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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 163

LA ORDENACIÓN DE Los SETENTA EN MAGADÁN

 

7. Los PREPARATIVOS PARA LA ÚLTIMA MISIÓN

1808:3  163:7.1 Los días siguientes estuvieron llenos de actividad en el campamento de Pella; los preparativos para la misión en Perea se estaban ultimando. Jesús y sus asociados estaban a punto de emprender su última misión, la gira de tres meses por toda Perea, que sólo llegó a su fin cuando el Maestro entró en Jerusalén para llevar a cabo sus últimos trabajos en la tierra. Durante todo este período, el cuartel general de Jesús y los doce apóstoles se mantuvo aquí, en el campamento de Pella.
1808:4  163:7.2 Jesús ya no tenía necesidad de salir para enseñar a la gente. Ahora acudían a él en cantidades que aumentaban cada semana y procedentes de todas partes, no solamente de Palestina sino de todo el mundo romano y del próximo oriente. Aunque el Maestro participó con los setenta en la gira por Perea, pasó una gran parte de su tiempo en el campamento de Pella, enseñando a la multitud e instruyendo a los doce. Durante todo este período de tres meses, al menos diez apóstoles permanecieron con Jesús.
1808:5  163:7.3 El cuerpo de mujeres también se preparó para salir de dos en dos, acompañando a los setenta, para trabajar en las ciudades más importantes de Perea. Este grupo original de doce mujeres había entrenado recientemente a un cuerpo más numeroso de cincuenta mujeres en la tarea de visitar los hogares y en el arte de cuidar a los enfermos y a los afligidos. Perpétua, la esposa de Simón Pedro, se unió a esta nueva división del cuerpo de mujeres y le confiaron la dirección de este trabajo femenino más amplio, bajo las órdenes de Abner. Después de Pentecostés, permaneció con su ilustre marido y lo acompañó en todas sus giras misioneras; el día que Pedro fue crucificado en Roma, ella sirvió de alimento a las bestias feroces en la arena. Este nuevo cuerpo de mujeres también contaba entre sus miembros a las esposas de Felipe y Mateo, y a la madre de Santiago y Juan.
1808:6  163:7.4 El trabajo del reino se preparaba ahora para entrar en su fase final bajo la dirección personal de Jesús. Esta fase estaba caracterizada por la profundidad espiritual, en contraste con aquella en que las multitudes, propensas a los milagros y buscadoras de prodigios, seguían al Maestro durante los primeros días de su popularidad en Galilea. Sin embargo, aún había cierto número de seguidores suyos que tenían tendencias materialistas, y que no lograban captar la verdad de que el reino de los cielos es la fraternidad espiritual de los hombres, basada en el hecho eterno de la paternidad universal de Dios.

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