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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 3

Los ATRIBUTOS DE DIOS

 

4. EL CARÁCTER ILIMITADO DE DIOS

49:5  3:4.1 El hecho de que Dios se done sucesivamente a los universos a medida que surgen a la existencia, no disminuye en absoluto el potencial de poder ni la reserva de sabiduría que continúan residiendo y reposando en la personalidad central de la Deidad. El potencial de fuerza, de sabiduría y de amor que posee el Padre nunca ha disminuído en nada, ni tampoco se ha despojado de un atributo cualquiera de su gloriosa personalidad por haberse dado sin límites a los Hijos del Paraíso, a sus creaciones subordinadas, y a las múltiples criaturas de éstas.
49:6  3:4.2 Cada vez que se crea un nuevo universo hay que efectuar un nuevo ajuste de la gravedad. Pero aunque la creación continuara creciendo indefinidamente, eternamente, hasta la misma infinidad, de tal manera que la creación material no tuviera límites, incluso entonces se comprobaría que el poder de control y coordinación que reside en la Isla del Paraíso es suficiente y adecuado para dominar, controlar y coordinar ese universo infinito. Después de esta donación de fuerza y de poder ilimitados sobre un universo sin límites, el Infinito continuaría todavía sobrecargado con el mismo grado de fuerza y energía. El Absoluto Incalificado aún permanecería sin disminución. Dios continuaría poseyendo el mismo potencial infinito como si su fuerza, su energía y su poder nunca los hubiera empleado para dotar universos tras universos.
50:1  3:4.3 Lo mismo sucede con la sabiduría: el hecho de que la mente se distribuya tan generosamente a los pensadores de los mundos, no empobrece en lo más mínimo a la fuente central de la sabiduría divina. A medida que se multiplican los universos y aumenta el número de seres de los mundos hasta límites inimaginables, aunque la mente se confiera sin fin a estos seres de rango superior e inferior, la personalidad central de Dios aún seguirá conteniendo la misma mente eterna, infinita y omnisapiente.
50:2  3:4.4 El hecho de que envíe mensajeros espirituales procedentes de sí mismo para que habiten en los hombres y mujeres de vuestro mundo y de otros mundos, no disminuye en nada su capacidad para actuar como una personalidad espiritual, divina y todopoderosa; no existe ningún límite en cuanto a la cantidad o al número de Monitores espirituales que Dios puede y desea enviar. Este don de sí mismo a sus criaturas abre para los mortales, así divinamente dotados, unas posibilidades futuras ilimitadas, casi inconcebibles, de existencias progresivas y sucesivas. Esta generosa distribución de sí mismo en forma de estas entidades espirituales tutelares, no disminuye en nada la sabiduría y la perfección de la verdad y del conocimiento que reposan en la persona del Padre omnisciente, omnipotente y omnisapiente.

50:3  3:4.5 Para los mortales del tiempo hay un futuro, pero Dios vive en la eternidad. Aunque os hablo desde las cercanías del lugar mismo donde reside la Deidad, no puedo pretender hablar con una perfecta comprensión de la infinidad de muchos atributos divinos. Sólo la infinidad de mente puede comprender plenamente la infinidad de existencia y la eternidad de acción.

50:4  3:4.6 El hombre mortal no tiene ninguna posibilidad de conocer la infinitud del Padre celestial. La mente finita no puede concebir un hecho o una verdad absoluta semejante. Pero este mismo ser humano finito puede sentir realmente —experimentar literalmente— el impacto completo y sin disminución del AMOR infinito del Padre. Este amor se puede experimentar realmente, pero aunque la calidad de esta experiencia es ilimitada, su cantidad está estrictamente limitada por la capacidad de receptividad espiritual del ser humano, y por la aptitud asociada para corresponder al amor del Padre.
50:5  3:4.7 Apreciar de manera finita las cualidades infinitas está muy por encima de las aptitudes lógicamente limitadas de la criatura, a causa del hecho de que el hombre mortal está creado a imagen de Dios —un fragmento de la infinidad vive dentro de él. Así pués, si el hombre quiere acercarse a Dios tan cerca y tan afectuosamente como sea posible, tiene que hacerlo a través del amor, porque Dios es amor. La totalidad de esta relación única se convierte en una experiencia real en la sociología cósmica, la relación entre el Creador y la criatura —el afecto entre Padre e hijo.

 

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