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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 171

EN EL CAMINO DE JERUSALÉN

 

8. LA PARÁBOLA DE LAS MINAS

1875:6  171:8.1 No salieron de Jericó hasta cerca del mediodía, pues la noche anterior se habían quedado levantados hasta tarde mientras Jesús enseñaba el evangelio del reino a Zaqueo y a su familia. El grupo se detuvo para almorzar casi a medio camino de la carretera que subía hasta Betania, mientras la multitud continuaba pasando hacia Jerusalén, sin saber que Jesús y los apóstoles iban a permanecer aquella noche en el Monte de los Olivos.
1875:7  171:8.2 A diferencia de la parábola de los talentos, que estaba destinada a todos los discípulos, la parábola de las minas fue contada más expresamente para los apóstoles, y estaba ampliamente basada en la experiencia de Arquelao y su inútil tentativa por conseguir el gobierno del reino de Judea. Ésta es una de las pocas parábolas del Maestro que estaba basada en un personaje histórico real. No era raro que hubieran pensado en Arquelao, ya que la casa de Zaqueo en Jericó estaba muy cerca del adornado palacio de Arquelao, y su acueducto bordeaba la carretera por la que habían salido de Jericó.

1875:8  171:8.3 Jesús dijo: "Creéis que el Hijo del Hombre va a Jerusalén para recibir un reino, pero os aseguro que estáis destinados a sufrir una decepción. ¿No recordáis la historia de cierto príncipe que fue a un país lejano para recibir un reino? Antes incluso de que pudiera regresar, los ciudadanos de su provincia, que ya lo habían rechazado en su corazón, enviaron una embajada tras él, diciendo: `No queremos que este hombre reine sobre nosotros.' De la misma manera que la soberanía temporal de este rey fue rechazada, la soberanía espiritual del Hijo del Hombre también va a ser rechazada. Declaro de nuevo que mi reino no es de este mundo; pero si al Hijo del Hombre le hubieran concedido la soberanía espiritual de su pueblo, habría aceptado ese reino de las almas de los hombres y habría reinado sobre ese imperio de corazones humanos. A pesar de que rechazan mi soberanía espiritual sobre ellos, regresaré de nuevo para recibir de otras personas este reino del espíritu que ahora me niegan. Veréis que el Hijo del Hombre será rechazado ahora, pero en otra época, lo que los hijos de Abraham rechazan ahora, será aceptado y exaltado.
1876:1  171:8.4 "Y ahora, al igual que el noble rechazado de esta parábola, quisiera convocar ante mí a mis doce servidores, a mis administradores especiales, y entregaros a cada uno la suma de una mina. Os recomiendo a todos que prestéis mucha atención a mis instrucciones sobre cómo comerciar diligentemente con el capital que se os ha confiado durante mi ausencia, para que tengáis con qué justificar vuestra administración cuando yo regrese, cuando se os pida que rindáis cuentas.
1876:2  171:8.5 "Pero aunque este Hijo rechazado no regrese, otro Hijo será enviado para recibir este reino, y entonces ese Hijo enviará a buscaros a todos para recibir el informe de vuestra administración y para regocijarse por vuestras ganancias.
1876:3  171:8.6 "Cuando estos administradores fueron convocados posteriormente para rendir cuentas, el primero se adelantó, diciendo: `Señor, con tu mina he ganado diez minas más.' Y su señor le dijo: `Bien hecho; eres un buen servidor; como te has mostrado fiel en este asunto, te daré autoridad sobre diez ciudades.' El segundo vino, diciendo: `La mina que me dejaste Señor, ha producido cinco minas.' Y el señor dijo: `En consecuencia, te haré gobernante de cinco ciudades.' Y así sucesivamente con todos los demás, hasta que el último servidor fue llamado para rendir cuentas, y dijo: `Mira, Señor, he aquí tu mina que he guardado a salvo envuelta en esta servilleta. Hice esto porque tenía miedo de ti; creí que eras desrazonable, puesto que recoges allí donde no has depositado nada, y pretendes cosechar allí donde no has sembrado.' Entonces dijo su señor: `Eres un servidor negligente e infiel, y voy a juzgarte por tus propias palabras. Sabías que recojo la cosecha allí donde aparentemente no he sembrado; sabías por tanto que se te pediría esta rendición de cuentas. Sabiendo esto, al menos podrías haber entregado mi dinero al banquero, para poder recuperarlo a mi regreso con un interés adecuado.'
1876:4  171:8.7 "Entonces este gobernante dijo a los que estaban allí: `Quitadle el dinero a este servidor perezoso y dadselo al que tiene diez minas.' Cuando le recordaron al señor que el primer servidor ya tenía diez minas, dijo: `A todo el que tiene se le dará más, pero al que no tiene nada, incluso lo que tiene se le quitará.'"

1876:5  171:8.8 A continuación, los apóstoles trataron de conocer la diferencia entre el significado de esta parábola y el de la parábola anterior de los talentos, pero en respuesta a sus numerosas preguntas, Jesús se limitó a decir: "Meditad bien estas palabras en vuestro corazón mientras cada uno descubre su verdadero significado."
1876:6  171:8.9 Natanael fue el que enseñó muy bien el significado de estas dos parábolas en los años posteriores, y resumió sus enseñanzas en las conclusiones siguientes:

1876:7  171:8.10 1. La aptitud es la medida práctica de las oportunidades de la vida. Nunca seréis considerados responsables de tener que realizar algo que sobrepase vuestras capacidades.
1876:8  171:8.11 2. La fidelidad es la medida infalible de la honradez humana. Es probable que el que es fiel en las cosas pequeñas, también mostrará fidelidad en todo lo que sea compatible con sus talentos.
1876:9  171:8.12 3. El Maestro concede una recompensa menor por una fidelidad menor cuando las oportunidades son iguales.
1877:1  171:8.13 4. Concede una recompensa igual por una fidelidad igual cuando las oportunidades son menores.

1877:2  171:8.14 Cuando hubieron terminado de almorzar, y después de que la multitud de seguidores hubiera continuado hacia Jerusalén, Jesús se hallaba de pie delante de los apóstoles a la sombra de una roca que sobresalía por encima del camino. Con una dignidad jovial y una graciosa majestad, señaló con el dedo hacia el oeste y dijo: "Venid, hermanos míos, entremos en Jerusalén, para recibir allí lo que nos espera; así cumpliremos la voluntad del Padre celestial en todas las cosas."
1877:3  171:8.15 Y así, Jesús y sus apóstoles reanudaron este viaje, el último que hacía el Maestro a Jerusalén en la similitud de la carne del hombre mortal.


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