ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 168 LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO
1849:5 168:5.1 Lázaro permaneció en su casa de Betania, donde fue un centro de gran interés para muchos creyentes sinceros y numerosos curiosos, hasta la semana de la crucifixión de Jesús, momento en que recibió la advertencia de que el sanedrín había decretado su muerte. Los dirigentes de los judíos estaban decididos a poner fin a la difusión ulterior de las enseñanzas de Jesús, y estimaron acertadamente que sería inútil hacer morir a Jesús si permitían que Lázaro, el cual representaba el apogeo mismo de sus obras prodigiosas, viviera y diera testimonio del hecho de que Jesús lo había resucitado de entre los muertos. Lázaro ya había sufrido crueles persecuciones por parte de ellos.
1849:6 168:5.2 Así pues, Lázaro se despidió apresuradamente de sus hermanas en Betania, huyó hacia Jericó, atravesó el Jordán, y no se permitió ningún largo descanso hasta haber llegado a Filadelfia. Lázaro conocía bien a Abner, y aquí se sentía a salvo de las intrigas asesinas del malvado sanedrín.
1849:7 168:5.3 Poco después de esto, Marta y María vendieron sus tierras de Betania y se reunieron con su hermano en Perea. Entretanto, Lázaro se había convertido en el tesorero de la iglesia de Filadelfia. Apoyó firmemente a Abner en su controversia con Pablo y la iglesia de Jerusalén, y murió finalmente, a los 67 años de edad, de la misma enfermedad que se lo había llevado en Betania cuando era más joven.