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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 192

LAS APARICIONES EN GALILEA

 

2. LAS CONVERSACIONES CON Los APÓSTOLES DE DOS EN DOS

2047:5  192:2.1 Cuando terminaron de desayunar, y mientras los demás permanecían sentados al lado del fuego, Jesús hizo señas a Pedro y a Juan para que le acompañaran a dar un paseo por la playa. Mientras caminaban, Jesús le dijo a Juan: "Juan, ¿me amas?" Y cuando Juan contestó: "Sí, Maestro, con todo mi corazón", el Maestro dijo: "Entonces, Juan, abandona tu intolerancia y aprende a amar a los hombres como yo te he amado. Dedica tu vida a demostrar que el amor es la cosa más grande del mundo. Es el amor de Dios el que impulsa a los hombres a buscar la salvación. El amor es el padre de toda bondad espiritual, la esencia de lo verdadero y de lo bello."
2047:6  192:2.2 Jesús se volvió entonces hacia Pedro y le preguntó: "Pedro, ¿me amas?" Pedro contestó: "Señor, tú sabes que te amo con toda mi alma." Entonces dijo Jesús: "Si me amas, Pedro, apacienta mis corderos. No descuides ayudar a los débiles, a los pobres y a los jóvenes. Predica el evangelio sin temor ni favor; recuerda siempre que Dios no hace acepción de personas. Sirve a tus semejantes como yo te he servido; perdona a tus compañeros mortales como yo te he perdonado. Que la experiencia te enseñe el valor de la meditación y el poder de la reflexión inteligente."
2047:7  192:2.3 Después de caminar un poco más, el Maestro se volvió hacia Pedro y le preguntó: "Pedro, ¿realmente me amas?" Y entonces dijo Simón: "Sí, Señor, tú sabes que te amo." Y Jesús dijo de nuevo: "Entonces, cuida bien a mis ovejas. Sé un pastor bueno y verdadero para el rebaño. No traiciones su confianza en ti. No te dejes sorprender por el enemigo. Permanece alerta en todo momento —vigila y ora."
2047:8  192:2.4 Cuando dieron unos cuantos pasos más, Jesús se volvió hacia Pedro y le preguntó por tercera vez: "Pedro, ¿me amas de verdad?" Entonces Pedro, ligeramente herido por la aparente desconfianza del Maestro, dijo con una gran emoción: "Señor, tú lo sabes todo, y sabes por tanto que te amo realmente y de verdad." Entonces dijo Jesús: "Apacienta mis ovejas. No abandones al rebaño. Sé un ejemplo y una inspiración para todos tus compañeros pastores. Ama al rebaño como yo te he amado y conságrate a su bienestar como yo he consagrado mi vida a tu bienestar. Y sígueme hasta el fin."
2048:1  192:2.5 Pedro interpretó esta última declaración al pie de la letra —que debía continuar detrás de Jesús— y volviéndose hacia él, señaló con el dedo a Juan y preguntó: "Si continúo detrás de ti, ¿qué hará éste?" Entonces, al percibir que Pedro había entendido mal sus palabras, Jesús dijo: "Pedro, no te preocupes por lo que hagan tus hermanos. Si quiero que Juan se quede después de que te hayas ido, o incluso hasta que yo vuelva, ¿en qué te concierne a ti? Asegúrate solamente de que me sigues."

2048:2  192:2.6 Este comentario se difundió entre los hermanos y fue recibido como una declaración de Jesús de que Juan no moriría antes de que regresara el Maestro para establecer el reino con poder y gloria, como muchos pensaban y esperaban. Esta interpretación de lo que Jesús había dicho contribuyó mucho a que Simón Celotes regresara al servicio y permaneciera trabajando.

2048:3  192:2.7 Cuando regresaron donde estaban los demás, Jesús se fue a pasear y a hablar con Andrés y Santiago. Después de recorrer una corta distancia, Jesús le dijo a Andrés: "Andrés, ¿confías en mí?" Cuando el antiguo jefe de los apóstoles escuchó a Jesús hacerle esta pregunta, se detuvo y contestó: "Sí, Maestro, es evidente que confío en ti, y sabes que es así." Entonces dijo Jesús: "Andrés, si confías en mí, confía más en tus hermanos —incluso en Pedro. Hace tiempo te confié la dirección de tus hermanos. Ahora debes confiar en los demás mientras os dejo para ir hacia el Padre. Cuando tus hermanos empiecen a dispersarse debido a las crueles persecuciones, sé un consejero sabio y prudente para Santiago, mi hermano carnal, cuando le asignen unas pesadas cargas que no está capacitado para llevar por falta de experiencia. Y luego continúa confiando, porque yo no te fallaré. Cuando hayas terminado en la tierra, vendrás hacia mí."
2048:4  192:2.8 Luego Jesús se volvió hacia Santiago, preguntando: "Santiago ¿confías en mí?" Y Santiago contestó por supuesto: "Sí, Maestro, confío en ti con todo mi corazón." Entonces dijo Jesús: "Santiago, si confías más en mí, serás menos impaciente con tus hermanos. Si quieres confiar en mí, eso te ayudará a ser bondadoso con la fraternidad de los creyentes. Aprende a estimar las consecuencias de tus palabras y de tus actos. Recuerda que se cosecha aquello que se siembra. Reza por la tranquilidad de espíritu y cultiva la paciencia. Estas gracias, junto con la fe viviente, te sostendrán cuando llegue la hora de beber la copa del sacrificio. Pero no te desanimes nunca; cuando hayas terminado en la tierra, también vendrás para estar conmigo."
2048:5  192:2.9 Jesús habló a continuación con Tomás y Natanael. A Tomás le dijo: "Tomás, ¿me sirves?" Tomás contestó: "Sí, Señor, te sirvo ahora y siempre." Entonces dijo Jesús: "Si quieres servirme, sirve a mis hermanos en la carne como yo te he servido. Y no te canses de obrar bien, sino que persevera como alguien que ha sido ordenado por Dios para realizar este servicio de amor. Cuando hayas terminado tu servicio conmigo en la tierra, servirás conmigo en la gloria. Tomás, debes dejar de dudar; debes crecer en la fe y en el conocimiento de la verdad. Cree en Dios como un niño, pero deja de actuar de manera tan infantil. Ten coraje; sé fuerte en la fe y poderoso en el reino de Dios."

2049:1  192:2.10 Entonces el Maestro le dijo a Natanael: "Natanael, ¿me sirves?" Y el apóstol contestó: "Sí, Maestro, y con todo mi afecto." Entonces dijo Jesús: "Si me sirves pues de todo corazón, asegúrate de que te consagras al bienestar de mis hermanos en la tierra con un afecto incansable. Incorpora la amistad a tu consejo y añade el amor a tu filosofía. Sirve a tus semejantes como yo te he servido. Sé fiel a los hombres como yo he velado por ti. Sé menos crítico; espera menos de algunos hombres y disminuye así la magnitud de tus decepciones. Y cuando el trabajo aquí abajo haya terminado, servirás conmigo en el cielo."

2049:2  192:2.11 Después de esto, el Maestro conversó con Mateo y Felipe. A Felipe le dijo: "Felipe, ¿me obedeces?" Felipe respondió: "Sí, Señor, te obedeceré incluso con mi vida." Entonces dijo Jesús: "Si quieres obedecerme, ve pues a los países de los gentiles y proclama este evangelio. Los profetas te han dicho que es mejor obedecer que sacrificar. Te has convertido, por la fe, en un hijo del reino que conoce a Dios. Sólo hay una ley que obedecer —y es el mandamiento de salir a proclamar el evangelio del reino. Deja de temer a los hombres; no tengas miedo de predicar la buena nueva de la vida eterna a tus semejantes que languidecen en las tinieblas y ansían la luz de la verdad. Felipe, ya no tendrás que ocuparte del dinero ni de los bienes. Ahora eres libre de predicar la buena nueva exactamente igual que tus hermanos. Iré delante de ti y estaré contigo hasta el fin."
2049:3  192:2.12 Luego, el Maestro se dirigió a Mateo y le preguntó: "Mateo, ¿albergas en tu corazón el deseo de obedecerme?" Mateo respondió: "Sí, Señor, estoy plenamente dedicado a hacer tu voluntad." Entonces dijo el Maestro: "Mateo, si quieres obedecerme, sal a enseñar a todos los pueblos este evangelio del reino. Ya no proporcionarás más a tus hermanos las cosas materiales de la vida; de ahora en adelante también deberás proclamar la buena nueva de la salvación espiritual. A partir de ahora ten el único propósito de obedecer tu encargo de predicar este evangelio del reino del Padre. Al igual que yo he hecho la voluntad del Padre en la tierra, tú cumplirás la misión divina. Recuerda, tanto los judíos como los gentiles son tus hermanos. No temas a nadie cuando proclames las verdades salvadoras del evangelio del reino de los cielos. Y allí donde voy, dentro de poco vendrás tú."

2049:4  192:2.13 Después se paseó y habló con Santiago y Judas, los gemelos Alfeo; dirigiéndose a los dos a la vez, les preguntó: "Santiago y Judas, ¿creéis en mí?" Y cuando los dos contestaron: "Sí, Maestro, creemos", Jesús dijo: "Pronto voy a dejaros. Veis que ya os he dejado de manera carnal. Sólo permaneceré poco tiempo con esta forma antes de ir hacia mi Padre. Creéis en mí —sois mis apóstoles, y siempre lo seréis. Continuad creyendo y recordando vuestra asociación conmigo cuando me haya ido, y después de que quizás hayáis regresado al trabajo que hacíais antes de venir a vivir conmigo. No permitáis nunca que un cambio en vuestro trabajo exterior influya en vuestra lealtad. Tened fe en Dios hasta el final de vuestros días en la tierra. No olvidéis nunca que cuando uno es un hijo de Dios por la fe, todo trabajo honrado en la tierra es sagrado. Nada de lo que hace un hijo de Dios puede ser corriente. De ahora en adelante, haced pues vuestro trabajo como si fuera para Dios. Y cuando hayáis terminado en este mundo, tengo otros mundos mejores donde trabajaréis igualmente para mí. En todo este trabajo, en este mundo y en los otros, yo trabajaré con vosotros y mi espíritu residirá dentro de vosotros."

2049:5  192:2.14 Eran casi las diez cuando Jesús regresó de su conversación con los gemelos Alfeo. Al dejar a los apóstoles, les dijo: "Adiós, hasta que os vea a todos mañana al mediodía en el monte de vuestra ordenación." Después de hablar así, desapareció de su vista.

 

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