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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 128

Los PRIMEROS AÑOS DE LA VIDA ADULTA DE JESÚS

 

1. EL VIGÉSIMO PRIMER AÑO (AÑO 15 d. de J.C.)

1407:6  128:1.1 Al llegar a la edad adulta, Jesús emprendió seriamente y con plena conciencia de sí mismo la tarea de completar la experiencia de conocer a fondo la vida de las formas más humildes de sus criaturas inteligentes; así adquiriría el derecho definitivo y completo a gobernar de manera incondicional el universo que él mismo había creado. Emprendió esta inmensa tarea con una conciencia total de su doble naturaleza. Pero ya había combinado eficazmente estas dos naturalezas en una sola —la de Jesús de Nazaret.
1407:7  128:1.2 Josué ben José sabía muy bien que era un hombre, un hombre mortal, nacido de una mujer. Esto queda demostrado en la elección de su primera denominación, el Hijo del Hombre. Compartió realmente la naturaleza de carne y sangre, e incluso ahora que preside con autoridad soberana los destinos de un universo, conserva todavía entre sus numerosos títulos bien ganados el de Hijo del Hombre. Es literalmente cierto que el Verbo creador —el Hijo Creador— del Padre Universal "se hizo carne y habitó en Urantia como un hombre del mundo". Trabajaba, se cansaba, descansaba y dormía. Tuvo hambre y sació su apetito con alimentos; tuvo sed y apagó su sed con agua. Experimentó toda la gama de sentimientos y emociones humanas; fue "probado en todas las cosas de la misma manera que vosotros", sufrió y murió.
1407:8  128:1.3 Obtuvo conocimientos, adquirió experiencia y combinó ambas cosas en sabiduría, como lo hacen otros mortales del mundo. Hasta después de su bautismo no utilizó ningún poder sobrenatural. No empleó ninguna influencia que no formara parte de su dotación humana como hijo de José y de María.
1408:1  128:1.4 En cuanto a los atributos de su existencia prehumana, se despojó de ellos. Antes de empezar su trabajo público, se impuso a sí mismo conocer a los hombres y a los acontecimientos exclusivamente por medios humanos. Era un verdadero hombre entre los hombres.

1408:2  128:1.5 Es una verdad eterna y gloriosa que: "Tenemos un alto gobernante que puede conmoverse con el sentimiento de nuestras debilidades. Tenemos un Soberano que fue, en todos los aspectos, probado y tentado como nosotros, pero sin pecar". Y puesto que él mismo sufrió, habiendo sido probado y tentado, es perfectamente capaz de comprender y ayudar a los que se encuentran confundidos y afligidos.

1408:3  128:1.6 El carpintero de Nazaret comprendía ahora plenamente el trabajo que le esperaba, pero escogió dejar que su vida humana continuara su curso natural. En algunas de estas cuestiones es realmente un ejemplo para sus criaturas mortales, pues como está escrito: "Tened en vosotros la mente que estaba también en Cristo Jesús, el cual, siendo de la naturaleza de Dios, no consideraba extraño ser igual a Dios. Sin embargo, se dio poca importancia, y tomando la forma de una criatura, nació en la similitud de los hombres. Habiendo sido modelado así como un hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, incluso a la muerte en la cruz".
1408:4  128:1.7 Vivió su vida mortal exactamente como todos los miembros de la familia humana pueden vivir la suya, como "aquel que en los días de su encarnación elevaba con tanta frecuencia oraciones y súplicas, incluso con una gran emoción y lágrimas, a Aquel que es capaz de salvar de todo mal, y sus oraciones fueron eficaces porque creía". Por este motivo era necesario que se volviera en todos los aspectos semejante a sus hermanos, para poder llegar a ser un soberano misericordioso y comprensivo para ellos.
1408:5  128:1.8 Nunca dudó de su naturaleza humana; era evidente por sí misma y siempre estaba presente en su conciencia. En cuanto a su naturaleza divina, siempre había lugar para las dudas y las conjeturas; al menos fue así hasta el acontecimiento que se produjo en su bautismo. La autoconciencia de su divinidad fue una lenta revelación, y desde el punto de vista humano, una revelación evolutiva natural. Esta revelación y esta autoconciencia de su divinidad empezaron en Jerusalén con el primer acontecimiento sobrenatural de su existencia humana, cuando aún no tenía trece años. La experiencia de realizar esta autoconciencia de su naturaleza divina se completó en el momento de la segunda experiencia sobrenatural de su encarnación; este episodio se produjo cuando Juan lo bautizó en el Jordán, acontecimiento que marcó el principio de su carrera pública de servicio y de enseñanza.
1408:6  128:1.9 Entre estas dos visitas celestiales, una a los trece años y la otra en su bautismo, no ocurrió nada sobrenatural ni sobrehumano en la vida de este Hijo Creador encarnado. A pesar de esto, el niño de Belén, el muchacho, el joven y el hombre de Nazaret, eran en realidad el Creador encarnado de un universo; pero en el transcurso de su vida humana hasta el día en que Juan lo bautizó, ni una sola vez utilizó para nada este poder, ni siguió las directrices de personalidades celestiales, exceptuando las de su serafín guardián. Nosotros que atestiguamos esto sabemos lo que decimos.
1408:7  128:1.10 Sin embargo, durante todos estos años de su vida en la carne, era realmente divino. Era en efecto un Hijo Creador del Padre del Paraíso. Una vez que emprendió su carrera pública, después de completar técnicamente su experiencia puramente mortal para adquirir la soberanía, no dudó en admitir públicamente que era el Hijo de Dios. No dudó en declarar: "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último." Años más tarde, no protestó cuando le llamaron Señor de la Gloria, Gobernante de un Universo, el Señor Dios de toda la creación, el Santo de Israel, el Señor de todo, nuestro Señor y nuestro Dios, Dios con nosotros, el que tiene un nombre por encima de todos los nombres y en todos los mundos, la Omnipotencia de un universo, la Mente Universal de esta creación, el Único en el que están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, la plenitud de Aquel que llena todas las cosas, el Verbo eterno del Dios eterno, Aquel que era antes de todas las cosas y en quien todas las cosas consisten, el Creador de los cielos y de la tierra, el Sostén de un universo, el Juez de toda la tierra, el Dador de la vida eterna, el Verdadero Pastor, el Libertador de los mundos y el que Dirige nuestra salvación.

1409:1  128:1.11 Nunca puso objeción a ninguno de estos títulos cuando les fueron aplicados, después de emerger de su vida puramente humana para entrar en los años siguientes en los que tenía conciencia del ministerio de la divinidad en la humanidad, por la humanidad y para la humanidad, en este mundo y para todos los otros mundos. Jesús sólo puso objeción a un título que le aplicaron: cuando una vez le llamaron Manuel, simplemente replicó: "No soy yo, es mi hermano mayor".
1409:2  128:1.12 Siempre, e incluso después de emerger a una vida más amplia en la tierra, Jesús permaneció humildemente sometido a la voluntad del Padre que está en los cielos.
1409:3  128:1.13 Después de su bautismo, no tuvo inconveniente en permitir que los que creían sinceramente en él y sus seguidores agradecidos lo adoraran. Incluso cuando luchaba contra la pobreza y trabajaba con sus manos para proporcionar las necesidades básicas a su familia, su conciencia de ser un Hijo de Dios iba en aumento; sabía que era el autor de los cielos y de esta misma tierra en la que ahora estaba viviendo su existencia humana. Y las huestes de seres celestiales de todo el enorme universo que lo observaba sabían igualmente que este hombre de Nazaret era su amado Soberano y su padre-Creador. Durante todos estos años, el universo de Nebadon permaneció en una profunda expectativa; todas las miradas celestiales estaban clavadas contínuamente en Urantia —en Palestina.

1409:4  128:1.14 Este año, Jesús se desplazó con José a Jerusalén para celebrar la Pascua. Como ya había llevado a Santiago al templo para la consagración, pensaba que tenía el deber de llevar a José. Jesús nunca mostró el menor grado de predilección en el trato con su familia. Fue con José a Jerusalén por la ruta habitual del valle del Jordán, pero regresó a Nazaret por el camino que pasaba por Amatus, al este del Jordán. Al bajar por el Jordán, Jesús le contó a José la historia de los judíos, y en el viaje de vuelta, le habló de las experiencias de las famosas tribus de Rubén, Gad y Gilead que tradicionalmente habían vivido en estas regiones al este del río.
1409:5  128:1.15 José hizo muchas preguntas capitales a Jesús en relación con la misión de su vida, pero a la mayoría de ellas, Jesús se limitó a responder: "Mi hora aún no ha llegado". Sin embargo, en el transcurso de estas discusiones, Jesús dejó caer muchas palabras que José recordó durante los excitantes acontecimientos de los años siguientes. Jesús pasó esta Pascua, acompañado de José, con sus tres amigos en Betania, como tenía la costumbre de hacer cuando estaba en Jerusalén asistiendo a estas fiestas conmemorativas.

 


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