ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 190 LAS APARICIONES MORONTIALES DE JESÚS
2033:1 190:3.1 La quinta manifestación morontial de Jesús, reconocida por los ojos mortales, se produjo en presencia de unas veinticinco mujeres creyentes reunidas en la casa de José de Arimatea, hacia las cuatro y quince minutos de este mismo domingo por la tarde. María Magdalena había vuelto a la casa de José unos minutos antes de esta aparición. Santiago, el hermano de Jesús, había rogado que no se dijera nada a los apóstoles acerca de la aparición del Maestro en Betania, pero no le había pedido a María que se abstuviera de informar a sus hermanas creyentes sobre este acontecimiento. En consecuencia, después de que María hiciera prometer a todas las mujeres que guardarían el secreto, procedió a contarles lo que acababa de suceder mientras estaba con la familia de Jesús en Betania. Estaba precisamente en medio de este relato apasionante, cuando un silencio repentino y solemne se hizo entre ellas; vieron en medio de su grupo la forma enteramente visible de Jesús resucitado. Éste las saludó diciendo: "Que la paz sea con vosotras. En la hermandad del reino no habrá ni judíos ni gentiles, ni ricos ni pobres, ni libres ni esclavos, ni hombres ni mujeres. Vosotras también estáis llamadas a divulgar la buena nueva de la liberación de la humanidad a través del evangelio de la filiación con Dios en el reino de los cielos. Id por el mundo entero proclamando este evangelio y confirmando a los creyentes en la fe del mismo. Y mientras lo hacéis, no olvidéis cuidar a los enfermos y fortalecer a los tímidos y a los que están dominados por el temor. Siempre estaré con vosotras, incluso hasta los confines de la tierra." Cuando hubo hablado así, desapareció de su vista, mientras las mujeres caían de bruces y adoraban en silencio.
2033:2 190:3.2 De las cinco apariciones morontiales de Jesús acontecidas hasta este momento, María Magdalena había presenciado cuatro.
2033:3 190:3.3 A consecuencia de haber enviado a los mensajeros a media mañana, y debido a la filtración inconsciente de indicios relacionados con esta aparición de Jesús en la casa de José, los dirigentes de los judíos empezaron a recibir noticias al principio del anochecer de que se decía por la ciudad que Jesús había resucitado, y que muchas personas pretendían haberlo visto. Estos rumores excitaron enormemente a los sanedristas. Después de consultar apresuradamente con Anás, Caifás convocó una reunión del sanedrín para las ocho de aquella noche. En esta reunión se tomó la decisión de echar de las sinagogas a toda persona que mencionara la resurrección de Jesús. Se sugirió incluso que cualquiera que afirmara haberlo visto debía ser ejecutado; sin embargo, esta proposición no se sometió a votación ya que la reunión se disolvió en una confusión que rayaba en verdadero pánico. Se habían atrevido a pensar que habían acabado con Jesús. Estaban a punto de descubrir que sus verdaderas dificultades con el hombre de Nazaret sólo acababan de empezar.