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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 168

LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO

 

3. LA REUNIÓN DEL SANEDRÍN

1847:1  168:3.1 Aunque el testimonio de este hombre resucitado de entre los muertos contribuyó mucho a consolidar la fe de la masa de creyentes en el evangelio del reino, tuvo poca o ninguna influencia sobre la actitud de los jefes y dirigentes religiosos de Jerusalén, excepto que apresuró su decisión de destruir a Jesús y poner fin a su obra.

1847:2  168:3.2 Al día siguiente, viernes, el sanedrín se reunió a la una para deliberar de nuevo sobre la cuestión: "¿Qué vamos a hacer con Jesús de Nazaret?" Después de más de dos horas de discusiones y debates enconados, cierto fariseo propuso una resolución pidiendo la muerte inmediata de Jesús, proclamando que era una amenaza para todo Israel y comprometiendo formalmente al sanedrín para que decidiera su muerte, sin juicio y haciendo caso omiso de todo precedente.
1847:3  168:3.3 Este augusto cuerpo de dirigentes judíos había decretado una y otra vez que Jesús debía ser apresado y sometido a juicio, inculpado de blasfemia y de otras muchas acusaciones de desacato a la ley sagrada judía. En una ocasión anterior habían llegado incluso a declarar que debía morir, pero ésta era la primera vez que el sanedrín indicaba el deseo de decretar su muerte con antelación a todo juicio. Pero esta resolución no fue puesta a votación, ya que catorce miembros del sanedrín dimitieron en masa cuando se propuso esta acción inaudita. Aunque estas dimisiones no tuvieron efecto oficial durante casi dos semanas, este grupo de catorce se separó del sanedrín aquel día, y no volvió a sentarse nunca más en el consejo. Cuando estas dimisiones fueron aceptadas posteriormente, cinco miembros más fueron expulsados porque sus colegas opinaban que albergaban sentimientos amistosos hacia Jesús. Con la expulsión de estos diecinueve hombres, el sanedrín estaba en disposiciones de juzgar y condenar a Jesús con una solidaridad que rozaba la unanimidad.
1847:4  168:3.4 A la semana siguiente, Lázaro y sus hermanas fueron convocados ante el sanedrín. Después de haberse escuchado el testimonio de los tres, no se podía albergar ninguna duda de que Lázaro había sido resucitado de entre los muertos. Aunque los anales del sanedrín admitían prácticamente la resurrección de Lázaro, el registro contenía una resolución que atribuía este prodigio, y todos los demás realizados por Jesús, al poder del príncipe de los demonios, declarándose que Jesús estaba aliado con él.
1847:5  168:3.5 Sea cual fuere el origen de su poder para realizar prodigios, estos dirigentes judíos estaban persuadidos de que si no lo paraban de inmediato, muy pronto toda la gente corriente creería en él, y que además surgirían graves complicaciones con las autoridades romanas, puesto que muchos de sus creyentes lo consideraban como el Mesías, el libertador de Israel.
1847:6  168:3.6 En esta misma reunión del sanedrín fue donde el sumo sacerdote Caifás expresó por primera vez el viejo dicho judío, que luego repitió tantas veces: "Es mejor que muera un solo hombre, a que perezca la comunidad."
1847:7  168:3.7 Aunque Jesús había recibido aviso de las acciones del sanedrín durante este sombrío viernes por la tarde, no se inquietó en lo más mínimo y continuó descansando todo el sábado con unos amigos en Betfagé, una aldea cercana a Betania. El domingo por la mañana temprano, Jesús y los apóstoles se reunieron, como habían convenido, en la casa de Lázaro, se despidieron de la familia de Betania, y emprendieron su viaje de vuelta al campamento de Pella.

 

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