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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 180

EL DISCURSO DE DESPEDIDA

 

1. EL NUEVO MANDAMIENTO

1944:4  180:1.1 Después de unos momentos de conversación informal, Jesús se levantó y dijo: "Cuando representé para vosotros una parábola que indicaba de qué manera deberíais estar dispuestos a serviros los unos a los otros, dije que deseaba daros un nuevo mandamiento; quisiera hacerlo ahora que estoy a punto de dejaros. Conocéis bien el mandamiento que ordena que os améis los unos a los otros; que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Pero incluso esta dedicación sincera por parte de mis hijos no me satisface plenamente. Quisiera que realizarais unos actos de amor aún más grandes en el reino de la fraternidad de los creyentes. Y por eso os doy este nuevo mandamiento: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado. De esta manera, si os amáis así los unos a los otros, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.
1944:5  180:1.2 "Al daros este nuevo mandamiento, no pongo ninguna nueva carga sobre vuestra alma; os traigo más bien una nueva alegría y os doy la posibilidad de experimentar un nuevo placer, conociendo las delicias de dar el afecto de vuestro corazón a vuestros semejantes. Incluso soportando un dolor externo, estoy a punto de experimentar la alegría suprema de daros mi afecto a vosotros y a vuestros compañeros mortales.
1944:6  180:1.3 "Cuando os invito a que os améis los unos a los otros como yo os he amado, os presento la medida suprema del verdadero afecto, porque nadie puede tener un amor más grande que éste: el de dar la vida por sus amigos. Y vosotros sois mis amigos; seguiréis siendo mis amigos con que sólo estéis dispuestos a hacer lo que os he enseñado. Me habéis llamado Maestro, pero yo no os llamo sirvientes. Si tan sólo os amáis los unos a los otros como yo os amo, seréis mis amigos y siempre os hablaré de lo que el Padre me revela.
1945:1  180:1.4 "No simplemente me habéis escogido vosotros, sino que yo también os he escogido, y os he ordenado para que salgáis al mundo a fin de ofrecer el fruto del servicio amoroso a vuestros semejantes, tal como yo he vivido entre vosotros y os he revelado al Padre. El Padre y yo trabajaremos con vosotros, y vosotros experimentaréis la divina plenitud de la alegría con que sólo obedezcáis mi mandamiento de amaros los unos a los otros como yo os he amado."

1945:2  180:1.5 Si queréis compartir el gozo del Maestro, tenéis que compartir su amor. Y compartir su amor significa que habéis compartido su servicio. Esta experiencia de amor no os libera de las dificultades de este mundo; no crea un mundo nuevo, pero hace con toda seguridad que el viejo mundo resulte nuevo.
1945:3  180:1.6 Retened en la memoria: Lo que Jesús pide es la lealtad, no el sacrificio. La conciencia de hacer un sacrificio implica la ausencia de ese afecto sincero que hubiera convertido ese servicio amoroso en una alegría suprema. La idea del deber significa que tenéis una mentalidad de sirvientes, y a consecuencia de ello no conseguís la grandísima emoción de hacer vuestro servicio como un amigo y por un amigo. El impulso de la amistad trasciende todas las convicciones del deber, y el servicio que un amigo hace por un amigo nunca se puede llamar sacrificio. El Maestro ha enseñado a los apóstoles que son hijos de Dios. Los ha llamado hermanos, y ahora, antes de irse, los llama sus amigos.

 

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