ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 163 LA ORDENACIÓN DE Los SETENTA EN MAGADÁN
1. LA ORDENACIÓN DE Los SETENTA
1800:3 163:1.1 El sábado 19 de noviembre por la tarde, Jesús ordenó a los setenta en el campamento de Magadán, y Abner fue puesto al frente de estos predicadores e instructores del evangelio. Este cuerpo de setenta estaba compuesto por Abner y diez antiguos apóstoles de Juan, cincuenta y uno de los primeros evangelistas y otros ocho discípulos que se habían distinguido en el servicio del reino.
1800:4 163:1.2 Hacia las dos de la tarde de este sábado, en medio de chubascos, un grupo de creyentes, acrecentado por la llegada de David y de la mayoría de su cuerpo de mensajeros, en total más de cuatrocientas personas, se congregó en la orilla del lago de Galilea para presenciar la ordenación de los setenta.
1800:5 163:1.3 Antes de imponer sus manos sobre la cabeza de los setenta para diferenciarlos como mensajeros del evangelio, Jesús se dirigió a ellos diciendo: "En verdad, la cosecha es abundante pero los trabajadores son pocos; por eso os exhorto a todos a que recéis para que el Señor de la cosecha envíe a más trabajadores a su cosecha. Estoy a punto de seleccionaros como mensajeros del reino; estoy a punto de enviaros hacia los judíos y los gentiles como corderos entre lobos. Cuando emprendáis vuestro camino de dos en dos, os recomiendo que no llevéis ni bolsa ni ropa adicional, porque esta primera misión será de corta duración. No saludéis a nadie por el camino, ocupaos únicamente de vuestro trabajo. Siempre que vayáis a quedaros en un hogar, empezad por decir: Que la paz sea en esta casa. Si los que viven allí aman la paz, residiréis allí; si no, entonces partiréis. Cuando hayáis escogido un hogar, quedaos en él durante toda vuestra estancia en esa ciudad, comiendo y bebiendo lo que os ofrezcan. Haréis esto porque el obrero merece su sustento. No os trasladéis de casa en casa porque os ofrezcan un alojamiento mejor. Recordad que al salir a proclamar la paz en la tierra y la buena voluntad entre los hombres, tendréis que luchar contra unos enemigos encarnizados que se engañan a sí mismos; sed pues tan prudentes como las serpientes y tan inofensivos como las palomas.
1801:1 163:1.4 "Dondequiera que vayáis, predicad diciendo: `El reino de los cielos está cerca', y ayudad a todos los que puedan estar enfermos de la mente o del cuerpo. Habéis recibido gratuitamente las buenas cosas del reino; dad gratuitamente. Si la gente de una ciudad os recibe, encontrarán una entrada abundante en el reino del Padre; pero si la gente de una ciudad se niega a recibir este evangelio, aun así proclamaréis vuestro mensaje en el momento de marcharos de esa comunidad incrédula; a los que rechazan vuestra enseñanza, les diréis al partir: `Aunque rechazáis la verdad, sin embargo el reino de Dios se ha acercado a vosotros.' Quienquiera que os escuche, me escucha a mí. Y quienquiera que me escucha, escucha a Aquél que me ha enviado. El que rechace vuestro mensaje evangélico, me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí, rechaza a Aquél que me ha enviado."
1801:2 163:1.5 Después de que Jesús les hubiera hablado así, los setenta se arrodillaron en círculo a su alrededor, e impuso sus manos sobre la cabeza de cada uno de ellos, empezando por Abner.
1801:3 163:1.6 A primeras horas de la mañana siguiente, Abner envió a los setenta mensajeros a todas las ciudades de Galilea, Samaria y Judea. Estas treinta y cinco parejas salieron a predicar y a enseñar durante unas seis semanas, y el viernes 30 de diciembre, todos regresaron al nuevo campamento cerca de Pella, en Perea.