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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 134

Los AÑOS DE TRANSICIÓN

 

4. LA SOBERANÍA —DIVINA Y HUMANA

1486:4  134:4.1 La fraternidad de los hombres está basada en la paternidad de Dios. La familia de Dios tiene su origen en el amor de Dios —Dios es amor. Dios Padre ama divinamente a sus hijos, a todos ellos.
1486:5  134:4.2 El reino de los cielos, el gobierno divino, está basado en el hecho de la soberanía divina —Dios es espíritu. Puesto que Dios es espíritu, este reino es espiritual. El reino de los cielos no es material ni simplemente intelectual; es una relación espiritual entre Dios y el hombre.
1486:6  134:4.3 Si las diferentes religiones reconocen la soberanía espiritual de Dios Padre, entonces todas esas religiones permanecerán en paz. Sólo cuando una religión pretende ser de alguna manera superior a todas las demás, y poseer una autoridad exclusiva sobre las otras religiones, dicha religión se atreverá a ser intolerante con las demás religiones o tendrá la osadía de perseguir a otros creyentes religiosos.
1487:1  134:4.4 La paz religiosa —la fraternidad— nunca puede existir a menos que todas las religiones estén dispuestas a despojarse por completo de toda autoridad eclesiástica, y a abandonar plenamente todo concepto de soberanía espiritual. Sólo Dios es el soberano espiritual.
1487:2  134:4.5 No podéis conseguir la igualdad entre las religiones (la libertad religiosa) sin guerras religiosas, a menos que todas las religiones estén dispuestas a transferir toda la soberanía religiosa a un nivel sobrehumano, a Dios mismo.
1487:3  134:4.6 El reino de los cielos en el corazón de los hombres creará la unidad religiosa (no necesariamente la uniformidad) porque todos y cada uno de los grupos religiosos, compuestos por tales creyentes religiosos, estarán libres de toda noción de autoridad eclesiástica —de soberanía religiosa.
1487:4  134:4.7 Dios es espíritu, y Dios confiere un fragmento de su ser espiritual para que resida en el corazón del hombre. Espiritualmente, todos los hombres son iguales. El reino de los cielos está desprovisto de castas, de clases, de niveles sociales y de grupos económicos. Todos vosotros sois hermanos.
1487:5  134:4.8 Pero en cuanto perdáis de vista la soberanía espiritual de Dios Padre, alguna religión empezará a afirmar su superioridad sobre las otras religiones. Entonces, en lugar de paz en la tierra y de buena voluntad entre los hombres, empezarán las disensiones, las recriminaciones e incluso las guerras religiosas, o al menos las guerras entre los practicantes de la religión.
1487:6  134:4.9 Los seres dotados de libre albedrío que se consideran como iguales, a menos que reconozcan mútuamente estar sometidos a alguna soberanía superior, a alguna autoridad que esté por encima de ellos, tarde o temprano se sienten tentados a probar su capacidad para conseguir poder y autoridad sobre otras personas y grupos. El concepto de igualdad no aporta nunca la paz, excepto cuando se reconoce mútuamente una influencia supercontroladora de soberanía superior.
1487:7  134:4.10 Los hombres religiosos de Urmia vivían juntos en una paz y tranquilidad relativas porque habían renunciado plenamente a todas sus nociones de soberanía religiosa. Espiritualmente, todos creían en un Dios soberano; socialmente, la autoridad plena e indiscutible residía en su presidente Cimboitón. Todos sabían muy bien lo que le sucedería a cualquier educador que se atreviera a dominar a sus colegas. Ninguna paz religiosa duradera puede existir en Urantia hasta que todos los grupos religiosos renuncien libremente a todas sus nociones de favor divino, de pueblo elegido y de soberanía religiosa. Sólo cuando Dios Padre se vuelva supremo, los hombres se volverán hermanos en religión y vivirán juntos en la tierra en la paz religiosa.

 

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