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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 133

EL REGRESO DE ROMA

 

6. EN ÉFESO —DISCURSO SOBRE EL ALMA

1477:8  133:6.1 Al partir de Atenas, los viajeros fueron por el camino de Tróades hasta Éfeso, la capital de la provincia romana de Asia. Efectuaron muchas visitas al célebre templo de Artemisa de los Efesios, a unos tres kilómetros de la ciudad. Artemisa era la diosa más famosa de toda Asia Menor y una perpetuación de la diosa madre aún más antigua de la Anatolia de épocas anteriores. Se decía que el tosco ídolo que se exhibía en el enorme templo dedicado a su culto había caído del cielo. A Ganid se le había enseñado muy pronto a respetar las imágenes como símbolos de la divinidad; no toda esta educación había sido erradicada, y pensó que lo mejor sería comprar un pequeño relicario de plata en honor de esta diosa de la fertilidad de Asia Menor. Aquella noche hablaron largo y tendido sobre la adoración de los objetos hechos con las manos humanas.
1478:1  133:6.2 Durante el tercer día de su estancia, caminaron río abajo para observar el dragado del puerto en su desembocadura. A mediodía conversaron con un joven fenicio muy desanimado y con nostalgia de su país, pero que sobre todo sentía envidia de un joven a quien habían ascendido por encima de él. Jesús le dirigió palabras de aliento y citó el antiguo proverbio hebreo: "El talento de un hombre es el que le asegura una posición y le lleva ante los grandes hombres".
1478:2  133:6.3 De todas las grandes ciudades que visitaron en este viaje por el Mediterráneo, fue aquí donde menos pudieron hacer a favor del trabajo posterior de los misioneros cristianos. El cristianismo se estableció inicialmente en Éfeso gracias, en gran medida, a los esfuerzos de Pablo, que residió aquí más de dos años, fabricando tiendas para ganarse la vida y dando conferencias cada noche sobre religión y filosofía en el salón principal de la escuela de Tirano.
1478:3  133:6.4 Había un pensador progresista que tenía relación con esta escuela local de filosofía, y Jesús tuvo varias reuniones provechosas con él. En el transcurso de estas conversaciones, Jesús utilizó repetidas veces la palabra "alma". Este griego erudito acabó por preguntarle qué entendía él por "alma", y Jesús respondió:

1478:4  133:6.5 "El alma es la parte del hombre que refleja su yo, discierne la verdad y percibe el espíritu, y que eleva para siempre al ser humano por encima del nivel del mundo animal. La conciencia de sí, en sí misma y por sí misma, no es el alma. La autoconciencia moral es la verdadera autorrealización humana y constituye el fundamento del alma humana. El alma es esa parte del hombre que representa el valor potencial de supervivencia de la experiencia humana. La elección moral y la consecución espiritual, la capacidad para conocer a Dios y el impulso de ser semejante a él, son las características del alma. El alma del hombre no puede existir sin pensamiento moral y sin actividad espiritual. Un alma estancada es un alma moribunda. Pero el alma del hombre es distinta al espíritu divino que reside dentro de la mente. El espíritu divino llega al mismo tiempo que la mente humana efectúa su primera actividad moral, y en esa ocasión es cuando nace el alma.
1478:5  133:6.6 "La salvación o la pérdida de un alma dependen de que la conciencia moral alcance o no el estado de supervivencia mediante una alianza eterna con el espíritu inmortal asociado que le ha sido dado. La salvación es la espiritualización de la autorrealización de la conciencia moral, que adquiere de este modo un valor de supervivencia. Todos los tipos de conflictos del alma consisten en la falta de armonía entre la conciencia de sí moral o espiritual, y la conciencia de sí puramente intelectual.
1478:6  133:6.7 "Cuando el alma humana está madura, ennoblecida y espiritualizada, se acerca al estado celestial en el sentido de que casi llega a ser una entidad intermedia entre lo material y lo espiritual, entre el yo material y el espíritu divino. El alma evolutiva de un ser humano es difícil de describir y aun más difícil de demostrar, porque no puede ser descubierta por el método de la investigación material ni por el de la prueba espiritual. La ciencia material no puede demostrar la existencia de un alma, y la prueba puramente espiritual tampoco. A pesar de que la ciencia material y los criterios espirituales no pueden descubrir la existencia del alma humana, todo mortal moralmente consciente conoce la existencia de su alma como una experiencia personal real y efectiva".

 


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