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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 105

LA DEIDAD Y LA REALIDAD

 

3. Los SIETE ABSOLUTOS DE LA INFINIDAD

1155:5  105:3.1 Las siete relaciones primeras dentro del YO SOY se eternizan como los Siete Absolutos de la Infinidad. Describimos los orígenes de la realidad y la diferenciación de la infinidad mediante un relato secuencial, pero de hecho los siete Absolutos son eternos de manera incalificada y coordinada. La mente mortal quizás necesite concebir que han tenido un principio, pero este concepto debería estar siempre eclipsado por la comprensión de que los siete Absolutos no han tenido principio; son eternos, y como eternos que son, siempre han existido. Los siete Absolutos son las premisas de la realidad, y se han descrito en estos capítulos de la manera siguiente:

1155:6  105:3.2 1. La Fuente-Centro Primera. La Primera Persona de la Deidad y el arquetipo primero de lo que no es deidad, Dios, el Padre Universal, creador, controlador y sostén; el amor universal, el espíritu eterno y la energía infinita; el potencial de todos los potenciales y el origen de todos los actuales; la estabilidad de todo lo estático y el dinamismo de todos los cambios; el origen de los arquetipos y el Padre de las personas. Los siete Absolutos equivalen colectivamente a la infinidad, pero el mismo Padre Universal es de hecho infinito.

1155:7  105:3.3 2. La Fuente-Centro Segunda. La Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno y Original; las realidades absolutas con personalidad del YO SOY, y la base para la comprensión y la revelación del "YO SOY personalidad". Ninguna personalidad puede esperar alcanzar al Padre Universal si no es a través de su Hijo Eterno. La personalidad tampoco puede alcanzar los niveles de existencia espirituales sin la ayuda y la acción de este arquetipo absoluto para todas las personalidades. En la Fuente-Centro Segunda el espíritu es incalificado mientras que la personalidad es absoluta.

1156:1  105:3.4 3. El Paraíso como Fuente-Centro. Segundo arquetipo de lo que no es deidad, la Isla eterna del Paraíso; la base para la revelación y la realización del "YO SOY fuerza" y el fundamento para establecer el control gravitacional por todos los universos. El Paraíso es el absoluto de los arquetipos con respecto a toda la realidad actualizada, no espiritual, impersonal y no volitiva. Al igual que la energía espiritual está conectada al Padre Universal mediante la personalidad absoluta del Hijo-Madre, toda la energía cósmica está sometida al control gravitacional de la Fuente-Centro Primera a través del arquetipo absoluto de la Isla del Paraíso. El Paraíso no está en el espacio; el espacio existe en relación con el Paraíso, y la cronicidad del movimiento está determinada por su relación con el Paraíso. La Isla eterna está totalmente en reposo; todas las demás energías organizadas, o en vías de organizarse, están en eterno movimiento. La presencia del Absoluto Incalificado es la única que permanece inmóvil en todo el espacio, y el Incalificado está coordinado con el Paraíso. El Paraíso existe en el centro de convergencia del espacio, el Incalificado impregna el espacio y toda existencia relativa está situada dentro de este dominio.

1156:2  105:3.5 4. La Fuente-Centro Tercera. La Tercera Persona de la Deidad, el Actor Conjunto; el integrador infinito de las energías cósmicas del Paraíso y las energías espirituales del Hijo Eterno; el coordinador perfecto de los móviles de la voluntad y los mecanismos de la fuerza; el unificador de toda la realidad actual o en vías de actualizarse. El Espíritu Infinito revela la misericordia del Hijo Eterno a través de los servicios de sus múltiples hijos, y funciona al mismo tiempo como manipulador infinito, tejiendo para siempre el arquetipo del Paraíso en las energías del espacio. Este mismo Actor Conjunto, este Dios de Acción, es la expresión perfecta de los planes y designios ilimitados del Padre-Hijo, a la vez que funciona como origen de la mente y dispensador del intelecto a las criaturas de un cosmos inmenso.

1156:3  105:3.6 5. El Absoluto de la Deidad. Las posibilidades causales, potencialmente personales, de la realidad universal, la totalidad de todo el potencial de la Deidad. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa intencionalmente las realidades incalificadas, absolutas y no divinas. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa lo absoluto y hace absoluto lo restringido —es el iniciador del destino.

1156:4  105:3.7 6. El Absoluto Incalificado. Estático, reactivo y en reposo; la infinidad cósmica no revelada del YO SOY; la totalidad de la realidad no deificada y la finalidad de todo el potencial no personal. El espacio limita las funciones del Incalificado, pero la presencia del Incalificado es sin límites, infinita. Existe una periferia conceptual para el universo maestro, pero la presencia del Incalificado no tiene límites; ni siquiera la eternidad puede agotar la quietud infinita de este Absoluto no divino.

1156:5  105:3.8 7. El Absoluto Universal. Unificador de lo deificado y de lo no deificado; relaciona lo absoluto con lo relativo. El Absoluto Universal (al ser estático, potencial y asociativo) compensa la tensión entre lo que existe desde siempre y lo inacabado.

1156:6  105:3.9 Los Siete Absolutos de la Infinidad constituyen los comienzos de la realidad. Desde la perspectiva de la mente mortal, la Fuente-Centro Primera parece ser anterior a todos los absolutos. Pero aunque este postulado sea útil, está invalidado por la coexistencia en la eternidad del Hijo, del Espíritu, de los tres Absolutos y de la Isla del Paraíso.
1157:1  105:3.10 Es una verdad que los Absolutos son manifestaciones del YO SOY-Fuente-Centro Primera; es un hecho que estos Absolutos nunca han tenido un principio, sino que son los eternos coordinados de la Fuente-Centro Primera. Las relaciones entre Absolutos en la eternidad no siempre pueden exponerse sin que surjan paradojas en el lenguaje del tiempo y en los modelos conceptuales del espacio. Pero independientemente de cualquier confusión sobre el origen de los Siete Absolutos de la Infinidad, es a la vez un hecho y una verdad que toda la realidad está basada en sus existencias en la eternidad y en sus relaciones en la infinidad.

 

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