ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 194 LA DONACIÓN DEL ESPÍRITU DE LA VERDAD
3. LO QUE SUCEDIÓ EN PENTECOSTÉS
2062:11 194:3.1 Muchas enseñanzas raras y extrañas fueron asociadas a los relatos iniciales del día de Pentecostés. En épocas posteriores, los sucesos de este día en el que el Espíritu de la Verdad, el nuevo instructor, vino a residir en la humanidad, se han confundido con los necios estallidos de una emotividad desenfrenada. La misión principal de este espíritu, derramado por el Padre y el Hijo, consiste en enseñar a los hombres las verdades sobre el amor del Padre y la misericordia del Hijo. Éstas son las verdades de la divinidad que los hombres pueden comprender mucho mejor que todos los demás rasgos del carácter divino. El Espíritu de la Verdad se interesa principalmente en revelar la naturaleza espiritual del Padre y el carácter moral del Hijo. El Hijo Creador, en la carne, reveló Dios a los hombres; el Espíritu de la Verdad, en el corazón, revela el Hijo Creador a los hombres. Cuando un hombre produce en su vida los "frutos del espíritu", muestra simplemente los rasgos que el Maestro manifestó en su propia vida terrenal. Cuando Jesús estuvo en la tierra, vivió su vida como una personalidad única —Jesús de Nazaret. Desde Pentecostés, el Maestro, como espíritu interno del "nuevo instructor", ha podido vivir su vida de nuevo en la experiencia de cada creyente que ha sido enseñado por la verdad.
2062:12 194:3.2 Muchas cosas que suceden en el transcurso de una vida humana son duras de comprender, difíciles de reconciliar con la idea de que éste es un universo en el que prevalece la verdad y triunfa la rectitud. Muy a menudo se tiene la impresión de que prevalece la calumnia, la mentira, la deshonestidad y la falta de rectitud —el pecado. Después de todo, ¿triunfa la fe sobre el mal, el pecado y la iniquidad? Sí que triunfa. La vida y la muerte de Jesús son la prueba eterna de que la verdad de la bondad y la fe de la criatura conducida por el espíritu serán siempre justificadas. Se mofaron de Jesús en la cruz, diciendo: "Veamos si Dios viene a liberarlo." El día de la crucifixión pareció sombrío, pero la mañana de la resurrección fue gloriosamente brillante, y el día de Pentecostés fue aun más radiante y gozoso. Las religiones de desesperación pesimista tratan de liberarse de las cargas de la vida; anhelan la extinción en un sueño y un reposo sin fin. Son las religiones del miedo y del temor primitivos. La religión de Jesús es un nuevo evangelio de fe que se ha de proclamar a una humanidad que lucha. Esta nueva religión está fundada en la fe, la esperanza y el amor.
2063:1 194:3.3 La vida mortal le había asestado a Jesús sus golpes más duros, más crueles y más amargos; y este hombre se había enfrentado a estas situaciones desesperantes con fe, coraje y la férrea determinación de hacer la voluntad de su Padre. Jesús afrontó la vida en toda su terrible realidad, y la venció —incluso en la muerte. No utilizó la religión para liberarse de la vida. La religión de Jesús no intenta eludir esta vida para disfrutar de la felicidad que espera en otra existencia. La religión de Jesús proporciona la alegría y la paz de una nueva existencia espiritual para realzar y ennoblecer la vida que los hombres viven ahora en la carne.
2063:2 194:3.4 Si la religión es un opio para el pueblo, no es la religión de Jesús. En la cruz, se negó a beber la droga adormecedora, y su espíritu, derramado sobre todo el género humano, es una poderosa influencia mundial que conduce al hombre hacia arriba y lo impulsa hacia adelante. El impulso espiritual hacia adelante es la fuerza motriz más poderosa que existe en este mundo; el creyente que aprende la verdad es la única alma progresiva y dinámica de la tierra.
2063:3 194:3.5 El día de Pentecostés, la religión de Jesús rompió todas las restricciones nacionales y todas las cadenas raciales. Es eternamente cierto que "allí donde se encuentra el espíritu del Señor, está la libertad". Aquel día, el Espíritu de la Verdad se convirtió en el don personal del Maestro para cada mortal. Este espíritu se otorgó con la finalidad de cualificar a los creyentes para que predicaran más eficazmente el evangelio del reino, pero confundieron la experiencia de recibir el espíritu derramado con una parte del nuevo evangelio que inconscientemente estaban formulando.2063:4 194:3.6 No paséis por alto el hecho de que el Espíritu de la Verdad fue otorgado a todos los creyentes sinceros; este don del espíritu no vino solamente a los apóstoles. Los ciento veinte hombres y mujeres congregados en la habitación de arriba recibieron todos el nuevo instructor, así como todos los honrados de corazón del mundo entero. Este nuevo instructor fue otorgado a la humanidad, y cada alma lo recibió según su amor por la verdad y su capacidad para captar y comprender las realidades espirituales. Por fin, la verdadera religión se libera de la custodia de los sacerdotes y de todas las clases sagradas, y encuentra su manifestación real en el alma individual de los hombres.
2063:5 194:3.7 La religión de Jesús fomenta el tipo más elevado de civilización humana, en el sentido de que crea el tipo más elevado de personalidad espiritual y proclama la condición sagrada de esa persona.
2063:6 194:3.8 La llegada del Espíritu de la Verdad en Pentecostés hizo posible una religión que no es ni radical ni conservadora; no es ni antigua ni nueva; no debe estar dominada ni por los viejos ni por los jóvenes. El hecho de la vida terrenal de Jesús proporciona un punto fijo para el ancla del tiempo, mientras que la donación del Espíritu de la Verdad asegura la expansión perpétua y el crecimiento sin fin de la religión que Jesús vivió y del evangelio que proclamó. El espíritu conduce a toda la verdad; enseña la expansión y el constante crecimiento de una religión de progreso sin fin y de descubrimiento divino. Este nuevo instructor estará revelando siempre al creyente que busca la verdad aquello que estaba tan divinamente contenido en la persona y en la naturaleza del Hijo del Hombre.
2064:1 194:3.9 Las manifestaciones que acompañaron a la donación del "nuevo instructor", y la acogida que los hombres de las diversas razas y naciones, reunidos en Jerusalén, hicieron a la predicación de los apóstoles, indican la universalidad de la religión de Jesús. El evangelio del reino no debía ser identificado con ninguna raza, cultura o idioma particular. Este día de Pentecostés fue testigo del gran esfuerzo del espíritu por liberar a la religión de Jesús de las trabas judías que había heredado. Incluso después de esta demostración en la que el espíritu fue derramado sobre todo el género humano, los apóstoles trataron al principio de imponer a sus conversos las exigencias del judaísmo. El mismo Pablo tuvo dificultades con sus hermanos de Jerusalén, porque se negaba a someter a los gentiles a estas prácticas judías. Ninguna religión revelada puede difundirse por todo el mundo si comete el grave error de dejarse impregnar por alguna cultura nacional, o asociarse con unas prácticas raciales, sociales o económicas ya establecidas.
2064:2 194:3.10 La donación del Espíritu de la Verdad fue independiente de todas las formalidades, ceremonias, lugares sagrados y comportamiento especial de aquellos que recibieron la plenitud de su manifestación. Cuando el espíritu descendió sobre las personas congregadas en la habitación de arriba, simplemente estaban sentadas allí y acababan de ponerse a orar en silencio. El espíritu fue otorgado en el campo así como en la ciudad. Los apóstoles no necesitaron retirarse a un lugar aislado durante años de meditación solitaria a fin de recibir el espíritu. Pentecostés disocia para siempre la idea de experiencia espiritual, de la noción de un entorno especialmente favorable.2064:3 194:3.11 Pentecostés, con su dotación espiritual, estuvo destinado a liberar para siempre la religión del Maestro de toda dependencia de la fuerza física; los instructores de esta nueva religión ahora están provistos de armas espirituales. Deben partir a la conquista del mundo con una indulgencia inagotable, una buena voluntad incomparable y un amor abundante. Están equipados para dominar el mal con el bien, para vencer el odio con el amor, para destruir el miedo con una fe valiente y viviente en la verdad. Jesús ya había enseñado a sus seguidores que su religión nunca era pasiva; sus discípulos debían ser siempre activos y positivos en su ministerio de misericordia y en sus manifestaciones de amor. Estos creyentes ya no contemplaban a Yahvé como "el Señor de los Ejércitos". Ahora consideraban a la Deidad eterna como el "Dios y el Padre del Señor Jesucristo". Al menos hicieron este progreso, aunque en cierta medida no lograron captar plenamente la verdad de que Dios es también el Padre espiritual de cada individuo.
2064:4 194:3.12 Pentecostés dotó al hombre mortal del poder de perdonar las ofensas personales, de conservar la dulzura en medio de las peores injusticias, de permanecer impasible ante unos peligros aterradores, y de desafiar los males del odio y de la ira mediante los actos intrépidos del amor y la indulgencia. A lo largo de su historia, Urantia ha sufrido las devastaciones de grandes guerras destructivas. Todos los que participaron en estas luchas terribles encontraron la derrota. Sólo hubo un vencedor; sólo hubo uno que salió de estas amargas luchas con un prestigio realzado —y éste fue Jesús de Nazaret y su evangelio de vencer el mal con el bien. El secreto de una civilización mejor está encerrado en las enseñanzas del Maestro sobre la fraternidad de los hombres, la buena voluntad del amor y de la confianza mútua.
2065:1 194:3.13 Hasta Pentecostés, la religión no había revelado más que el hombre a la búsqueda de Dios; a partir de Pentecostés, el hombre continúa buscando a Dios, pero también brilla sobre el mundo el espectáculo de Dios a la búsqueda del hombre y enviando su espíritu para que resida en él cuando lo ha encontrado.2065:2 194:3.14 Antes de las enseñanzas de Jesús, que culminaron en Pentecostés, las mujeres tenían poca o ninguna posición espiritual en los credos de las religiones más antiguas. Después de Pentecostés, la mujer se encontró ante Dios, en la fraternidad del reino, en igualdad de condiciones que el hombre. Entre las ciento veinte personas que recibieron esta visita especial del espíritu se encontraban muchas discípulas, y compartieron estas bendiciones en la misma medida que los creyentes masculinos. Los hombres ya no pueden atreverse a monopolizar el ministerio del servicio religioso. Los fariseos podían continuar dando gracias a Dios por "no haber nacido mujer, ni leproso, ni gentil", pero entre los seguidores de Jesús, las mujeres han sido liberadas para siempre de toda discriminación religiosa basada en el sexo. Pentecostés borró toda discriminación religiosa fundada en la distinción racial, las diferencias culturales, las castas sociales o los prejuicios relacionados con el sexo. No es de extrañar que estos creyentes en la nueva religión exclamaran: "Allí donde se encuentra el espíritu del Señor, está la libertad."
2065:3 194:3.15 Tanto la madre como un hermano de Jesús estaban presentes entre los ciento veinte creyentes, y como miembros de este grupo común de discípulos, recibieron también el espíritu derramado. No recibieron de este buen don una cantidad mayor que sus compañeros. No se concedió ningún don especial a los miembros de la familia terrenal de Jesús. Pentecostés marcó el final de los sacerdocios especiales y de toda creencia en las familias sagradas.
2065:4 194:3.16 Antes de Pentecostés, los apóstoles habían renunciado a muchas cosas por Jesús. Habían sacrificado sus hogares, sus familias, sus amigos, sus bienes terrenales y su posición social. En Pentecostés se entregaron a Dios, y el Padre y el Hijo respondieron entregándose a los hombres —enviando a sus espíritus para que vivieran en los hombres. Esta experiencia de perder el yo y de encontrar el espíritu no fue una experiencia emocional; fue un acto de autoentrega inteligente y de consagración sin reservas.
2065:5 194:3.17 Pentecostés fue el llamamiento a la unidad espiritual entre los creyentes en el evangelio. Cuando el espíritu descendió sobre los discípulos en Jerusalén, lo mismo sucedió en Filadelfia, en Alejandría y en todos los demás lugares donde vivían los creyentes sinceros. Fue literalmente cierto que "había un solo corazón y una sola alma entre la multitud de creyentes". La religión de Jesús es la influencia unificadora más poderosa que el mundo ha conocido jamás.2065:6 194:3.18 Pentecostés estaba destinado a disminuir la presunción de las personas, los grupos, las naciones y las razas. La tensión de este espíritu de presunción es la que se acrecienta tanto que periódicamente se desata en guerras destructivas. La humanidad sólo puede unificarse mediante el acercamiento espiritual, y el Espíritu de la Verdad es una influencia mundial común para todos.
2065:7 194:3.19 La llegada del Espíritu de la Verdad purifica el corazón humano y conduce a la persona que lo recibe a formular un proyecto de vida dedicado a la voluntad de Dios y al bienestar de los hombres. El espíritu de egoísmo material ha sido absorbido en esta nueva donación espiritual de altruismo. Pentecostés, en aquel entonces como ahora, significa que el Jesús histórico se ha convertido en el Hijo divino de la experiencia viviente. Cuando la alegría de este espíritu derramado se experimenta conscientemente en la vida humana, es un tónico para la salud, un estímulo para la mente y una energía inagotable para el alma.2065:8 194:3.20 La oración no hizo venir al espíritu el día de Pentecostés, pero contribuyó mucho a determinar la capacidad receptiva que caracterizó a los creyentes individuales. La oración no incita al corazón divino a donarse generosamente, pero muy a menudo cava unos canales más amplios y más profundos por los cuales los dones divinos pueden fluir hasta el corazón y el alma de aquellos que se acuerdan de mantener así, mediante la oración sincera y la verdadera adoración, una comunión ininterrumpida con su Hacedor.