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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 154

Los ÚLTIMOS DÍAS EN CAFARNAUM

 

5. EL MEMORABLE DOMINGO POR LA MAÑANA

1720:4  154:5.1 El 22 de mayo fue un día memorable en la vida de Jesús. Este domingo por la mañana, antes del amanecer, uno de los mensajeros de David llegó apresuradamente de Tiberiades, trayendo la noticia de que Herodes había autorizado, o estaba a punto de autorizar, el arresto de Jesús por parte de los oficiales del sanedrín. Al recibir la noticia de este peligro inminente, David Zebedeo despertó a sus mensajeros y los envió a todos los grupos locales de discípulos para convocarlos a una reunión de emergencia a las siete de aquella misma mañana. Cuando la cuñada de Judá (hermano de Jesús) escuchó este informe alarmante, avisó rápidamente a todos los miembros de la familia de Jesús que vivían cerca, convocándolos a que se congregaran inmediatamente en la casa de Zebedeo. En respuesta a este llamamiento apresurado, María, Santiago, José, Judá y Rut se reunieron enseguida.
1720:5  154:5.2 En esta reunión por la mañana temprano, Jesús impartió sus instrucciones de despedida a los discípulos reunidos; es decir, se despidió de ellos por ahora, sabiendo muy bien que pronto serían expulsados de Cafarnaum. Aconsejó a todos que buscaran la guía de Dios y que continuaran la obra del reino sin preocuparse por las consecuencias. Los evangelistas debían trabajar como estimaran conveniente hasta el momento en que se les pudiera llamar. Escogió a doce evangelistas para que lo acompañaran; ordenó a los doce apóstoles que permanecieran con él, pasara lo que pasara. Indicó a las doce mujeres que permanecieran en la casa de Zebedeo y en la de Pedro hasta que enviara a buscarlas.
1720:6  154:5.3 Jesús permitió que David Zebedeo continuara con su servicio de mensajeros por todo el país, y al despedirse luego del Maestro, David dijo: "Ve a efectuar tu labor, Maestro. No te dejes atrapar por los fanáticos, y no dudes nunca de que los mensajeros te seguirán. Mis hombres nunca perderán el contacto contigo; gracias a ellos, sabrás cómo progresa el reino en otras regiones, y por medio de ellos todos tendremos noticias tuyas. Nada que pueda ocurrirme interrumpirá este servicio, porque he nombrado un primero y un segundo sustitutos, e incluso un tercero. No soy ni un instructor ni un predicador, pero mi corazón me exige que haga esto, y no hay nada que pueda detenerme."
1720:7  154:5.4 Aproximadamente a las siete y media de esta mañana, Jesús empezó su discurso de despedida a casi cien creyentes que se habían apiñado en el interior de la casa para escucharlo. Fue un acontecimiento solemne para todos los presentes, pero Jesús parecía excepcionalmente alegre; una vez más volvía a ser el mismo de siempre. La seriedad de las últimas semanas había desaparecido, y los inspiró a todos con sus palabras de fe, de esperanza y de valentía.

 


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