ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 156 LA ESTANCIA EN TIRO Y SIDÓN
1735:5 156:2.1 Al entrar en Sidón, Jesús y sus asociados pasaron por un puente, el primero que muchos de ellos habían visto nunca. Mientras caminaban por él, entre otras cosas, Jesús dijo: "Este mundo no es más que un puente; podéis atraversarlo, pero no deberíais pensar en construir una morada encima de él."
1735:6 156:2.2 Mientras los veinticuatro empezaron sus trabajos en Sidón, Jesús fue a quedarse en una casa situada exactamente al norte de la ciudad, en el hogar de Justa y de su madre Berenice. Todas las mañanas, Jesús enseñaba a los veinticuatro en la casa de Justa, y durante la tarde y la noche se marchaban a Sidón para enseñar y predicar.
1735:7 156:2.3 Los apóstoles y los evangelistas se sintieron muy animados por la manera en que los gentiles de Sidón recibieron su mensaje; durante su corta estancia, muchos de ellos se añadieron al reino. Este período de unas seis semanas en Fenicia fue un momento muy fructífero en la tarea de ganar almas, pero los escritores judíos que redactaron más tarde los evangelios cogieron la costumbre de pasar por alto alegremente la historia de esta cálida recepción que hicieron los gentiles a las enseñanzas de Jesús, en el preciso momento en que un número tan grande de su propia gente adoptaba una postura hostil contra de él.
1736:1 156:2.4 En muchos aspectos, estos creyentes gentiles apreciaron las enseñanzas de Jesús de manera más completa que los judíos. Muchos de estos sirofenicios de habla griega no solamente llegaron a discernir que Jesús se parecía a Dios, sino también que Dios se parecía a Jesús. Estos supuestos paganos consiguieron comprender bien las enseñanzas del Maestro sobre la uniformidad de las leyes de este mundo y de todo el universo. Comprendieron la enseñanza de que Dios no hace acepción de personas, de razas o de naciones; que con el Padre Universal no existen los favoritismos; que el universo siempre obedece totalmente a las leyes y es infaliblemente digno de confianza. Estos gentiles no tenían miedo de Jesús; se atrevían a aceptar su mensaje. A lo largo de todos los siglos posteriores, los hombres no han sido incapaces de comprender a Jesús; han tenido miedo de comprenderlo.1736:2 156:2.5 Jesús indicó claramente a los veinticuatro que no había huido de Galilea porque careciera de coraje para enfrentarse con sus enemigos. Comprendieron que aún no estaba preparado para un conflicto abierto con la religión establecida, y que no trataba de convertirse en un mártir. Durante una de estas conferencias en la casa de Justa, el Maestro dijo por primera vez a sus discípulos que "aunque el cielo y la tierra desaparezcan, mis palabras de verdad no desaparecerán."
1736:3 156:2.6 Durante la estancia en Sidón, el tema de las enseñanzas de Jesús fue el progreso espiritual. Dijo a sus discípulos que no podían detenerse; que tenían que progresar en rectitud o retroceder hacia el mal y el pecado. Les recomendó que "se olvidaran de las cosas del pasado, mientras que avanzaban para abrazar las realidades más grandes del reino." Les rogó que no se contentaran con seguir siendo niños en el evangelio, sino que se esforzaran por alcanzar la plena estatura de la filiación divina en la comunión del espíritu y en la hermandad de los creyentes.
1736:4 156:2.7 Jesús dijo: "Mis discípulos no solamente deben dejar de hacer el mal, sino aprender a hacer el bien; no sólo tenéis que purificaros de todo pecado consciente, sino que tenéis que negaros incluso a albergar sentimientos de culpa. Si confesáis vuestros pecados, están perdonados; por eso tenéis que mantener una conciencia desprovista de faltas."
1736:5 156:2.8 Jesús disfrutaba mucho con el agudo sentido del humor que mostraban estos gentiles. El sentido del humor manifestado por Norana, la mujer siria, así como su fe grande y perseverante, fueron las cosas que conmovieron tanto el corazón del Maestro y atrajeron su misericordia. Jesús lamentaba mucho que su gente —los judíos— estuvieran tan faltos de humor. Una vez le dijo a Tomás: "Mi gente se toma demasiado en serio a sí misma; son casi incapaces de apreciar el humor. La religión aburrida de los fariseos nunca podría haberse originado en un pueblo con sentido del humor. También les falta coherencia; filtran los mosquitos y se tragan los camellos."