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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 112

LA SUPERVIVENCIA DE LA PERSONALIDAD

 

3. EL FENÓMENO DE LA MUERTE

1229:8  112:3.1 Los urantianos solamente reconocen, de manera general, un solo tipo de muerte, el cese físico de las energías vitales; pero en lo que respecta a la supervivencia de la personalidad, existen en realidad tres tipos de muerte:

1229:9  112:3.2 1. La muerte espiritual (del alma). Si el hombre mortal rechaza la supervivencia y la ha rechazado definitivamente; cuando ha sido declarado espiritualmente insolvente y morontialmente fallido según la opinión conjunta del Ajustador y del serafín sobreviviente; cuando este dictamen coordinado ha sido registrado en Uversa, y después que los Censores y sus asociados reflectivos han verificado estas conclusiones, los gobernantes de Orvontón ordenan la liberación inmediata del Monitor interior. Pero esta liberación del Ajustador no afecta de ninguna manera a los deberes del serafín personal o colectivo que se ocupa del individuo abandonado por el Ajustador. Este tipo de muerte tiene un significado definitivo, a pesar de la continuación temporal de las energías vivientes de los mecanismos físicos y mentales. Desde el punto de vista cósmico, el interesado ya está muerto. La continuación de su vida indica simplemente la persistencia de la fuerza material de las energías cósmicas.

1230:1  112:3.3 2. La muerte intelectual (de la mente). Cuando los circuitos vitales del ministerio ayudante superior se rompen a causa de las aberraciones del intelecto, o por la destrucción parcial del mecanismo cerebral, y si estas condiciones sobrepasan cierto punto crítico, volviéndose irreparables, el Ajustador interior es liberado inmediatamente y parte hacia Divinington. En los registros universales, se considera que una personalidad mortal ha encontrado la muerte cuando los circuitos mentales esenciales de la acción volitiva humana han sido destruidos. Y esto es también la muerte, independientemente de que el mecanismo viviente del cuerpo físico continúe funcionando. El cuerpo menos la mente volitiva ya no es humano, pero el alma de dicho individuo puede sobrevivir; todo depende de la elección anterior de su voluntad humana.

1230:2  112:3.4 3. La muerte física (del cuerpo y de la mente). Cuando la muerte alcanza a un ser humano, el Ajustador permanece en la ciudadela de la mente hasta que ésta deja de funcionar como mecanismo inteligente, más o menos hasta el momento en que las energías mensurables del cerebro detienen sus pulsaciones rítmicas vitales. Después de esta disolución, el Ajustador se despide de la mente en vías de desaparecer, con tan poca ceremonia como había entrado en ella años atrás, y se dirige a Divinington pasando por Uversa.

1230:3  112:3.5 Después de la muerte, el cuerpo material vuelve al mundo elemental del cual provenía, pero dos factores no materiales de la personalidad sobreviviente persisten: en primer lugar, el Ajustador del Pensamiento preexistente, con la transcripción de la memoria de la carrera mortal, se dirige a Divinington; en segundo lugar, el alma morontial inmortal del humano fallecido permanece bajo la custodia del guardián del destino. Estas fases y aspectos del alma, estas fórmulas de identidad anteriormente dinámicas y ahora estáticas, son esenciales para la repersonalización en los mundos morontiales; es la reunión del Ajustador y del alma lo que reconstituye la personalidad sobreviviente, lo que os vuelve conscientes en el momento del despertar morontial.
1230:4  112:3.6 Para los que no tienen guardianes seráficos personales, los custodios colectivos efectúan fiel y eficazmente el mismo servicio de salvaguardia de la identidad y de resurrección de la personalidad. Los serafines son indispensables para reconstituir la personalidad.
1230:5  112:3.7 En el momento de la muerte, el Ajustador del Pensamiento pierde temporalmente la personalidad, pero no la identidad, mientras que el sujeto humano pierde temporalmente la identidad, pero no la personalidad. En los mundos de las mansiones, ambos se reúnen en una manifestación eterna. Un Ajustador del Pensamiento que se ha ido no regresa jamás a la tierra como si fuera el ser donde residió anteriormente. La personalidad no se manifiesta nunca sin la voluntad humana; y un ser humano separado de su Ajustador después de la muerte jamás manifiesta una identidad activa, ni establece comunicación alguna con los seres que viven en la tierra. Estas almas separadas del Ajustador están total y absolutamente inconscientes durante el largo o corto sueño de la muerte. No puede producirse ningún tipo de manifestación de la personalidad, ni puede existir aptitud alguna para comunicarse con otras personalidades, hasta que se haya completado la supervivencia. A los que van a los mundos de las mansiones no se les permite enviar mensajes a sus seres queridos. En todos los universos existe la política de prohibir este tipo de comunicaciones mientras dura la dispensación en curso.

 


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