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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 158

EL MONTE DE LA TRANSFIGURACIÓN

 

8. EN LA CASA DE PEDRO

1761:2  158:8.1 Entraron en Cafarnaum al anochecer, pasaron por calles poco frecuentadas, y fueron directamente a la casa de Simón Pedro para cenar. Mientras David Zebedeo se preparaba para llevarlos al otro lado del lago, se demoraron en la casa de Simón, y entonces Jesús, mirando a Pedro y a los demás apóstoles, preguntó: "Cuando caminábais juntos esta tarde, ¿de qué hablábais tan seriamente entre vosotros?" Los apóstoles guardaron silencio, porque muchos de ellos habían continuado la discusión que empezaron en el Monte Hermón sobre los puestos que iban a tener en el reino venidero, sobre quién sería el más grande, y así sucesivamente. Conociendo las cosas que habían ocupado sus pensamientos durante aquel día, Jesús hizo señas a uno de los hijos pequeños de Pedro, sentó al niño entre ellos, y dijo: "En verdad, en verdad os digo que a menos que cambiéis de opinión y os parezcáis más a este niño, poco progreso haréis en el reino de los cielos. Quienquiera que se humille y se vuelva como este pequeño, se convertirá en el más grande en el reino de los cielos. Quienquiera que recibe a un pequeño como éste, me recibe a mí. Y aquellos que me reciben, reciben también a Aquél que me ha enviado. Si queréis ser los primeros en el reino, procurad aportar estas buenas verdades a vuestros hermanos en la carne. Pero si alguien hace tropezar a uno de estos pequeños, sería mejor para él que le ataran una piedra de molino al cuello y lo arrojaran al mar. Si las cosas que hacéis con vuestras manos, o las cosas que veis con vuestros ojos, ofenden en el progreso del reino, sacrificad esos ídolos queridos, porque es mejor entrar en el reino desprovistos de muchas de las cosas que se aman en la vida, que aferrarse a esos ídolos y encontrarse excluído del reino. Pero por encima de todo, procurad no despreciar a uno solo de estos pequeños, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de las huestes celestiales."
1761:3  158:8.2 Cuando Jesús hubo terminado de hablar, subieron a la barca y navegaron hacia el otro lado en dirección a Magadán.


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