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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 112

LA SUPERVIVENCIA DE LA PERSONALIDAD

 

5. LA SUPERVIVENCIA DEL YO HUMANO

1232:2  112:5.1 El yo es una realidad cósmica, ya sea material, morontial o espiritual. La realidad del estado personal es un don del Padre Universal que actúa por sí mismo o a través de sus múltiples agentes universales. Decir que un ser es personal es reconocer la individualización relativa de ese ser dentro del organismo cósmico. El cosmos viviente es un conjunto casi infinito integrado de unidades reales, en el que todas están relativamente sujetas al destino del todo. Pero las unidades personales han sido dotadas de la facultad real de elegir entre aceptar o rechazar su destino.
1232:3  112:5.2 Lo que procede del Padre es como el Padre, eterno, y esto es tan cierto para la personalidad, que Dios otorga por su propio libre albedrío, como para el divino Ajustador del Pensamiento, un fragmento real de Dios. La personalidad del hombre es eterna, pero en cuanto a la identidad, es una realidad eterna condicionada. Debido a que ha aparecido en respuesta a la voluntad del Padre, la personalidad alcanzará su destino que es la Deidad, pero el hombre tiene que escoger si estará o no presente en el momento de llegar a ese destino. Si no se efectúa esa elección, la personalidad alcanzará directamente la Deidad experiencial, volviéndose una parte del Ser Supremo. El ciclo está preordenado, pero la participación del hombre en este ciclo es optativa, personal y experiencial.

1232:4  112:5.3 La identidad mortal es una condición transitoria de la vida temporal en el universo. Solamente es real en la medida en que la personalidad elige volverse un fenómeno contínuo del universo. He aquí la diferencia esencial entre el hombre y un sistema de energía: el sistema energético tiene que continuar, no tiene elección; pero el hombre es el que lo hace todo en la determinación de su propio destino. El Ajustador es verdaderamente el camino hacia el Paraíso, pero el hombre mismo es quien debe tomar ese camino por su propia decisión, por la elección de su libre albedrío.
1232:5  112:5.4 Los seres humanos sólo poseen la identidad en el sentido material. La mente material expresa estas cualidades del yo cuando funciona en el sistema energético del intelecto. Cuando se dice que el hombre tiene una identidad, se reconoce que posee un circuito mental que ha sido subordinado a las acciones y elecciones de la voluntad de la personalidad humana. Pero esta manifestación es material y puramente temporal, del mismo modo que el embrión humano es una etapa transitoria parásita de la vida humana. Desde una perspectiva cósmica, los seres humanos nacen, viven y mueren relativamente en un instante; no son duraderos. Pero por su propia elección, la personalidad mortal posee el poder de transferir su sede de identidad del sistema intelectual material pasajero al sistema más elevado del alma morontial que, en asociación con el Ajustador del Pensamiento, es creada como nuevo vehículo para la manifestación de la personalidad.
1233:1  112:5.5 Este mismo poder de elección, esta señal distintiva universal de las criaturas con libre albedrío, es lo que constituye la mayor oportunidad del hombre y su suprema responsabilidad cósmica. El destino eterno del futuro finalitario depende de la integridad de la volición humana. Para adquirir la personalidad eterna, el Ajustador divino depende de la sinceridad del libre albedrío del mortal. Para realizar un nuevo hijo ascendente, el Padre Universal depende de la fidelidad de la elección mortal. Para llevar a cabo la evolución experiencial, el Ser Supremo depende de la constancia y sabiduría de las acciones y decisiones humanas.

1233:2  112:5.6 Los círculos cósmicos del crecimiento de la personalidad han de ser alcanzados finalmente, pero puede suceder que los accidentes del tiempo y las dificultades de la existencia material os impidan dominar, sin que haya culpa por vuestra parte, estos niveles en vuestro planeta natal. Si vuestras intenciones y deseos tienen un valor de supervivencia, se emitirán unos decretos para prolongar vuestro período de prueba. Se os proporcionará tiempo adicional para demostrar lo que valéis.
1233:3  112:5.7 Si en algún momento hubiera dudas sobre la conveniencia de hacer avanzar una identidad humana a los mundos de las mansiones, los gobiernos del universo deciden invariablemente a favor del interés personal de ese individuo. Elevan sin titubeos ese alma al estado de ser transicional, mientras continúan sus observaciones sobre sus intenciones morontiales y sus propósitos espirituales emergentes. Así, la justicia divina está segura de cumplirse, y la misericordia divina encuentra una nueva oportunidad para extender su ministerio.
1233:4  112:5.8 Los gobiernos de Orvontón y Nebadon no pretenden alcanzar una perfección absoluta en el funcionamiento minucioso del plan universal de repersonalización de los mortales, pero sí pretenden manifestar paciencia, tolerancia, comprensión y una simpatía misericordiosa, y lo hacen realmente. Preferimos asumir el riesgo de una rebelión en un sistema antes que correr el riesgo de privar a un solo mortal, que lucha en cualquier mundo evolutivo, de la felicidad eterna de proseguir la carrera ascendente.
1233:5  112:5.9 Esto no significa que los seres humanos tengan que disfrutar de una segunda oportunidad después de haber rechazado la primera, de ninguna manera. Pero sí significa que todas las criaturas volitivas deben tener una verdadera oportunidad para hacer una elección indudable, plenamente consciente y definitiva. Los Jueces soberanos de los universos no privarán del estado de personalidad a ningún ser que no haya hecho su elección eterna de manera plena y definitiva. El alma del hombre debe recibir y recibirá una amplia y plena oportunidad para revelar su verdadera intención y su propósito real.
1233:6  112:5.10 Cuando los mortales más avanzados espiritual y cósmicamente mueren, se dirigen inmediatamente a los mundos de las mansiones. En general, esta disposición se lleva a cabo con aquellos que han tenido asignado un guardián seráfico personal. Otros mortales pueden ser detenidos hasta que se complete el juicio de sus asuntos, después de lo cual pueden dirigirse a los mundos de las mansiones, o ser asignados a las filas de los supervivientes dormidos que serán repersonalizados en masa al final de la dispensación planetaria en curso.

1233:7  112:5.11 Dos dificultades obstaculizan mis esfuerzos para explicar exactamente lo que le sucede al yo en la muerte, al yo sobreviviente que es distinto del Ajustador que se va. Una de ellas consiste en la imposibilidad de transmitir a vuestro nivel de comprensión una descripción adecuada de una transacción que tiene lugar en la frontera de los dominios físico y morontial. La otra se debe a las restricciones efectuadas por las autoridades celestiales que gobiernan Urantia sobre mi misión como revelador de la verdad. Existen muchos detalles interesantes que se podrían presentar, pero los omito por consejo de vuestros supervisores planetarios inmediatos. Sin embargo, dentro de los límites de mis atribuciones puedo exponer lo siguiente:
1234:1  112:5.12 Hay un elemento real, un producto de la evolución humana, algo adicional al Monitor de Misterio, que sobrevive a la muerte. Esta entidad recién aparecida es el alma, y sobrevive a la muerte de vuestro cuerpo físico y de vuestra mente material. Esta entidad es el hijo conjunto de la vida y de los esfuerzos combinados del yo humano en unión con el yo divino, el Ajustador. Este hijo de ascendencia humana y divina constituye el elemento sobreviviente de origen terrestre; es el yo morontial, el alma inmortal.
1234:2  112:5.13 Este hijo, cuyo significado persiste y cuyo valor sobrevive, está totalmente inconsciente durante el período que transcurre entre la muerte y la repersonalización, y permanece bajo la custodia del guardián seráfico del destino durante todo este período de espera. Después de la muerte, no actuaréis como un ser consciente hasta que hayáis conseguido la nueva conciencia morontial en los mundos de las mansiones de Satania.
1234:3  112:5.14 En el momento de la muerte, la identidad funcional asociada con la personalidad humana se interrumpe por el cese del movimiento vital. Aunque la personalidad humana trasciende sus partes constituyentes, depende de ellas para su identidad funcional. La interrupción de la vida destruye los arquetipos cerebrales físicos necesarios para la dotación mental, y la destrucción de la mente pone fin a la conciencia mortal. Después de esto, la conciencia de la criatura no puede volver a aparecer hasta que se haya preparado una situación cósmica que permita a esta misma personalidad humana funcionar de nuevo en relación con la energía viviente.

1234:4  112:5.15 Durante el tránsito de los mortales sobrevivientes entre su mundo de origen y los mundos de las mansiones, ya sea que experimenten la reconstitución de su personalidad en el tercer período o que asciendan en el momento de una resurrección colectiva, el registro de la constitución de la personalidad es preservado fielmente por los arcángeles en sus mundos de actividades especiales. Estos seres no son los custodios de la personalidad (como los serafines guardianes conservan el alma), pero no es menos cierto que todo factor identificable de la personalidad está salvaguardado eficazmente por estos fieles depositarios de la supervivencia mortal. En cuanto a la ubicación exacta de la personalidad mortal durante el período intermedio entre la muerte y la supervivencia, no lo sabemos.

1234:5  112:5.16 La situación que hace posible la repersonalización se produce en las salas de resurrección de los planetas receptores morontiales del universo local. Aquí, en las cámaras de recomposición de la vida, las autoridades supervisoras proveen esa combinación de energía universal —morontial, mental y espiritual— que permite restituir la conciencia al sobreviviente dormido. La reunión de las partes constituyentes de una personalidad, en otro tiempo material, comprende:

1234:6  112:5.17 1. La fabricación de una forma apropiada, de un arquetipo morontial de energía, con la cual el nuevo sobreviviente pueda establecer contacto con la realidad no espiritual, y dentro de la cual la variante morontial de la mente cósmica pueda conectarse con sus circuitos.

1234:7  112:5.18 2. El retorno del Ajustador a la criatura morontial que espera. El Ajustador es el custodio eterno de vuestra identidad ascendente. Vuestro Monitor representa la seguridad absoluta de que sois vosotros mismos, y no otro, quienes ocuparéis la forma morontial creada para el despertar de vuestra personalidad. Y el Ajustador estará presente en la reconstitución de vuestra personalidad para retomar el papel de guía paradisíaco de vuestro yo sobreviviente.

1235:1  112:5.19 3. Cuando se han reunido estos requisitos previos para la repersonalización, el custodio seráfico de las potencialidades del alma inmortal dormida, con la asistencia de numerosas personalidades cósmicas, confiere esta entidad morontial a la forma corporal y mental morontial que está esperando; al mismo tiempo, encomienda este hijo evolutivo del Supremo a la asociación eterna con el Ajustador que espera. Y esto completa la repersonalización, la reconstitución de la memoria, del discernimiento y de la conciencia —la identidad.

1235:2  112:5.20 El hecho de la repersonalización consiste en la toma de posesión, por parte del yo humano que despierta, de la fase morontial de la mente cósmica, recién segregada y conectada con los circuitos. El fenómeno de la personalidad depende de la persistencia de la identidad de reacción del yo al entorno universal; y ésta sólo puede realizarse por intermedio de la mente. La individualidad persiste a pesar de un cambio contínuo en todos los factores que componen el yo; en la vida física el cambio es gradual; en el momento de la muerte y de la repersonalización, el cambio es repentino. La verdadera realidad de toda individualidad (personalidad) es capaz de reaccionar adecuadamente a las condiciones del universo gracias a los cambios incesantes de sus partes constituyentes; el estancamiento acaba inevitablemente en la muerte. La vida humana es un cambio perpétuo de los factores de la vida, unificados por la estabilidad de la personalidad invariable.
1235:3  112:5.21 Cuando os despertéis así en los mundos de las mansiones de Jerusem, estaréis tan cambiados, vuestra transformación espiritual será tan grande que, si no fuera por vuestro Ajustador del Pensamiento y el guardián del destino, que conectarán tan plenamente vuestra nueva vida en los nuevos mundos con vuestra antigua vida en el primer mundo, al principio tendríais dificultades para relacionar vuestra nueva conciencia morontial con la memoria recobrada de vuestra identidad anterior. A pesar de la continuidad del yo personal, una gran parte de la vida mortal parecerá al principio un vago sueño confuso. No obstante, el tiempo clarificará muchos recuerdos asociados con vuestra vida mortal.
1235:4  112:5.22 El Ajustador del Pensamiento sólo os recordará y repetirá los recuerdos y experiencias que forman parte esencial de vuestra carrera universal. Si el Ajustador ha participado como asociado en la evolución de alguna cosa en la mente humana, estas experiencias valiosas sobrevivirán en la conciencia eterna del Ajustador. Pero una gran parte de vuestra vida pasada y de sus recuerdos, que no han tenido significado espiritual ni valor morontial, perecerá con el cerebro material. Muchas experiencias materiales desaparecerán como antiguos andamios que os sirvieron de puente para pasar al nivel morontial, pero que ya no tienen utilidad en el universo. Pero la personalidad y las relaciones entre personalidades nunca son andamios; la memoria mortal de las relaciones entre personalidades tiene un valor cósmico y persistirá. En los mundos de las mansiones, no solamente conoceréis y seréis conocidos por aquellos que fueron vuestros asociados en la corta pero misteriosa vida en Urantia, sino que los recordaréis y se acordarán de vosotros.

 


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