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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 175

EL ÚLTIMO DISCURSO EN EL TEMPLO

 

4. LA SITUACIÓN EN JERUSALÉN

1910:3  175:4.1 Al final del último discurso de Jesús en el templo, los apóstoles se quedaron una vez más confundidos y consternados. Judas había regresado al templo antes de que el Maestro empezara su terrible acusación contra los dirigentes judíos, de manera que los doce al completo escucharon la segunda mitad del último discurso de Jesús en el templo. Es una pena que Judas Iscariote no pudiera escuchar la primera mitad de este discurso de despedida, que ofrecía la misericordia. No escuchó esta última oferta de misericordia a los dirigentes judíos porque aún estaba conferenciando con un grupo de parientes y amigos saduceos con quienes había almorzado, y con quienes estaba conversando sobre la manera más adecuada de separarse de Jesús y de sus compañeros apóstoles. Mientras escuchaba la acusación final del Maestro contra los jefes y dirigentes judíos, Judas tomó su decisión final y completa de abandonar el movimiento evangélico y de lavarse las manos de toda esta empresa. Sin embargo, salió del templo en compañía de los doce y se dirigió con ellos al Monte de los Olivos, donde escuchó, con sus compañeros apóstoles, el discurso fatídico sobre la destrucción de Jerusalén y el final de la nación judía. Aquella noche del martes, Judas permaneció con ellos en el nuevo campamento cerca de Getsemaní.

1910:4  175:4.2 La multitud se quedó atónita y desconcertada cuando escuchó a Jesús pasar de su llamamiento misericordioso a los dirigentes judíos, a una reprimenda repentina y mordaz que rozaba la acusación sin piedad. Aquella noche, mientras el sanedrín pronunciaba la sentencia de muerte contra Jesús, y el Maestro estaba sentado con sus apóstoles y algunos de sus discípulos en el Monte de los Olivos, prediciendo la muerte de la nación judía, todo Jerusalén se había entregado a la discusión seria y callada de una sola pregunta: "¿Qué van a hacer con Jesús?"

1910:5  175:4.3 En la casa de Nicodemo, más de treinta judíos eminentes que creían en secreto en el reino, se reunieron para debatir la conducta a seguir en el caso de que se produjera una ruptura abierta con el sanedrín. Todos los presentes acordaron que reconocerían abiertamente su lealtad al Maestro en cuanto se enteraran de su arresto. Y eso fue exactamente lo que hicieron.

1911:1  175:4.4 Los saduceos, que ahora controlaban y dominaban el sanedrín, deseaban eliminar a Jesús por las razones siguientes:

1911:2  175:4.5 1. Temían que el creciente favor popular con que la multitud consideraba a Jesús amenazara con poner en peligro la existencia de la nación judía, debido a una posible complicación con las autoridades romanas.
1911:3  175:4.6 2. El ardor de Jesús por la reforma del templo afectaba directamente a sus ingresos; la depuración del templo perjudicaba sus bolsillos.
1911:4  175:4.7 3. Se sentían responsables de la preservación del orden social, y temían las consecuencias de una expansión posterior de la nueva y extraña doctrina de Jesús sobre la fraternidad de los hombres.

1911:5  175:4.8 Los fariseos tenían unos motivos diferentes para desear quitarle la vida a Jesús. Le tenían miedo porque:

1911:6  175:4.9 1. Se había opuesto eficazmente al dominio tradicional que los fariseos ejercían sobre el pueblo. Los fariseos eran ultraconservadores, y les encolerizaba amargamente estos ataques, supuestamente radicales, contra su prestigio establecido como instructores religiosos.
1911:7  175:4.10 2. Sostenían que Jesús violaba la ley; que había mostrado un desprecio total por el sábado y por otras numerosas exigencias legales y ceremoniales.
1911:8  175:4.11 3. Lo acusaban de blasfemia porque se refería a Dios como si fuera su Padre.
1911:9  175:4.12 4. Y ahora estaban profundamente irritados contra él a causa del último discurso que había pronunciado aquel día en el templo, donde en la parte final de su alocución de despedida los acusaba severamente.

1911:10  175:4.13 Una vez que hubo decretado oficialmente la muerte de Jesús y dado las órdenes para su arresto, el sanedrín levantó la sesión este martes cerca de la medianoche, después de acordar una reunión para las diez de la mañana del día siguiente en la casa del sumo sacerdote Caifás, con el fin de formular las acusaciones que permitirían llevar a Jesús a juicio.
1911:11  175:4.14 Un pequeño grupo de saduceos había llegado a proponer que se deshicieran de Jesús mediante el asesinato, pero los fariseos se negaron terminantemente a apoyar este procedimiento.

1911:12  175:4.15 Ésta era la situación en Jerusalén y entre los hombres en este día lleno de acontecimientos, mientras una enorme multitud de seres celestiales se cernía sobre esta importante escena en la tierra, impacientes por hacer algo para ayudar a su amado Soberano, pero sin poder actuar porque los superiores que los dirigían se lo habían prohibido expresamente.


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