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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 174

EL MARTES POR LA MAÑANA EN EL TEMPLO

 

5. Los GRIEGOS INDAGADORES

1902:2  174:5.1 Alrededor del mediodía, mientras Felipe compraba unas provisiones para el nuevo campamento que se estaba estableciendo aquel día cerca de Getsemaní, fue abordado por una delegación de extranjeros, un grupo de creyentes griegos de Alejandría, Atenas y Roma, cuyo portavoz le dijo al apóstol: "Los que te conocen nos han dicho que nos dirijamos a ti; por eso venimos a ti, Señor, con la petición de ver a Jesús, tu Maestro." A Felipe le cogió de sorpresa el encontrarse así, en la plaza del mercado, con estos gentiles griegos eminentes e indagadores. Puesto que Jesús había encargado explícitamente a los doce que no efectuaran ninguna enseñanza pública durante la semana de la Pascua, Felipe estaba un poco confuso sobre la manera correcta de manejar esta situación. También estaba desconcertado porque estos hombres eran gentiles extranjeros. Si hubieran sido judíos, o gentiles conocidos de los alrededores, no hubiera dudado tanto. Lo que hizo fue lo siguiente: Pidió a aquellos griegos que permanecieran allí donde estaban. Mientras se alejaba deprisa, los griegos supusieron que había ido a buscar a Jesús, pero en realidad corrió a la casa de José, donde sabía que Andrés y los otros apóstoles estaban almorzando. Llamó a Andrés para que saliera, le explicó el motivo de su venida, y luego regresó con Andrés al lugar donde esperaban los griegos.
1902:3  174:5.2 Como Felipe casi había terminado de comprar las provisiones, regresó con Andrés y los griegos a la casa de José, donde Jesús los recibió. Se sentaron cerca del Maestro, mientras éste hablaba a sus apóstoles y a un grupo de discípulos principales reunidos en este almuerzo. Jesús dijo:

1902:4  174:5.3 "Mi Padre me ha enviado a este mundo para revelar su bondad a los hijos de los hombres, pero los primeros a quienes me he dirigido se han negado a recibirme. Es verdad que muchos de vosotros habéis creído en mi evangelio por vosotros mismos, pero los hijos de Abraham y sus dirigentes están a punto de rechazarme, y al hacerlo, rechazarán a Aquél que me ha enviado. He proclamado sin reservas el evangelio de la salvación a este pueblo; les he hablado de la filiación acompañada de alegría, de libertad y de una vida más abundante en el espíritu. Mi Padre ha realizado muchas obras maravillosas entre estos hijos de los hombres tiranizados por el miedo. Pero el profeta Isaías se refirió con razón a este pueblo cuando escribió: `Señor, ¿quién ha creído en nuestras enseñanzas? ¿Y a quién ha sido revelado el Señor?' En verdad, los dirigentes de mi pueblo se han cegado deliberadamente para no ver, y han endurecido su corazón por temor a creer y a ser salvados. Todos estos años he tratado de curarlos de su incredulidad, para que puedan recibir la salvación eterna del Padre. Sé que no todos me han fallado; algunos de vosotros habéis creído de verdad en mi mensaje. En esta sala hay ahora veinte hombres que han sido anteriormente miembros del sanedrín, o que han ocupado altos puestos en los consejos de la nación, aunque algunos de ellos evitan todavía confesar abiertamente la verdad, por temor a ser expulsados de la sinagoga. Algunos de vosotros tenéis la tentación de amar más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Pero me veo obligado a mostrar paciencia, puesto que temo incluso por la seguridad y la lealtad de algunos de los que han estado tanto tiempo junto a mí, y que han vivido tan cerca de mi.
1903:1  174:5.4 "Observo que en esta sala de banquetes están reunidos los judíos y los gentiles en un número aproximadamente igual, y os dirigiré la palabra como al primer y último grupo de este tipo que voy a instruir en los asuntos del reino antes de ir hacia mi Padre."
1903:2  174:5.5 Estos griegos habían asistido fielmente a las enseñanzas de Jesús en el templo. El lunes por la noche habían celebrado una conferencia en la casa de Nicodemo, que se había prolongado hasta el amanecer, y treinta de ellos habían escogido entrar en el reino.
1903:3  174:5.6 Mientras Jesús permanecía delante de ellos en aquel momento, percibió el final de una dispensación y el principio de otra. Volviendo su atención hacia los griegos, el Maestro dijo:

1903:4  174:5.7 "El que cree en este evangelio, no solamente cree en mí, sino en Aquel que me ha enviado. Cuando me miráis, no veis solamente al Hijo del Hombre, sino también a Aquel que me ha enviado. Yo soy la luz del mundo, y cualquiera que crea en mi enseñanza ya no permanecerá más tiempo en las tinieblas. Si vosotros, los gentiles, queréis escucharme, recibiréis las palabras de la vida y entraréis inmediatamente en la gozosa libertad de la verdad de la filiación con Dios. Si mis compatriotas, los judíos, escogen rechazarme y rehusar mis enseñanzas, no los juzgaré, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para ofrecerle la salvación. Sin embargo, los que me rechazan y rehusan recibir mi enseñanza, serán llevados a juicio a su debido tiempo por mi Padre y por aquellos que él ha designado para que juzguen a los que rechazan el don de la misericordia y las verdades de la salvación. Recordad todos que no hablo por mí mismo, sino que os he proclamado fielmente lo que el Padre mandó que yo debía revelar a los hijos de los hombres. Y estas palabras que el Padre me ordenó que dijera al mundo son palabras de verdad divina, de misericordia perpétua y de vida eterna.
1903:5  174:5.8 "Pero declaro tanto a los judíos como a los gentiles, que está a punto de llegar la hora en que el Hijo del Hombre será glorificado. Sabéis muy bien que un grano de trigo permanece solitario, a menos que caiga en la tierra y muera; pero si muere en una buena tierra, surge de nuevo a la vida y produce mucho fruto. Aquel que ama egoistamente su vida, corre el peligro de perderla; pero aquel que está dispuesto a dar su vida por mí y por el evangelio, gozará de una existencia más abundante en la tierra, y de la vida eterna en el cielo. Si queréis seguirme sinceramente, incluso después de que haya regresado al Padre, entonces os convertiréis en mis discípulos y en los sinceros servidores de vuestros semejantes.
1903:6  174:5.9 "Sé que se acerca mi hora, y estoy preocupado. Me doy cuenta de que mi pueblo está decidido a despreciar el reino, pero me alegra recibir a estos gentiles que buscan la verdad, y que hoy están aquí para preguntar por el camino de la luz. Sin embargo, mi corazón sufre por mi pueblo, y mi alma está angustiada por lo que me espera. ¿Qué puedo decir cuando miro hacia adelante y percibo lo que está a punto de sucederme? ¿Acaso diré: Padre, sálvame de esta hora terrible? ¡No! Precísamente con esta finalidad he venido al mundo, e incluso he llegado hasta esta hora. Diré más bien, orando para que os unáis a mí: Padre, glorifica tu nombre; que se haga tu voluntad."
1904:1  174:5.10 Cuando Jesús hubo hablado así, el Ajustador Personalizado que había residido en él antes de su bautismo apareció delante de él, y mientras hacía una pausa de manera perceptible, este espíritu ahora poderoso que representaba al Padre le habló a Jesús de Nazaret, diciendo: "He glorificado mi nombre muchas veces en tus donaciones, y lo glorificaré una vez más."
1904:2  174:5.11 Aunque los judíos y los gentiles allí reunidos no escucharon ninguna voz, no pudieron dejar de percibir que el Maestro se había detenido en su discurso mientras le llegaba un mensaje de alguna fuente sobrehumana. Cada uno le dijo al que tenía a su lado: "Un ángel le ha hablado."
1904:3  174:5.12 Entonces Jesús continuó diciendo: "Todo esto no ha sucedido por mi bien, sino por el vuestro. Sé con certeza que el Padre me recibirá y aceptará mi misión en vuestro favor, pero es necesario que os sintáis estimulados y preparados para la prueba de fuego que se avecina. Dejadme aseguraros que la victoria terminará por coronar nuestros esfuerzos unidos por iluminar al mundo y liberar a la humanidad. El antiguo orden de cosas se está juzgando a sí mismo; he derribado al Príncipe de este mundo, y todos los hombres llegarán a ser libres gracias a la luz del espíritu que yo derramaré sobre toda carne, después de haber ascendido hasta mi Padre que está en los cielos.
1904:4  174:5.13 "Y ahora os afirmo que, si soy elevado en la tierra y en vuestras vidas, atraeré a todos los hombres hacia mí y hacia la comunidad de mi Padre. Habéis creído que el Libertador residiría para siempre en la tierra, pero declaro que el Hijo del Hombre será rechazado por los hombres, y que regresará al Padre. Sólo estaré con vosotros un corto período de tiempo; la luz viviente sólo estará poco tiempo en medio de esta generación tenebrosa. Caminad mientras tengáis esta luz, para que las tinieblas y la confusión venideras no os cojan por sorpresa. El que camina en las tinieblas, no sabe adonde va; pero si escogéis caminar en la luz, todos os convertiréis en verdad en los hijos liberados de Dios. Y ahora, venid conmigo todos vosotros mientras regresamos al templo, donde voy a decir mis palabras de adiós a los jefes de los sacerdotes, a los escribas, a los fariseos, a los saduceos, a los herodianos y a los dirigentes ignorantes de Israel."
1904:5  174:5.14 Después de haber hablado así, Jesús condujo al grupo de regreso hacia el templo por las estrechas calles de Jerusalén. Acababan de oír decir al Maestro que éste iba a ser su discurso de adiós en el templo, y le siguieron en silencio, meditando profundamente.

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