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Índice de este estudio
El desarrollo
de la fe y la ciudadanía
cósmica
La
fe, el amor, y la acción
La
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La fe, el amor y la acción
La preocupación
por la fe es idéntica al deseo de amar; la unión con la cual uno pertenece
y con la cual uno se siente separado. Podríamos incluso preguntarnos si,
"¿Existe esa cosa llamada amor sin fe?". Evidentemente, existe el amor sin
la aceptación de doctrinas; la fe como conjunto de doctrinas aceptadas y defendidas
no produce actos de amor. Pero la fe como el estado de estar fundamentalmente
preocupados, involucra el amor, el deseo y ansiedad hacia la unión con lo
que nos sentimos separados. Mientras más amor haya presente, más fe ha conquistado
sus posibilidades diabólicas e idólatras. Una fe idólatra que otorga suma
importancia a una preocupación preliminar está en contra del resto de las
preocupaciones preliminares y excluye relaciones de amor entre los representantes
de diferentes convicciones. El fanático no puede amar al que está en contra
de su fanatismo. La fe idólatra debe reprimir las incertidumbres que caracterizan
la prominencia de algo parcial a un nivel de suma importancia.
Por último, debemos
entender que la fe como un estado de estar sumamente preocupados tiende la
mano hacia el mundo exterior en forma de acción. Esta es la fe que intenta
transformar y unir a Dios todo lo que está o parece separado de él.
"Si me amas, Pedro, apacienta
mis corderos. No descuides ayudar a los débiles, a los pobres y a los jóvenes.
Predica el evangelio sin temor ni favor; recuerda siempre que Dios no hace
acepción de personas. Sirve a tus semejantes como yo te he servido; perdona
a tus compañeros mortales como yo te he perdonado. Que la experiencia te
enseñe el valor de la meditación y el poder de la reflexión inteligente."
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"Si algo se ha vuelto una religión
en vuestra experiencia, es evidente que ya sois evangelistas activos de
esa religión, puesto que considerais al concepto supremo de vuestra religión
como digno del culto de toda la humanidad, de todas las inteligencias del
universo. Si no sois evangelistas positivos y misioneros de vuestra religión,
os engañais a vosotros mismos, puesto que lo que llamais religión es tan
sólo una creencia tradicional o un mero sistema de filosofía intelectual.
Si vuestra religión es una experiencia espiritual, el objeto de vuestra
adoración debe ser la realidad espiritual universal y el ideal de todos
vuestros conceptos espiritualizados. Todas las religiones que se basan en
el miedo, la emoción, la tradición y la filosofía, las denomino religiones
intelectuales, mientras que las que se basan en la verdadera experiencia
espiritual, las denominaría religiones verdaderas. El objeto de la devoción
religiosa puede ser material o espiritual, verdadero o falso, real o irreal,
humano o divino. Las religiones, por consiguiente, pueden ser buenas o malas."
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