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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 155

LA HUIDA POR EL NORTE DE GALILEA

 

6. EL SEGUNDO DISCURSO SOBRE LA RELIGIÓN

1730:5  155:6.1 Y así, mientras hacían una pausa a la sombra de una ladera, Jesús continuó enseñándoles acerca de la religión del espíritu, diciendo en esencia:

1730:6  155:6.2 Habéis surgido de entre aquellos semejantes vuestros que han elegido permanecer satisfechos con una religión de la mente, que ansían la seguridad y prefieren el conformismo. Habéis elegido cambiar vuestros sentimientos de certidumbre autoritaria por las seguridades del espíritu de una fe aventurera y progresiva. Os habéis atrevido a protestar contra la esclavitud abrumadora de una religión institucional y a rechazar la autoridad de las tradiciones escritas actualmente consideradas como la palabra de Dios. Nuestro Padre habló en verdad a través de Moisés, Elías, Isaías, Amós y Oseas, pero no ha dejado de suministrar al mundo palabras de verdad cuando estos antiguos profetas terminaron sus proclamaciones. Mi Padre no hace acepción de razas ni de generaciones, en el sentido de que no otorga la palabra de la verdad a una época y se la niega a la siguiente. No cometáis la locura de llamar divino a lo que es puramente humano, y no dejéis de discernir las palabras de la verdad, aunque no provengan de los oráculos tradicionales de una supuesta inspiración.

1731:1  155:6.3 Os he llamado para que nazcáis de nuevo, para que nazcáis del espíritu. Os he llamado para que salgáis de las tinieblas de la autoridad y del letargo de la tradición, y entréis en la luz trascendente donde obtendréis la posibilidad de hacer por vosotros mismos el mayor descubrimiento posible que el alma humana puede hacer —la experiencia celeste de encontrar a Dios por vosotros mismos, en vosotros mismos y para vosotros mismos, y de ejecutar todo esto como un hecho en vuestra propia experiencia personal. Así podréis pasar de la muerte a la vida, de la autoridad de la tradición a la experiencia de conocer a Dios; así pasaréis de las tinieblas a la luz, de una fe racial heredada a una fe personal conseguida mediante una experiencia real; de este modo progresaréis de una teología de la mente, transmitida por vuestros antepasados, a una verdadera religión del espíritu que será edificada en vuestra alma como una dotación eterna.
1731:2  155:6.4 Vuestra religión dejará de ser una simple creencia intelectual en una autoridad tradicional, para convertirse en la experiencia efectiva de esa fe viviente que es capaz de captar la realidad de Dios y todo lo relacionado con el espíritu divino del Padre. La religión de la mente os ata sin esperanzas al pasado; la religión del espíritu consiste en una revelación progresiva y os llama constantemente para que consigáis unos ideales espirituales y unas realidades eternas más elevados y más santos.
1731:3  155:6.5 Aunque la religión de autoridad puede conferir un sentimiento inmediato de seguridad estable, el precio que pagáis por esa satisfacción pasajera es la pérdida de vuestra independencia espiritual y de vuestra libertad religiosa. Como precio para entrar en el reino de los cielos, mi Padre no os exige que os forcéis a creer en cosas que son espiritualmente repugnantes, impías y falsas. No se os pide que ultrajéis vuestro propio sentido de la misericordia, de la justicia y de la verdad por medio de vuestro sometimiento a un sistema anticuado de formalidades y de ceremonias religiosas. La religión del espíritu os deja eternamente libres para seguir la verdad, dondequiera que os lleven las directrices del espíritu. ¿Y quién puede juzgar —quizás este espíritu tenga algo que comunicar a esta generación, que las otras generaciones han rehusado escuchar?
1731:4  155:6.6 ¡Vergüenza deberían sentir esos falsos educadores religiosos, que quisieran arrastrar a las almas hambrientas al oscuro y lejano pasado, para luego abandonarlas allí! Esas personas desgraciadas están condenadas así a asustarse de todo nuevo descubrimiento, y a sentirse desconcertadas con cada nueva revelación de la verdad. El profeta que dijo: "Aquel cuya mente descansa en Dios se mantendrá en una paz perfecta" no era un simple creyente intelectual en una teología autoritaria. Este ser humano, que conocía la verdad, había descubierto a Dios; no se limitaba a hablar de Dios.
1731:5  155:6.7 Os recomiendo que abandonéis la costumbre de citar constantemente a los profetas del pasado y de alabar a los héroes de Israel; aspirad más bien a convertiros en profetas vivientes del Altísimo y en héroes espirituales del reino venidero. En verdad, quizás valga la pena honrar a los jefes del pasado que conocían a Dios, pero cuando lo hagáis, ¿por qué tenéis que sacrificar la experiencia suprema de la existencia humana: encontrar a Dios por vosotros mismos y conocerlo en vuestra propia alma?
1732:1  155:6.8 Cada raza de la humanidad tiene su propia perspectiva mental sobre la existencia humana; por consiguiente, la religión de la mente debe siempre armonizarse con estos diversos puntos de vista raciales. Las religiones de autoridad nunca podrán llegar a unificarse. La unidad humana y la fraternidad de los mortales sólo se pueden conseguir por medio, y a través de, la dotación superior de la religión del espíritu. Las mentes de las razas pueden ser diferentes, pero toda la humanidad está habitada por el mismo espíritu divino y eterno. La esperanza de la fraternidad humana sólo se puede realizar cuando, y a medida que, la religión unificante y ennoblecedora del espíritu —la religión de la experiencia espiritual personal— impregne y eclipse a las religiones de autoridad mentales y divergentes.
1732:2  155:6.9 Las religiones de autoridad sólo pueden dividir a los hombres y levantar unas conciencias contra las otras; la religión del espíritu unirá progresivamente a los hombres y los inducirá a sentir una simpatía comprensiva los unos por los otros. Las religiones de autoridad exigen a los hombres una creencia uniforme, pero esto es imposible de realizar en el estado actual del mundo. La religión del espíritu sólo exige una unidad de experiencia —un destino uniforme— aceptando plenamente la diversidad de creencias. La religión del espíritu sólo pide la uniformidad de perspicacia, no la uniformidad de punto de vista ni de perspectiva. La religión del espíritu no exige la uniformidad de puntos de vista intelectuales, sino solamente la unidad de sentimientos espirituales. Las religiones de autoridad se cristalizan en credos sin vida; la religión del espíritu se desarrolla en la alegría y la libertad crecientes de las acciones ennoblecedoras del servicio amoroso y de la ayuda misericordiosa.
1732:3  155:6.10 Pero tened cuidado, no sea que alguno de vosotros considere con desdén a los hijos de Abraham porque les ha tocado vivir en estos malos tiempos de tradición estéril. Nuestros antepasados se dedicaron de lleno a la búsqueda insistente y apasionada de Dios, y lo descubrieron como ninguna otra raza completa de hombres lo ha conocido nunca desde los tiempos de Adán, que sabía muchas de estas cosas, porque él mismo era un Hijo de Dios. Mi Padre no ha dejado de observar la larga e incansable lucha de Israel, desde la época de Moisés, por encontrar y conocer a Dios. Durante largas generaciones, los judíos no han dejado de afanarse, sudar, gemir, trabajar, soportar los sufrimientos y experimentar las tristezas de un pueblo incomprendido y despreciado, y todo ello para poder acercarse un poco más al descubrimiento de la verdad acerca de Dios. Desde Moisés hasta los tiempos de Amós y de Oseas, y a pesar de todos los fracasos y titubeos de Israel, nuestros padres revelaron progresivamente a todo el mundo una imagen cada vez más clara y más verdadera del Dios eterno. Así es como se preparó el camino para la revelación aún más grande del Padre, en la que habéis sido llamados a participar.
1732:4  155:6.11 No olvidéis nunca que sólo hay una aventura más satisfactoria y emocionante que la tentativa de descubrir la voluntad del Dios vivo, y es la experiencia suprema de intentar hacer honradamente esa voluntad divina. Y recordad siempre que la voluntad de Dios se puede hacer en cualquier ocupación terrestre. No hay profesiones santas y profesiones laicas. Todas las cosas son sagradas en la vida de aquellos que están dirigidos por el espíritu, es decir, subordinados a la verdad, ennoblecidos por el amor, dominados por la misericordia y refrenados por la equidad —por la justicia. El espíritu que mi Padre y yo enviaremos al mundo no es solamente el Espíritu de la Verdad, sino también el espíritu de la belleza idealista.
1732:5  155:6.12 Tenéis que dejar de buscar la palabra de Dios únicamente en las páginas de los viejos escritos con autoridad teológica. Aquellos que han nacido del espíritu de Dios discernirán en lo sucesivo la palabra de Dios, independientemente del lugar de donde parezca originarse. No hay que desestimar la verdad divina porque se haya otorgado a través de un canal aparentemente humano. Muchos de vuestros hermanos aceptan mentalmente la teoría de Dios, pero no consiguen darse cuenta espiritualmente de la presencia de Dios. Ésta es precísamente la razón por la que os he enseñado tantas veces que la mejor manera de comprender el reino de los cielos es adquiriendo la actitud espiritual de un niño sincero. No os recomiendo la inmadurez mental de un niño, sino más bien la ingenuidad espiritual de un pequeño que cree con facilidad y que confía plenamente. No es tan importante que conozcáis el hecho de Dios, como que desarrolléis cada vez más la habilidad de sentir la presencia de Dios.
1733:1  155:6.13 Una vez que empecéis a descubrir a Dios en vuestra alma, no tardaréis en empezar a descubrirlo en el alma de los otros hombres, y finalmente en todas las criaturas y creaciones de un poderoso universo. Pero ¿qué posibilidades tiene el Padre de aparecer, como el Dios de las lealtades supremas y de los ideales divinos, en el alma de unos hombres que dedican poco o ningún tiempo a la contemplación reflexiva de estas realidades eternas? Aunque la mente no es la sede de la naturaleza espiritual, es en verdad la entrada que conduce a ella.
1733:2  155:6.14 Pero no cometáis el error de intentar probar a otros hombres que habéis encontrado a Dios; no podéis presentar deliberadamente una prueba así de válida, aunque existen dos demostraciones positivas y poderosas del hecho de que conocéis a Dios, y son las siguientes:

1733:3  155:6.15 1. La manifestación de los frutos del espíritu de Dios en vuestra vida diaria habitual.
1733:4  155:6.16 2. El hecho de que todo el plan de vuestra vida proporciona una prueba positiva de que habéis arriesgado sin reserva todo lo que sois y poseéis en la aventura de la supervivencia después de la muerte, persiguiendo la esperanza de encontrar al Dios de la eternidad, cuya presencia habéis saboreado anticipadamente en el tiempo.

1733:5  155:6.17 Y ahora, no os equivoquéis, mi Padre responderá siempre a la más tenue llama vacilante de fe. Él toma nota de las emociones físicas y supersticiosas del hombre primitivo. Y con esas almas honradas pero temerosas, cuya fe es tan débil que no llega a ser mucho más que un conformismo intelectual a una actitud pasiva de asentimiento a las religiones de autoridad, el Padre siempre está alerta para honrar y fomentar incluso todas esas débiles tentativas por llegar hasta él. Pero se espera que vosotros, que habéis sido sacados de las tinieblas y traídos a la luz, creáis de todo corazón; vuestra fe dominará las actitudes combinadas del cuerpo, la mente y el espíritu.
1733:6  155:6.18 Vosotros sois mis apóstoles, y la religión no se convertirá para vosotros en un refugio teológico al que podréis huir cuando temáis enfrentaros con las duras realidades del progreso espiritual y de la aventura idealista. Vuestra religión se convertirá más bien en el hecho de una experiencia real que atestigua que Dios os ha encontrado, idealizado, ennoblecido y espiritualizado, y que os habéis alistado en la aventura eterna de encontrar al Dios que así os ha encontrado y os ha hecho hijos suyos.

1733:7  155:6.19 Cuando Jesús terminó de hablar, hizo una seña a Andrés, apuntó hacia el oeste en dirección a Fenicia, y dijo: "Pongámonos en camino."


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