ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 162 EN LA FIESTA DE Los TABERNÁCULos
6. EL DISCURSO SOBRE EL AGUA DE LA VIDA
1795:5 162:6.1 El último día, el gran día de la fiesta, después de que la procesión del estanque de Siloé pasara por los patios del templo, e inmediatamente después de que los sacerdotes hubieran vertido el agua y el vino en el altar, Jesús, que se hallaba entre los peregrinos, dijo: "Si alguien tiene sed, que acuda a mí y beba. Traigo a este mundo el agua de la vida que procede del Padre que está en lo alto. El que cree en mí se llenará con el espíritu que este agua representa, porque incluso las Escrituras han dicho: `De él manarán ríos de agua viva'. Cuando el Hijo del Hombre haya terminado su obra en la tierra, el Espíritu viviente de la Verdad será derramado sobre toda la carne. Los que reciban este espíritu no conocerán nunca la sed espiritual."
1795:6 162:6.2 Jesús no interrumpió el servicio para pronunciar estas palabras. Se dirigió a los fieles inmediatamente después del canto del Halel, la lectura correspondiente de los salmos que era acompañada por el ondear de las ramas delante del altar. Precísamente entonces se hacía una pausa mientras se preparaban los sacrificios, y fue en ese momento cuando los peregrinos escucharon la voz fascinante del Maestro proclamar que él era el dador del agua viva para todas las almas sedientas de espíritu.
1796:1 162:6.3 Al final de este oficio matutino, Jesús continuó enseñando a la multitud, diciendo: "¿No habéis leído en las Escrituras: `Mirad, así como las aguas descienden sobre la tierra seca y cubren el suelo árido, así os daré el espíritu de santidad para que descienda sobre vuestros hijos y bendiga incluso a los hijos de vuestros hijos?' ¿Por qué tenéis sed del ministerio del espíritu, cuando tratáis de regar vuestra alma con las tradiciones de los hombres, que fluyen de las jarras rotas de los oficios ceremoniales? El espectáculo que veis en este templo es la manera en que vuestros padres intentaron simbolizar la donación del espíritu divino a los hijos de la fe, y habéis hecho bien en perpetuar estos símbolos hasta el día de hoy. Pero ahora, la revelación del Padre de los espíritus ha llegado hasta esta generación a través de la donación de su Hijo, y a todo esto le seguirá con seguridad la donación del espíritu del Padre y del Hijo a los hijos de los hombres. Para todo el que tiene fe, esta donación del espíritu se convertirá en el verdadero instructor del camino que conduce a la vida eterna, a las verdaderas aguas de la vida en el reino del cielo en la tierra y en el Paraíso del Padre en el más allá."
1796:2 162:6.4 Y Jesús continuó contestando a las preguntas de la multitud y de los fariseos. Algunos pensaban que era un profeta; otros creían que era el Mesías; otros decían que no podía ser el Cristo, ya que venía de Galilea, y que el Mesías debía restaurar el trono de David. Sin embargo, no se atrevieron a arrestarlo.