ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 150 LA TERCERA GIRA DE PREDICACIÓN
5. ¿QUÉ DEBO HACER PARA SALVARME?
1682:3 150:5.1 Una tarde en Sunem, después de que los apóstoles de Juan hubieran regresado a Hebrón y los apóstoles de Jesús hubieran sido enviados de dos en dos, el Maestro estaba ocupado en enseñar a un grupo de doce de los evangelistas más jóvenes que trabajaban bajo la dirección de Jacobo, junto con las doce mujeres, cuando Raquel le hizo a Jesús la pregunta siguiente: "Maestro, ¿qué debemos responder cuando las mujeres nos preguntan: Qué debo hacer para salvarme?" Cuando Jesús escuchó esta pregunta, respondió:
1682:4 150:5.2 "Cuando los hombres y las mujeres os pregunten qué deben hacer para salvarse, vosotras contestaréis: Creed en este evangelio del reino; aceptad el perdón divino. Reconoced, por la fe, al espíritu interno de Dios, cuya aceptación os convierte en hijos de Dios. ¿No habéis leído en las Escrituras el pasaje que dice: `Mi rectitud y mi fuerza residen en el Señor?' Y también allí donde el Padre dice: `Mi justicia se acerca; mi salvación se ha hecho pública y mis brazos envolverán a mi pueblo.' `Mi alma se regocijará en el amor de mi Dios, porque me ha vestido con las vestiduras de la salvación y me ha cubierto con la túnica de su rectitud.' ¿No habéis leído también, refiriéndose al Padre, que su nombre `será llamado el Señor de nuestra rectitud?' `Quitaos los harapos sucios de la presunción y vestid a mi hijo con la túnica de la rectitud divina y de la salvación eterna.' Es eternamente cierto que `el justo vivirá por su fe.' La entrada en el reino del Padre es totalmente libre, pero el progreso —el crecimiento en la gracia— es indispensable para permanecer allí.
1682:5 150:5.3 "La salvación es el don del Padre y es revelada por sus Hijos. Su aceptación, por la fe, os convierte en partícipes de la naturaleza divina, en hijos o hijas de Dios. Por la fe, estáis justificadas; por la fe, sois salvadas; y por esta misma fe, avanzaréis eternamente en el camino de la perfección progresiva y divina. Abraham fue justificado por la fe y tomó conciencia de la salvación por las enseñanzas de Melquisedec. A lo largo de todos los tiempos, esta misma fe ha salvado a los hijos de los hombres, pero ahora un Hijo ha venido del Padre para hacer más real y aceptable la salvación."1683:1 150:5.4 Cuando Jesús terminó de hablar, los que habían escuchado estas palabras benévolas sintieron un gran regocijo, y en los días que siguieron, todos continuaron proclamando el evangelio del reino con una nueva fuerza y con una energía y un entusiasmo renovados. Las mujeres se regocijaron aún más al saber que estaban incluídas en estos planes para establecer el reino en la tierra.
1683:2 150:5.5 Al resumir su declaración final, Jesús dijo: "No podéis comprar la salvación; no podéis ganar la rectitud. La salvación es un don de Dios, y la rectitud es el fruto natural de la vida nacida del espíritu, la vida de filiación en el reino. No váis a salvaros porque viváis una vida de rectitud, sino que viviréis una vida de rectitud porque ya habéis sido salvados, porque habéis reconocido la filiación como un don de Dios, y el servicio en el reino como la delicia suprema de la vida en la tierra. Cuando los hombres creen en este evangelio, que es una revelación de la bondad de Dios, se sienten inducidos a arrepentirse voluntariamente de todos los pecados conocidos. La realización de la filiación es incompatible con el deseo de pecar. Los creyentes en el reino tienen hambre de rectitud y sed de perfección divina."