ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 172 LA ENTRADA EN JERUSALÉN
1878:1 172:0.1 JESÚS y los apóstoles llegaron a Betania poco después de las cuatro de la tarde del viernes 31 de marzo del año 30. Lázaro, sus hermanas y sus amigos los estaban esperando; en vista de que un gran número de personas venía diariamente para hablar con Lázaro sobre su resurrección, Jesús fue informado de que se había preparado todo para que se alojara con un creyente vecino, un tal Simón, el ciudadano principal de aquel pueblecito desde la muerte del padre de Lázaro.
1878:2 172:0.2 Aquella tarde, Jesús recibió a muchos visitantes, y la gente común de Betania y Betfagé hizo todo lo posible para que se sintiera bienvenido. Muchos creían que Jesús iba ahora a Jerusalén, desafiando por completo el decreto de muerte del sanedrín, para proclamarse rey de los judíos, pero la familia de Betania —Lázaro, Marta y María— comprendía más plenamente que el Maestro no era un rey de ese tipo; sentían vagamente que ésta podía ser su última visita a Jerusalén y Betania.
1878:3 172:0.3 Los jefes de los sacerdotes fueron informados de que Jesús estaba alojado en Betania, pero pensaron que sería mejor no intentar capturarlo entre sus amigos; decidieron esperar a que entrara en Jerusalén. Jesús sabía todo esto, pero conservaba una calma majestuosa; sus amigos nunca lo habían visto más tranquilo y agradable; incluso los apóstoles estaban sorprendidos de que estuviera tan indiferente, cuando el sanedrín había pedido a todos los judíos que se lo entregaran. Mientras el Maestro dormía aquella noche, los apóstoles estuvieron vigilando de dos en dos, y muchos de ellos se habían ceñido la espada. A la mañana siguiente temprano, fueron despertados por cientos de peregrinos que venían de Jerusalén, aunque fuera sábado, para ver a Jesús y a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.