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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 154

Los ÚLTIMOS DÍAS EN CAFARNAUM

1717:2  154:0.2 DURANTE la noche memorable del sábado 30 de abril, mientras Jesús dirigía unas palabras de consuelo y de ánimo a sus discípulos abatidos y desconcertados, Herodes Antipas estaba celebrando un consejo en Tiberiades con un grupo de delegados especiales que representaban al sanedrín de Jerusalén. Estos escribas y fariseos instaron a Herodes para que arrestara a Jesús; hicieron todo lo posible para convencerlo de que Jesús incitaba al populacho a la disensión e incluso a la rebelión. Pero Herodes se negó a emprender una acción contra él como delincuente político. Los consejeros de Herodes le habían informado correctamente sobre el episodio sucedido al otro lado del lago, cuando la gente intentó proclamar rey a Jesús y cómo éste había rechazado la proposición.
1717:2  154:0.2 Un miembro de la familia oficial de Herodes, Chuza, cuya esposa pertenecía al cuerpo asistente de mujeres, le había informado que Jesús no se proponía entrometerse en los asuntos de la soberanía terrestre; que sólo estaba interesado en establecer la fraternidad espiritual de sus creyentes, una fraternidad que él llamaba el reino de los cielos. Herodes tenía confianza en los informes de Chuza, de tal manera que se negó a interferir en las actividades de Jesús. En esta época, la actitud de Herodes hacia Jesús también estaba influída por su miedo supersticioso de Juan el Bautista. Herodes era uno de esos judíos apóstatas que, aunque no creía en nada, tenía miedo de todo. Tenía cargo de conciencia por haber hecho morir a Juan, y no quería verse enredado en estas intrigas contra Jesús. Conocía muchos casos de enfermedades que habían sido curadas aparentemente por Jesús, y lo consideraba como un profeta o como un fanático religioso relativamente inofensivo.
1717:3  154:0.3 Cuando los judíos lo amenazaron con informar al César de que estaba amparando a un súbdito traidor, Herodes los expulsó de su cámara del consejo. Las cosas permanecieron así durante una semana, a lo largo de la cual Jesús preparó a sus seguidores para la dispersión inminente.

 


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