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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 157

EN CESAREA DE FILIPO

 

7. LA CONVERSACIÓN DE ANDRÉS

1750:10  157:7.1 Aquella noche, Andrés se encargó de mantener una conversación personal y escrutadora con cada uno de sus hermanos; tuvo unas charlas provechosas y alentadoras con todos sus compañeros, excepto con Judas Iscariote. Andrés nunca había tenido con Judas una asociación personal tan íntima como con los otros apóstoles; por esta razón, no le había dado importancia al hecho de que Judas nunca se hubiera relacionado de manera espontánea y confidencial con el jefe del cuerpo apostólico. Pero Andrés estaba ahora tan preocupado por la actitud de Judas que, más tarde aquella noche, después de que todos los apóstoles estuvieran profundamente dormidos, buscó a Jesús y le expuso la causa de su ansiedad. Jesús le dijo: "No está de más, Andrés, que hayas venido a mí con este asunto, pero ya no podemos hacer nada más. Continúa concediéndole la máxima confianza a este apóstol. Y no digas nada a sus hermanos de esta conversación conmigo."
1751:1  157:7.2 Esto fue todo lo que Andrés pudo sonsacarle a Jesús. Siempre había habido algunas reservas entre este judeo y sus hermanos galileos. Judas se había sentido conmocionado por la muerte de Juan el Bautista, gravemente ofendido por las reprimendas del Maestro en diversas ocasiones, decepcionado cuando Jesús se negó a ser proclamado rey, humillado cuando huyó de los fariseos, disgustado cuando se negó a aceptar el desafío de los fariseos que le pedían un signo, desconcertado por la negativa de su Maestro a recurrir a manifestaciones de poder y, más recientemente, deprimido y a veces abatido porque la tesorería estaba vacía. Además, Judas echaba de menos el estímulo de las multitudes.
1751:2  157:7.3 Cada uno de los otros apóstoles estaba igualmente afectado, en mayor o menor grado, por estas mismas pruebas y tribulaciones, pero amaban a Jesús. Al menos deben haber amado al Maestro más que Judas, porque continuaron con él hasta el amargo final.
1751:3  157:7.4 Como era de Judea, Judas tomó como una ofensa personal la reciente advertencia de Jesús a los apóstoles: "tened cuidado con la influencia de los fariseos"; tendía a considerar esta declaración como una alusión velada a él mismo. Pero el gran error de Judas era el siguiente: una y otra vez, cuando Jesús enviaba a sus apóstoles a orar a solas, Judas se entregaba a pensamientos de temor humano, en lugar de buscar una comunión sincera con las fuerzas espirituales del universo; además, se empeñaba en mantener dudas sutiles acerca de la misión de Jesús, y se entregaba a su tendencia desafortunada de albergar sentimientos de revancha.

1751:4  157:7.5 Jesús quería ahora llevar consigo a sus apóstoles al Monte Hermón, donde había decidido inaugurar, como Hijo de Dios, la cuarta fase de su ministerio terrestre. Algunos de ellos habían estado presentes en su bautismo en el Jordán y habían presenciado el comienzo de su carrera como Hijo del Hombre, y deseaba que algunos de ellos estuvieran presentes también para escuchar la autoridad con que asumiría el nuevo papel público de Hijo de Dios. En consecuencia, el viernes 12 de agosto por la mañana, Jesús dijo a los doce: "Comprad provisiones y preparaos para viajar a aquella montaña, donde el espíritu me pide que vaya para recibir los dones que me permitirán terminar mi obra en la tierra. Y deseo llevar conmigo a mis hermanos para que también puedan ser fortalecidos con vistas a los tiempos difíciles que les esperan cuando atraviesen conmigo esta experiencia."

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