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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 162

EN LA FIESTA DE Los TABERNÁCULos

 

8. LA CHARLA CON MARTA Y MARÍA

1797:4  162:8.1 Se había acordado que Jesús se alojaría con Lázaro y sus hermanas en la casa de un amigo, mientras que los apóstoles se dispersarían aquí y allá en pequeños grupos; habían tomado estas precauciones porque las autoridades judías se atrevían de nuevo a ejecutar sus planes de arrestar al Maestro.
1797:5  162:8.2 Durante años, los tres jóvenes habían tenido la costumbre de dejarlo todo para escuchar la enseñanza de Jesús cada vez que éste tenía la oportunidad de visitarlos. Después de perder a sus padres, Marta había asumido la responsabilidad del hogar, y por eso en esta ocasión, mientras Lázaro y María estaban sentados a los pies de Jesús bebiendo sus enseñanzas vivificantes, Marta se dispuso a servir la cena. Es necesario explicar que Marta se distraía innecesariamente con numerosas tareas supérfluas, y que se embrollaba con muchas inquietudes insignificantes; pero era su manera de ser.
1798:1  162:8.3 Mientras Marta estaba ocupada con todos estos supuestos deberes, se sentía inquieta porque María no hacía nada por ayudarla. Por eso se acercó a Jesús y le dijo: "Maestro, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado hacer sola todo el servicio? ¿No quisieras pedirle que venga a ayudarme?" Jesús respondió: "Marta, Marta, ¿por qué te inquietas siempre por tantas cosas, y te preocupas por tantas bagatelas? Sólo hay una cosa que vale realmente la pena, y puesto que María ha escogido esta parte buena y necesaria, no se la voy a quitar. Pero, ¿cuándo aprenderéis las dos a vivir como os he enseñado: a servir en cooperación y a refrescar vuestras almas al unísono? ¿No podéis aprender que hay un tiempo para cada cosa —que las cuestiones secundarias de la vida deben dejar paso a las cosas más grandes del reino celestial?"

 

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