombre esté separado, de alguna manera misteriosa, del Padre que está en los cielos, de tal forma que, como si fuera un extraño, un extranjero o un hijastro, tiene que intentar de alguna manera que el Padre lo adopte legalmente. Todas estas ideas han nacido, en primer lugar, de vuestra mala comprensión del Padre, y en segundo lugar, de vuestra ignorancia sobre el origen, la naturaleza y el destino del hombre.
1660:8  148:4.9 "Los griegos y otros os han enseñado que el hombre va descendiendo contínuamente desde la perfección divina hacia el olvido o la destrucción; yo he venido para mostrar que el hombre, gracias a su entrada en el reino, asciende de manera cierta y segura hacia Dios y la perfección divina. Cualquier ser que, de alguna manera, no alcanza los ideales divinos y espirituales de la voluntad del Padre eterno, es potencialmente malo, pero ese ser no es en ningún sentido un pecador, y mucho menos inícuo.
1661:1  148:4.10 "Tomás, ¿no has leído acerca de esto en las Escrituras, donde está escrito: `Vosotros sois los hijos del Señor vuestro Dios.' `Yo seré su Padre y él será mi hijo.' `Lo he escogido para que sea mi hijo —yo seré su Padre.' `Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los confines de la tierra, e incluso a todos los que son llamados por mi nombre, porque los he creado para gloria mía.' `Sois los hijos del Dios viviente.' `Los que tienen el espíritu de Dios son en verdad los hijos de Dios'? De la misma manera que el hijo terrestre posee un fragmento material de su padre humano, existe un fragmento espiritual del Padre celestial en cada hijo del reino por la fe."

1661:2  148:4.11 Jesús dijo todo esto y mucho más a Tomás, y el apóstol comprendió una gran parte de ello; sin embargo, Jesús le recomendó: "no hables con los demás sobre estas cuestiones hasta después de que yo haya regresado al Padre." Y Tomás no mencionó esta entrevista hasta después de que el Maestro hubo partido de este mundo.

 

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