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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 149

LA SEGUNDA GIRA DE PREDICACIÓN

 

2. LA ACTITUD DE LA GENTE

1670:2  149:2.1 Jesús comprendía la mente de los hombres. Conocía el contenido del corazón del hombre, y si sus enseñanzas hubieran sido legadas tal como él las presentó, sin más comentario que la interpretación inspiradora proporcionada por su vida terrestre, todas las naciones y todas las religiones del mundo hubieran abrazado rápidamente el evangelio del reino. Los esfuerzos bien intencionados de los primeros seguidores de Jesús por reformular sus enseñanzas a fin de hacerlas más aceptables para ciertas naciones, razas y religiones, sólo tuvieron el resultado de que dichas enseñanzas fueran menos aceptables por todas las demás naciones, razas y religiones.
1670:3  149:2.2 En sus esfuerzos por atraer la atención favorable de ciertos grupos de su época hacia las enseñanzas de Jesús, el apóstol Pablo escribió muchas cartas de instrucciones y recomendaciones. Otros instructores del evangelio de Jesús hicieron lo mismo, pero ninguno de ellos pensó que algunos de estos escritos serían reunidos posteriormente por aquellos que los presentarían como un compendio de las enseñanzas de Jesús. Así pues, aunque el llamado cristianismo contiene más elementos del evangelio del Maestro que ninguna otra religión, también contiene muchas cosas que Jesús no enseñó. Además de la incorporación, en el cristianismo primitivo, de muchas enseñanzas de los misterios persas y de muchos elementos de la filosofía griega, se cometieron dos grandes errores:

1670:4  149:2.3 1. El esfuerzo por conectar directamente la enseñanza del evangelio con la teología judía, tal como lo ilustran las doctrinas cristianas de la expiación —la enseñanza de que Jesús era el Hijo sacrificado que satisfaría la justicia inflexible del Padre y aplacaría la ira divina. Estas enseñanzas tuvieron su origen en el esfuerzo loable por hacer más aceptable el evangelio del reino para los judíos incrédulos. Aunque estos esfuerzos fracasaron en lo referente a atraer a los judíos, no dejaron de confundir y de apartar a muchas almas sinceras de todas las generaciones posteriores.
1670:5  149:2.4 2. El segundo gran disparate de los primeros seguidores del Maestro, un error que todas las generaciones posteriores han insistido en perpetuar, fue el de organizar tan completamente la doctrina cristiana alrededor de la persona de Jesús. Este énfasis excesivo que se ha dado a la personalidad de Jesús, dentro de la teología del cristianismo, ha contribuído a oscurecer sus enseñanzas. Todo esto ha hecho que los judíos, los mahometanos, los hindúes y otras personas religiosas orientales encuentren cada vez más difícil aceptar las enseñanzas de Jesús. No quisiéramos restar importancia al lugar que ocupa la personalidad de Jesús en una religión que puede llevar su nombre, pero tampoco quisiéramos permitir que esta consideración eclipse su vida inspiradora o suplante su mensaje salvador: la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres.

1670:6  149:2.5 Los que enseñan la religión de Jesús deberían acercarse a las otras religiones reconociendo las verdades que tienen en común (muchas de las cuales provienen directa o indirectamente del mensaje de Jesús) absteniéndose al mismo tiempo de recalcar demasiado las diferencias.

1671:1  149:2.6 En aquel momento concreto, la fama de Jesús se basaba principalmente en su reputación como sanador, pero esto no significa que continuara siendo así. A medida que pasaba el tiempo, se le buscaba cada vez más por su ayuda espiritual. Pero eran las curaciones físicas las que ejercían el atractivo más directo e inmediato sobre la gente común. A Jesús lo buscaban cada vez más las víctimas de la esclavitud moral y del agobio mental, y él les enseñaba invariablemente el camino de la liberación. Los padres buscaban su consejo sobre la manera de dirigir a sus hijos, y las madres le pedían ayuda para guiar a sus hijas. Los que estaban en las tinieblas acudían a él, y él les revelaba la luz de la vida. Siempre prestaba atención a las penas de la humanidad, y siempre ayudaba a los que buscaban su ministerio.
1671:2  149:2.7 Mientras que el mismo Creador estaba en la tierra, encarnado en la similitud de la carne mortal, era inevitable que se produjeran algunas cosas extraordinarias. Pero nunca deberíais acercaros a Jesús a través de estos incidentes llamados milagrosos. Aprended a acercaros al milagro a través de Jesús, pero no cometáis el error de acercaros a Jesús a través del milagro. Esta recomendación está justificada, a pesar de que Jesús de Nazaret es el único fundador de una religión que haya realizado actos supermateriales en la tierra.

1671:3  149:2.8 El rasgo más sorprendente y más revolucionario de la misión de Miguel en la tierra fue su actitud hacia las mujeres. En una época y en una generación en las que se suponía que un hombre no podía saludar en un lugar público ni siquiera a su propia esposa, Jesús se atrevió a llevar consigo a mujeres como instructoras del evangelio durante su tercera gira por Galilea. Y tuvo el valor consumado de hacerlo a pesar de la enseñanza rabínica que proclamaba que "era mejor quemar las palabras de la ley antes que entregárselas a las mujeres."
1671:4  149:2.9 En una sola generación, Jesús sacó a las mujeres del olvido irrespetuoso y de las faenas serviles de todos los siglos anteriores. Y es algo vergonzoso para la religión que se atrevió a llevar el nombre de Jesús que le haya faltado el valor moral de seguir este noble ejemplo en su actitud posterior hacia las mujeres.

1671:5  149:2.10 Cuando Jesús se mezclaba con la gente, todos lo encontraban completamente liberado de las supersticiones de la época. Estaba libre de prejuicios religiosos y nunca era intolerante. No había nada en su corazón que se pareciera al antagonismo social. Aunque se conformaba con lo que había de bueno en la religión de sus antepasados, no dudaba en hacer caso omiso de las tradiciones supersticiosas y esclavizantes inventadas por el hombre. Se atrevió a enseñar que las catástrofes de la naturaleza, los accidentes del tiempo y otros acontecimientos calamitosos no son azotes del juicio divino ni designios misteriosos de la Providencia. Denunció la devoción servil a las ceremonias sin sentido y mostró la falacia del culto materialista. Proclamó audazmente la libertad espiritual del hombre y se atrevió a enseñar que los mortales que viven en la carne son, de hecho y en verdad, hijos del Dios viviente.
1671:6  149:2.11 Jesús trascendió todas las enseñanzas de sus antepasados cuando sustituyó audazmente las manos limpias por los corazones puros como signo de la verdadera religión. Instaló la realidad en el lugar de la tradición y barrió todas las pretensiones de la vanidad y de la hipocresía. Y sin embargo, este intrépido hombre de Dios no dio rienda suelta a las críticas destructivas ni manifestó un completo desdén por las costumbres religiosas, sociales, económicas y políticas de su época. No era un revolucionario militante; era un evolucionista progresista. Sólo emprendía la destrucción de algo que existía cuando ofrecía simultáneamente a sus semejantes la cosa superior que debía existir.

1672:1  149:2.12 Jesús obtenía la obediencia de sus seguidores sin exigirla. De todos los hombres que recibieron su llamamiento personal, sólo tres rehusaron aceptar esta invitación a convertirse en sus discípulos. Ejercía un poder de atracción particular sobre los hombres, pero no era dictatorial. Inspiraba confianza, y nadie se sintió nunca ofendido por recibir una orden suya. Poseía una autoridad absoluta sobre sus discípulos, pero ninguno puso nunca objeciones. Permitía que sus seguidores le llamaran Maestro.
1672:2  149:2.13 El Maestro era admirado por todos los que se encontraban con él, excepto por los que tenían prejuicios religiosos muy arraigados o los que creían discernir un peligro político en sus enseñanzas. Los hombres se asombraban por la originalidad y el tono de autoridad de su enseñanza. Se maravillaban de su paciencia cuando trataba con los retrasados y los inoportunos que lo interrogaban. Inspiraba esperanza y confianza en el corazón de todos los que recibían su ministerio. Sólo le temían aquellos que no lo conocían, y sólo le odiaban aquellos que lo consideraban como el campeón de una verdad destinada a destruir el mal y el error que habían decidido mantener a toda costa en su corazón.
1672:3  149:2.14 Ejercía una influencia poderosa y particularmente fascinante tanto sobre sus amigos como sobre sus enemigos. Las multitudes lo seguían durante semanas enteras, únicamente para escuchar sus palabras benévolas y para observar su vida sencilla. Los hombres y las mujeres leales amaban a Jesús con un afecto casi sobrehumano, y cuanto mejor lo conocían, más lo amaban. Y todo esto sigue siendo verdad; incluso hoy y en todas las épocas futuras, cuanto más conozca el hombre a este Dios-hombre, más lo amará y lo seguirá.

 


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