ÍNDICE
previo      continuo
El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 179

LA ÚLTIMA CENA

 

4. LAS ÚLTIMAS PALABRAS AL TRAIDOR

1940:3  179:4.1 Los apóstoles comieron en silencio durante algunos minutos, pero debido a la influencia de la conducta jovial del Maestro, pronto se sintieron incitados a la conversación, y en muy poco rato la cena continuó como si no hubiera ocurrido nada fuera de lo común que alterara el buen humor y la armonía social de esta extraordinaria ocasión. Después de haber transcurrido cierto tiempo, hacia la mitad de este segundo servicio de la comida, Jesús los miró a todos diciendo: "Os he dicho cuánto deseaba compartir esta cena con vosotros, y sabiendo de qué manera las fuerzas malignas de las tinieblas han conspirado para provocar la muerte del Hijo del Hombre, he decidido tomar esta cena con vosotros en esta sala secreta, un día antes de la Pascua, porque mañana por la noche a esta hora ya no estaré con vosotros. Os he repetido muchas veces que debo regresar al Padre. Ahora ha llegado mi hora, pero no era necesario que uno de vosotros me traicionara entregándome a mis enemigos."
1940:4  179:4.2 La parábola del lavado de los pies y el discurso posterior del Maestro ya habían hecho perder a los doce una buena parte de su presunción y de su confianza en sí mismos. Cuando escucharon esto, empezaron a mirarse unos a otros y a preguntarse vacilantes con tono desconcertado: "¿Soy yo?" Cuando todos hubieron preguntado esto, Jesús dijo: "Aunque es necesario que regrese al Padre, no hacía falta que uno de vosotros se convirtiera en un traidor para cumplir la voluntad del Padre. Esto es la maduración del mal escondido en el corazón de uno que no ha logrado amar la verdad con toda su alma. ¡Cuán engañoso es el orgullo intelectual que precede a la caída espiritual! Mi amigo de muchos años, que ahora mismo come mi pan, está dispuesto a traicionarme, incluso ahora que mete su mano conmigo en el mismo plato."
1940:5  179:4.3 Cuando Jesús hubo hablado así, todos empezaron de nuevo a preguntar: "¿Soy yo?". Cuando Judas, que estaba sentado a la izquierda de su Maestro, preguntó de nuevo: "¿Soy yo?", Jesús mojó el pan en el plato de las hierbas y se lo dió a Judas diciendo: "Tú lo has dicho." Pero los demás no escucharon a Jesús hablarle a Judas. Juan, que estaba recostado a la derecha de Jesús, se inclinó y le preguntó al Maestro: "¿Quién es? Deberíamos saber quién se ha mostrado infiel a su deber." Jesús respondió: "Ya os he dicho que es aquel a quien le he dado el pan mojado." Pero era tan natural que el anfitrión diera el pan mojado al que estaba sentado a su izquierda, que ninguno le prestó atención a este hecho, aunque el Maestro se hubiera expresado con toda claridad. Pero Judas era dolorosamente consciente del significado de las palabras del Maestro unidas a su acción, y empezó a temer que sus hermanos también se dieran cuenta ahora de que él era el traidor.
1941:1  179:4.4 Pedro estaba bastante excitado por lo que se había dicho; se inclinó sobre la mesa y se dirigió a Juan: "Pregúntale quién es, o si te lo ha dicho, dime quién es el traidor."
1941:2  179:4.5 Jesús puso fin a sus cuchicheos diciendo: "Me apena que este mal haya tenido que ocurrir y he esperado hasta este mismo momento que el poder de la verdad pudiera triunfar sobre los engaños del mal, pero esas victorias no se ganan sin la fe del amor sincero a la verdad. No hubiera querido deciros estas cosas en nuestra última cena, pero deseo advertiros de estas penas y prepararos así para lo que nos espera dentro de poco. Os he dicho esto porque deseo que recordéis, después de mi partida, que conocía todos estos perversos complots, y que os avisé de que iba a ser traicionado. Hago todo esto únicamente para que os sintáis fortalecidos en las tentaciones y pruebas que os esperan."
1941:3  179:4.6 Después de haber hablado así, Jesús se inclinó hacia Judas y le dijo: "Lo que has decidido hacer, hazlo enseguida." Cuando Judas escuchó estas palabras, se levantó de la mesa y abandonó apresuradamente la habitación, saliendo a la noche para hacer lo que había decidido llevar a cabo. Cuando los otros apóstoles vieron que Judas salía precipitadamente después de que Jesús le hubiera hablado, creyeron que había ido a buscar algo más para la cena o a hacer algún otro recado para el Maestro, pues suponían que aún tenía la bolsa.

1941:4  179:4.7 Jesús sabía ahora que no se podía hacer nada para impedir que Judas se convirtiera en un traidor. Había empezado con doce hombres —ahora tenía once. Había elegido a seis de estos apóstoles, y aunque Judas se encontraba entre los que habían sido nombrados por sus primeros apóstoles escogidos, el Maestro lo había aceptado, y hasta este mismo momento había hecho todo lo posible por santificarlo y salvarlo, tal como había trabajado por la paz y la salvación de los demás.
1941:5  179:4.8 Esta cena, con sus tiernos episodios y sus detalles suaves, fue el último llamamiento de Jesús al desertor Judas, pero fue en vano. Una vez que el amor está realmente muerto, aunque las advertencias se hagan con el máximo de tacto y se transmitan con el espíritu más cariñoso, por regla general sólo intensifican el odio y encienden la malvada resolución de llevar a cabo íntegramente nuestros propios proyectos egoístas.

 

previo      continuo