ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 153 LA CRISIS EN CAFARNAUM
4. LAS ÚLTIMAS PALABRAS EN LA SINAGOGA
1713:3 153:4.1 En medio de las discusiones de esta reunión después de los oficios, uno de los fariseos de Jerusalén trajo ante Jesús a un joven trastornado que estaba poseído por un espíritu indómito y rebelde. Al conducir a este muchacho demente delante Jesús, dijo: "¿Qué puedes hacer por una aflicción como ésta? ¿Puedes echar afuera a los demonios?" Cuando el Maestro contempló al joven, se sintió conmovido por la compasión y, haciéndole una señal al muchacho para que se acercara, lo cogió de la mano y dijo: "Tú sabes quién soy; sal de él; y encargo a uno de tus compañeros leales que procure que no vuelvas." Inmediatamente, el joven se sintió normal y en su entero juicio. Éste es el primer caso en el que Jesús echó realmente a un "espíritu maligno" fuera de un ser humano. Todos los casos anteriores habían sido solamente supuestas posesiones del diablo; pero éste era un auténtico caso de posesión demoníaca, como a veces se producían en aquella época hasta el día de Pentecostés, en que el espíritu del Maestro fue derramado sobre todo el género humano, haciendo imposible para siempre que estos pocos rebeldes celestiales se aprovecharan de ciertos tipos inestables de seres humanos.
1714:1 153:4.2 Como el pueblo se maravillaba, uno de los fariseos se levantó y acusó a Jesús de que podía hacer estas cosas porque estaba aliado con los demonios; que gracias al lenguaje que había empleado para echar fuera a este diablo, Jesús admitía que se conocían mútuamente; y continuó exponiendo que los educadores y los dirigentes religiosos de Jerusalén habían concluído que Jesús realizaba todos sus supuestos milagros por el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios. El fariseo dijo: "No tengáis nada en común con este hombre; está asociado con Satanás."
1714:2 153:4.3 Entonces Jesús dijo: "¿Cómo puede Satanás echar afuera a Satanás? Un reino dividido contra sí mismo no puede subsistir; si una casa está dividida contra sí misma, pronto cae en la desolación. ¿Puede una ciudad resistir el asedio si está desunida? Si Satanás echa a Satanás, está dividido contra sí mismo; ¿cómo podrá entonces subsistir su reino? Pero deberíais saber que nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y despojarlo de sus bienes, a menos que primero lo haya vencido y atado. Así pues, si echo fuera a los demonios por el poder de Belcebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por eso ellos serán vuestros jueces. Pero si echo fuera a los demonios por el espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha venido realmente hasta vosotros. Si no estuvierais cegados por los prejuicios y descarriados por el miedo y el orgullo, percibiríais fácilmente que alguien más grande que los demonios está en medio de vosotros. Me obligáis a proclamar que el que no está conmigo está contra mí, y que el que no recoge conmigo desparrama en todas direcciones. ¡Dejad que os haga una advertencia solemne, a vosotros que, con los ojos abiertos y una malicia premeditada, os atrevéis a atribuir a sabiendas las obras de Dios a las acciones de los demonios! En verdad, en verdad os digo que todos vuestros pecados serán perdonados, e incluso todas vuestras blasfemias, pero cualquiera que blasfeme contra Dios de manera deliberada y con una intención perversa, nunca será perdonado. Puesto que esos autores permanentes de la iniquidad nunca buscarán ni recibirán el perdón, son culpables del pecado de rechazar eternamente el perdón divino.
1714:3 153:4.4 "Muchos de vosotros habéis llegado hoy al cruce de los caminos; habéis llegado al punto en que tenéis que efectuar la elección inevitable entre la voluntad del Padre y los caminos de las tinieblas escogidos por vosotros mismos. Según lo que escojáis ahora, eso mismo llegaréis a ser con el tiempo. O bien tenéis que mejorar el árbol y su fruto, o de otro modo el árbol y su fruto se corromperán. Declaro que en el reino eterno de mi Padre, el árbol se conoce por sus frutos. Pero algunos de vosotros, que sois como víboras, ¿cómo podéis producir buenos frutos si ya habéis escogido el mal? Después de todo, vuestra boca expresa claramente la abundancia de mal que hay en vuestro corazón."
1714:4 153:4.5 Entonces se levantó otro fariseo, diciendo: "Maestro, quisiéramos que nos dieras un signo predeterminado que nosotros aceptaríamos como demostración de tu autoridad y de tu derecho a enseñar. ¿Estás de acuerdo con este arreglo?" Cuando Jesús escuchó esto, dijo: "Esta generación sin fe y en busca de signos desea una señal, pero no se os dará más signo que el que ya tenéis, y aquel que veréis cuando el Hijo del Hombre se separe de vosotros."
1714:5 153:4.6 Cuando hubo terminado de hablar, sus apóstoles lo rodearon y lo condujeron fuera de la sinagoga. Recorrieron el trayecto con él, en silencio, hasta la casa de Betsaida. Todos estaban asombrados y un poco aterrorizados por el cambio repentino en la táctica de enseñanza del Maestro. No estaban acostumbrados en absoluto a verlo actuar de una manera tan militante.