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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 183

LA TRAICIÓN Y EL ARRESTO DE JESÚS

1971:1  183:0.1 CUANDO JESÚS despertó finalmente a Pedro, Santiago y Juan, les sugirió que se fueran a sus tiendas y trataran de dormir a fin de prepararse para las tareas del día siguiente. Pero para entonces, los tres apóstoles estaban totalmente despiertos; habían descansado con las breves cabezadas que habían dado, y además se habían estimulado y excitado con la llegada al lugar de dos mensajeros agitados que preguntaron por David Zebedeo, y que partieron rápidamente en su búsqueda en cuanto Pedro les indicó dónde se encontraba de vigilancia.
1971:2  183:0.2 Aunque ocho de los apóstoles estaban profundamente dormidos, los griegos que estaban acampados junto a ellos tenían un mayor temor de que se produjeran disturbios, de tal manera que habían apostado un centinela para que diera la alarma en caso de que se presentara algún peligro. Cuando los dos mensajeros entraron precipitadamente en el campamento, el centinela griego procedió a despertar a todos sus compatriotas, los cuales salieron de sus tiendas completamente vestidos y armados. Todo el campamento estaba ahora despierto, salvo los ocho apóstoles; Pedro deseaba llamar a sus compañeros, pero Jesús se lo prohibió terminantemente. El Maestro recomendó dulcemente a todos que regresaran a sus tiendas, pero estaban poco dispuestos a someterse a su sugerencia.
1971:3  183:0.3 Como no logró dispersar a sus seguidores, el Maestro los dejó y descendió hacia el lagar, cerca de la entrada del parque de Getsemaní. Los tres apóstoles, los griegos y los otros miembros del campamento dudaron en seguirlo inmediatamente, pero Juan Marcos corrió entre los olivos y se ocultó en un pequeño cobertizo cerca del lagar. Jesús se había alejado del campamento y de sus amigos para que cuando llegaran sus captores pudieran arrestarlo sin molestar a sus apóstoles. El Maestro temía que sus apóstoles se despertaran y estuvieran presentes en el momento de su arresto, no fuera a ser que el espectáculo de la traición de Judas suscitara de tal manera su animosidad que ofrecieran resistencia a los soldados y fueran apresados con él. Temía que si eran arrestados con él, pudieran perecer también con él.
1971:4  183:0.4 Aunque Jesús sabía que el plan para matarlo se había originado en los consejos de los dirigentes de los judíos, también era consciente de que todos estos proyectos nefastos tenían la plena aprobación de Lucifer, Satanás y Caligastia. Sabía muy bien que estos rebeldes de los reinos también verían con placer que todos los apóstoles fueran exterminados con él.
1971:5  183:0.5 Jesús se sentó solo en el lagar, donde esperó la llegada del traidor, y en aquel momento solamente era visto por Juan Marcos y una multitud innumerable de observadores celestiales.

 

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