ÍNDICE
previo      continuo
El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 161

OTRAS DISCUSIONES CON RODÁN

 

3. LA MENTE HUMANA Y LA MENTE DIVINA DE JESÚS

1787:3  161:3.1 La conciencia de la divinidad se desarrolló de manera gradual en la mente de Jesús hasta el momento de su bautismo. Después de volverse plenamente consciente de su naturaleza divina, de su existencia prehumana y de sus prerrogativas universales, parece ser que poseía el poder de limitar de diversas maneras la conciencia humana de su divinidad. A nosotros nos parece que, desde su bautismo hasta la crucifixión, Jesús dispuso plenamente de la opción de depender exclusivamente de su mente humana, o de utilizar a la vez el conocimiento de la mente humana y de la mente divina. A veces parecía valerse únicamente de la información que poseía su intelecto humano. En otras ocasiones, parecía actuar con tal plenitud de conocimiento y de sabiduría, que sólo la utilización del contenido sobrehumano de su conciencia divina podía proporcionárselo.
1787:4  161:3.2 Sólo podemos comprender sus actuaciones extraordinarias aceptando la teoría de que él mismo podía limitar a voluntad la conciencia que es característica de su divinad. Sabemos plenamente que ocultaba con frecuencia a sus asociados su presciencia de los acontecimientos, y de que era consciente de la naturaleza de los pensamientos y proyectos de sus compañeros. Comprendemos que no deseara que sus seguidores supieran con demasiada certeza que era capaz de discernir sus pensamientos y de penetrar en sus planes. No deseaba trascender con exceso el concepto de lo humano que formaba parte de la mente de sus apóstoles y de sus discípulos.
1787:5  161:3.3 Somos totalmente incapaces de efectuar una diferencia entre su práctica de limitar su conciencia divina, y su técnica para ocultar a sus asociados humanos su preconocimiento y su discernimiento de los pensamientos. Estamos convencidos de que utilizaba ambas técnicas, pero no siempre somos capaces de especificar, en un caso concreto, el método que pudo haber empleado. Observábamos con frecuencia que sólo actuaba con el contenido humano de su conciencia; en otros momentos lo vimos conversar con los dirigentes de las huestes celestiales del universo, y discerníamos el funcionamiento indudable de su mente divina. Y luego, en multitud de ocasiones, presenciamos el funcionamiento de esta personalidad combinada de hombre y de Dios, activada por la unión aparentemente perfecta de su mente humana y de su mente divina. Éste es el límite de nuestro conocimiento sobre estos fenómenos; realmente no sabemos de hecho toda la verdad sobre este misterio.

previo      continuo