ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 153 LA CRISIS EN CAFARNAUM
1715:1 153:5.1 Una y otra vez, Jesús había hecho añicos las esperanzas de sus apóstoles, y había destruído repetidas veces sus expectativas más acariciadas, pero nunca habían pasado por unos momentos de decepción ni por unos períodos de tristeza equivalentes a los que ahora estaban sufriendo. Además, un miedo real por su seguridad se mezclaba ahora con su depresión. Todos estaban sorprendidos y alarmados por la deserción tan repentina y completa de la plebe. También estaban un poco asustados y desconcertados por la audacia inesperada y la resolución afirmativa que mostraban los fariseos que habían venido de Jerusalén. Pero por encima de todo, estaban aturdidos a causa del repentino cambio de táctica de Jesús. En circunstancias normales, habrían acogido bien la aparición de esta actitud más militante, pero al producirse como se había producido, unida a tantas cosas inesperadas, esto les asustó.
1715:2 153:5.2 Y ahora, para colmo de todas estas inquietudes, cuando llegaron a casa, Jesús se negó a comer. Se aisló durante horas en una de las habitaciones de arriba. Era cerca de la medianoche cuando Joab, el jefe de los evangelistas, regresó con la noticia de que aproximadamente un tercio de sus asociados habían abandonado la causa. Durante toda la noche, los discípulos leales estuvieron yendo y viniendo para informar de que el cambio súbito de sentimientos hacia el Maestro era general en Cafarnaum. Los dirigentes de Jerusalén se apresuraron en alimentar este sentimiento de desafecto y, de todas las maneras posibles, procuraron fomentar un movimiento para que la gente se alejara de Jesús y sus enseñanzas. Durante estas horas difíciles, las doce mujeres mantenían una reunión en la casa de Pedro. Estaban enormemente trastornadas, pero ninguna de ellas desertó.
1715:3 153:5.3 Poco después de la medianoche, Jesús bajó de la habitación de arriba y se mezcló con los doce y sus compañeros, unos treinta en total. Dijo: "Reconozco que esta criba del reino os aflige, pero es inevitable. Sin embargo, después de toda la preparación que habéis recibido, ¿había alguna buena razón para que tropezarais con mis palabras? ¿Cómo puede ser que estéis llenos de miedo y de consternación cuando veis que el reino se está despojando de esas multitudes tibias y de esos discípulos indiferentes? ¿Por qué os afligís cuando está despuntando un nuevo día en el que las enseñanzas espirituales del reino de los cielos van a brillar con una nueva gloria? Si encontráis difícil soportar esta prueba, ¿qué haréis entonces cuando el Hijo del Hombre deba regresar al Padre? ¿Cuándo y cómo os prepararéis para el momento en que ascenderé al lugar de donde vine a este mundo?
1715:4 153:5.4 "Amados míos, debéis recordar que es el espíritu el que vivifica; la carne y todo lo relacionado con ella es de poco provecho. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. ¡Tened buen ánimo! No os he abandonado. Mucha gente se ofenderá por la claridad de mis palabras de estos días. Ya habéis oído que muchos de mis discípulos se han vuelto atrás, y ya no caminan conmigo. Sabía desde el principio que estos creyentes sin entusiasmo se quedarían por el camino. ¿No os escogí a vosotros doce y os aparté como embajadores del reino? Y ahora, en un momento como éste, ¿desertaréis vosotros también? Que cada uno de vosotros vele por su propia fe, porque uno de vosotros corre un grave peligro." Cuando Jesús hubo terminado de hablar, Simón Pedro dijo: "Sí, Señor, estamos tristes y perplejos, pero nunca te abandonaremos. Tú nos has enseñado las palabras de la vida eterna. Hemos creído en ti y te hemos seguido todo este tiempo. No nos volveremos atrás, porque sabemos que has sido enviado por Dios." Cuando Pedro terminó de hablar, todos asintieron unánimemente con la cabeza, aprobando su promesa de lealtad.
1716:1 153:5.5 Entonces Jesús dijo: "Id a descansar, porque se acercan momentos de mucho trabajo; los próximos días van a ser muy activos."