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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 162

EN LA FIESTA DE Los TABERNÁCULos

 

7. EL DISCURSO SOBRE LA LIBERTAD ESPIRITUAL

1796:3  162:7.1 La tarde del último día de la fiesta, después de que los apóstoles hubieran fracasado en sus esfuerzos por persuadirlo para que huyera de Jerusalén, Jesús entró de nuevo en el templo para enseñar. Al encontrar un gran grupo de creyentes reunidos en el Pórtico de Salomón, les habló diciendo:

1796:4  162:7.2 "Si mis palabras permanecen en vosotros y estáis dispuestos a hacer la voluntad de mi Padre, entonces sois realmente mis discípulos. Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Sé que vais a contestarme: Somos los hijos de Abraham, y no somos esclavos de nadie; ¿cómo vamos pues a ser liberados? Pero no os hablo de una servidumbre exterior a la autoridad de otro; me refiero a las libertades del alma. En verdad, en verdad os digo que todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado. Y sabéis que no es probable que el esclavo resida para siempre en la casa del amo. También sabéis que el hijo permanece en la casa de su padre. Por consiguiente, si el Hijo os libera, y os convierte en hijos, seréis verdaderamente libres.
1796:5  162:7.3 "Sé que sois la semilla de Abraham, y sin embargo vuestros dirigentes intentan matarme porque no han permitido que mi palabra ejerza su influencia transformadora en sus corazones. Sus almas están selladas por los prejuicios y cegadas por el orgullo de la venganza. Os declaro la verdad que me muestra el Padre eterno, mientras que esos educadores engañados sólo tratan de hacer las cosas que han aprendido de sus padres temporales. Cuando contestáis que Abraham es vuestro padre, entonces os digo que, si fuerais los hijos de Abraham, ejecutaríais las obras de Abraham. Algunos de vosotros creéis en mi enseñanza, pero otros tratáis de destruirme porque os he dicho la verdad que he recibido de Dios. Pero Abraham no trató así la verdad de Dios. Percibo que algunos de vosotros estáis decididos a realizar las obras del maligno. Si Dios fuera vuestro Padre, me conoceríais y amaríais la verdad que os revelo. ¿No queréis ver que vengo del Padre, que he sido enviado por Dios, que no estoy haciendo esta obra por mí mismo? ¿Por qué no comprendéis mis palabras? ¿Es porque habéis elegido convertiros en los hijos del mal? Si sois los hijos de las tinieblas, difícilmente podréis caminar en la luz de la verdad que os revelo. Los hijos del maligno sólo siguen los caminos de su padre, que era un farsante y no defendía la verdad, porque no llegó a haber ninguna verdad en él. Pero ahora viene el Hijo del Hombre, que dice y vive la verdad, y muchos de vosotros os negáis a creer.
1797:1  162:7.4 "¿Quién de vosotros me condena por pecador? Si proclamo y vivo la verdad que me muestra el Padre, ¿por qué no creéis? El que es de Dios escucha con placer las palabras de Dios; por eso, muchos de vosotros no escucháis mis palabras, porque no sois de Dios. Vuestros instructores se han atrevido incluso a decir que realizo mis obras por el poder del príncipe de los demonios. Uno que está aquí cerca acaba de decir que poseo un demonio, que soy un hijo del diablo. Pero todos aquellos de vosotros que os comportáis honradamente con vuestra propia alma, sabéis muy bien que no soy un diablo. Sabéis que honro al Padre, aunque vosotros quisierais deshonrarme. No busco mi propia gloria, sino únicamente la gloria de mi Padre del Paraíso. Y no os juzgo, porque hay alguien que juzga por mí.
1797:2  162:7.5 "En verdad, en verdad os digo a vosotros que creéis en el evangelio, que si un hombre conserva viva en su corazón esta palabra de verdad, nunca conocerá la muerte. Ahora, un escriba que está a mi lado dice que esta declaración es la prueba de que poseo un demonio, ya que Abraham está muerto y los profetas también. Y pregunta: `¿Eres mucho más grande que Abraham y los profetas como para atreverte a estar aquí y decir que el que conserva tu palabra no conocerá la muerte? ¿Quién pretendes ser para atreverte a decir tales blasfemias?' A todos los que piensan así les digo que, si me glorifico a mí mismo, mi gloria no vale nada. Pero es el Padre el que me glorificará, el mismo Padre que llamáis Dios. Pero no habéis conseguido conocer a este Dios, vuestro Dios y mi Padre, y he venido para uniros, para mostraros cómo llegar a ser de verdad los hijos de Dios. Aunque no conocéis al Padre, yo lo conozco realmente. Incluso Abraham se alegró de ver mi día, lo vio por la fe y se regocijó."

1797:3  162:7.6 Cuando los judíos incrédulos y los agentes del sanedrín que para entonces se habían congregado escucharon estas palabras, provocaron un alboroto, gritando: "No tienes cincuenta años, y sin embargo hablas de haber visto a Abraham; ¡eres un hijo del diablo!" Jesús no pudo continuar su discurso. Sólo dijo al partir: "En verdad, en verdad os lo digo, antes de que Abraham fuera, yo soy." Muchos incrédulos corrieron en busca de piedras para arrojárselas, y los agentes del sanedrín trataron de arrestarlo, pero el Maestro se alejó rápidamente por los corredores del templo, y se escapó hacia un lugar de reunión secreto, cerca de Betania, donde lo esperaban Marta, María y Lázaro.

 

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