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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 149

LA SEGUNDA GIRA DE PREDICACIÓN

 

1. LA EXTENSA FAMA DE JESÚS

1668:5  149:1.1 En la época en que se levantó el campamento de Betsaida, la fama de Jesús, en particular como sanador, se había propagado por todas las regiones de Palestina y a través de toda Siria y los países limítrofes. Después de partir de Betsaida, los enfermos siguieron llegando durante semanas, y como no encontraban al Maestro, al enterarse por David dónde estaba, salían en su búsqueda. Durante esta gira, Jesús no realizó deliberadamente ningún supuesto milagro de curación. Sin embargo, docenas de afligidos recuperaron la salud y la felicidad como resultado del poder reconstructor de la intensa fe que los impulsaba a buscar la curación.
1669:1  149:1.2 Aproximadamente por la época de esta misión, empezó a producirse una serie peculiar e inexplicable de fenómenos de curación que continuaron durante el resto de la vida de Jesús en la tierra. En el transcurso de esta gira de tres meses, más de cien hombres, mujeres y niños de Judea, Idumea, Galilea, Siria, Tiro y Sidón, y del otro lado del Jordán, se beneficiaron de esta curación inconsciente por parte de Jesús y, al regresar a sus casas, contribuyeron a aumentar la fama del Maestro. Y lo hicieron a pesar de que Jesús, cada vez que observaba uno de estos casos de curación espontánea, encargaba directamente al beneficiario que "no se lo contara a nadie."

1669:2  149:1.3 Nunca se nos ha revelado qué es lo que sucedía exactamente en estos casos de curación espontánea o inconsciente. El Maestro nunca explicó a sus apóstoles cómo se efectuaban estas curaciones, salvo que en diversas ocasiones se limitó a decir: "Percibo que una energía ha salido de mí." En una ocasión que fue tocado por un niño enfermo, comentó: "Percibo que la vida ha salido de mí."
1669:3  149:1.4 En ausencia de una explicación directa del Maestro sobre la naturaleza de estos casos de curación espontánea, sería una presunción por nuestra parte intentar explicar cómo se efectuaban, pero se nos ha permitido indicar nuestra opinión sobre todos estos fenómenos de curación. Creemos que muchos de estos milagros aparentes de curación, que se produjeron en el transcurso del ministerio terrestre de Jesús, fueron el resultado de la coexistencia de las tres siguientes influencias poderosas, potentes y asociadas:

1669:4  149:1.5 1. La presencia de una fe sólida, dominante y viviente en el corazón del ser humano que buscaba con insistencia la curación, junto con el hecho de que deseaba esta curación por sus beneficios espirituales, más bien que por un restablecimiento puramente físico.
1669:5  149:1.6 2. La existencia, concomitante con esta fe humana, de la gran simpatía y compasión del Hijo Creador de Dios, encarnado y dominado por la misericordia, que poseía realmente en su persona unos poderes y unas prerrogativas creativos de curación casi ilimitados e independientes del tiempo.
1669:6  149:1.7 3. Al mismo tiempo que la fe de la criatura y la vida del Creador, también hay que señalar que este Dios-hombre era la expresión personificada de la voluntad del Padre. Si en el contacto entre la necesidad humana y el poder divino capaz de satisfacerla, el Padre no deseaba lo contrario, los dos se convertían en uno, y la curación se producía sin que el Jesús humano fuera consciente de ello, pero era inmediatamente reconocida por su naturaleza divina. Así pues, la explicación de muchos de estos casos de curación se encuentra en una gran ley que conocemos desde hace mucho tiempo, a saber: Aquello que el Hijo Creador desea y el Padre eterno lo quiere, EXISTE.

1669:7  149:1.8 Tenemos pues la opinión de que, ante la presencia personal de Jesús, ciertas formas de profunda fe humana forzaban, literal y realmente, la manifestación de la curación por medio de ciertas fuerzas y personalidades creativas del universo que en ese momento estaban tan íntimamente asociadas con el Hijo del Hombre. Por lo tanto, es un hecho registrado que Jesús permitía con frecuencia que los hombres se curaran a sí mismos, en su presencia, gracias a su poderosa fe personal.
1670:1  149:1.9 Otras muchas personas buscaban la curación por motivos totalmente egoístas. Una rica viuda de Tiro vino con su séquito buscando la curación de sus numerosas enfermedades; a medida que seguía a Jesús por toda Galilea, continuó ofreciéndole cada vez más dinero, como si el poder de Dios fuera algo que se pudiera vender al mejor postor. Pero ella nunca llegó a interesarse por el evangelio del reino; sólo buscaba la curación de sus dolencias físicas.

 


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